La segunda ronda de los juicios al procés arranca este lunes. En el banquillo de la Audiencia Nacional se sentará el major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, un secundario muy protagonista del otoño soberanista de 2017. Conocidos los argumentos de defensa del major desde su eléctrica declaración como testigo en el juicio del procés en el Tribunal Supremo, la principal incógnita de este juicio es si la Fiscalía rebaja de rebelión a sedición la acusación contra Trapero y sus dos exresponsables políticos en la conselleria de Interior, Cèsar Puig y Pere Soler.
De momento el Ministerio Público pide para los tres once años de cárcel por rebelión, y sí acusa por sedición a la intendente Teresa Laplana, la última integrante del banquillo, para quien reclama cuatro años de prisión. Pero la posibilidad de rebajar la acusación ya fue avanzada por la exfiscal general del Estado María José Segarra tras conocer la sentencia del Supremo, que condenó por sedición y no por rebelión a los líderes del procés.
La separación en varios juzgados –artificial y contraria a derecho, según algunas defensas del procés– de las distintas causas derivadas del proceso independentista ha llevado a que el operativo de los Mossos el 1-O y el 20-S en la conselleria de Economía por el que se juzga a Trapero en la Audiencia Nacional ya haya formado parte del juicio a los exconsellers en el Supremo. En otras palabras, la teórica última instancia judicial ya se ha pronunciado en parte sobre los hechos que se juzgarán a partir de este lunes.
La sentencia del Supremo fue un arma de doble filo para el major. Le salvó en la práctica de la rebelión, ya que la Fiscalía le considera un subordinado de los políticos y al no apreciar el Supremo este delito para los exconsellers no se le podría condenar a él por rebelión. Pero el Alto Tribunal no despejó totalmente el futuro penal del major al censurar con contundencia su papel en el 1-O. Trapero, pese a ser entonces solo testigo en vez de acusado, no salió precisamente bien parado de la sentencia del procés.
El tribunal presidido por Manuel Marchena concluyó que el exconseller de Interior Joaquim Forn “aceptó los criterios expuestos” por Trapero que fijaron como prioridad en la intervención de los Mossos el 1-O la preservación de la convivencia ciudadana, algo que para el Alto Tribunal supuso atribuir un “sentido interesado” a la orden de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). La jueza Mercedes Armas ordenó a los tres cuerpos policiales impedir el referéndum “sin afectar la normal convivencia ciudadana”.
La estrategia diseñada por Trapero y Forn, abundó el Supremo, se usó para “aparentar” que el “principio de proporcionalidad obligaba a no utilizar la fuerza para cumplir la decisión judicial”. Fruto de esa complicidad entre Forn y Trapero –que el major negó en el Supremo y negará en la Audiencia Nacional–, el Supremo sentenció que en algunos colegios hubo “episodios de auténtica complicidad” y “casi connivencia” entre agentes de la policía catalana llamados a impedir la votación y los ciudadanos apostados en los centros de votación.
Pese a los esfuerzos de Trapero en su declaración como testigo, el Supremo descartó su tesis de que los Mossos actuaron en todo momento para cumplir la orden del TSJC para incautarse de urnas y papeletas. El tribunal sí creyó al major en otro aspecto clave: las advertencias que la cúpula de los Mossos lanzó a Puigdemont, Forn y Junqueras sobre el riesgo de disturbios el 1-O. No se pronunció sobre otra de las bombas que soltó Trapero: el plan para detener al Govern de Puigdemont en caso de que se lo ordenara la Justicia, del que se espera que dé más detalles en el juicio.
Testigos y el duelo con Pérez de los Cobos
Ante el tribunal formado por los magistrados conservadores Francisco Javier Vieira y Concepción Espejel –apartada de las causas de Gürtel por su cercanía al PP– y el progresista Ramón Sáez desfilarán 104 testigos, la mayoría de ellos uniformados que reafirmarán los argumentos expuestos en el Supremo: guardias civiles y policías nacionales darán munición a las tesis fiscales sobre el supuesto alineamiento de los Mossos con el Govern, mientras que la antigua cúpula de la policía catalana volverá a acudir al rescate del major, como hiciera ante el Alto Tribunal, y defenderá los dispositivos del 20-S en la conselleria de Economía y el 1-O.
Según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, entre septiembre y octubre de 2017 Trapero y el resto de acusados “constituyeron una pieza clave para impedir o dificultar gravemente el cumplimiento de las órdenes emanadas por los Tribunales de Justicia con la finalidad de llevar a cabo el plan secesionista”. Los Mossos, a criterio de los fiscales Pedro Rubira y Miguel Ángel Carballo, fueron “imprescindible para proteger las acciones dirigidas a la celebración del referéndum, dedicándose a funciones impropias de un cuerpo policial como la realización de seguimientos a otros cuerpos policiales, entorpecer su labor y en algunos casos, incluso, oponerse físicamente”.
El testigo más importante para sustentar las tesis fiscales será el coordinador del dispositivo para impedir el 1-O, el coronel de la Guardia Civil y exalto cargo de Interior Diego Pérez de los Cobos, quien llegó a calificar el dispositivo de los Mossos el día del referéndum de “estafa”. Es la némesis del major. Ambos chocaron irremediablemente en septiembre de 2017, y sus discrepancias todavía resonaban en sus declaraciones en el Supremo. El duelo en la Audiencia Nacional será el definitivo.
También testificarán políticos, como Oriol Junqueras, Joaquim Forn y Jordi Sànchez –presos en Lledoners– o Artur Mas. Y se volverá a escuchar el relato de la letrada de administración de justicia del juzgado de instrucción 13 de Barcelona, Montserrat del Toro, sobre el registro del 20-S en Economía.
En el apartado de testigos que pueden ser la sorpresa del juicio destaca otro letrado de la administración de justicia: Joaquim Martínez, secretario de la Sala Civil y Penal del TSJC y que podría dar más detalles de la interlocución entre la magistrada Armas y Trapero y Pérez de los Cobos. La reunión entre la magistrada y ambos jefes policiales el mismo 1-O al mediodía es uno de los asuntos menos conocidos de un juicio que en muchos tramos parecerá una repetición de la vista del procés del Supremo.