Si algo sorprendente tienen los disturbios ocurridos en Barcelona durante los últimos días, es la capacidad que tienen las calles de recuperar la normalidad a la mañana siguiente. Donde la noche anterior había fuego y barricadas, al cabo de unas horas apenas se percibe nada, como mucho una acera sin adoquines o zonas con el asfalto dañado por culpa de algún contenedor ardiendo.
A pesar de que desde el sábado no se registran incidentes en el centro de la ciudad, una pequeña caja de electricidad frente al bar Koma, en ronda de Sant Pere, se mantenía rota desde entonces. Hasta ahí ha ido esta mañana Albert Rivera junto a Carlos Carrizosa, Lorena Roldán y el director del gremio de restauradores para fotografiarse y mostrar su “preocupación” por los disturbios de la capital catalana.
Ante más de 20 cámaras de televisión, Rivera ha aparecido flanqueado por diputados de su partido para observar de cerca esa caja. Con semblante serio y preocupado, la señalaba y charlaba con el propietario del bar, que había retirado incluso las mesas de su terraza ante la llegada de la comitiva. Tras la visita, se ha desplazado hasta la plaza Urquinaona para atender a los medios frente a una marquesina destrozada.
El centro de la ciudad y, en especial, la plaza Urquinaona, se han convertido en un lugar de peregrinaje de los líderes de la derecha para empezar la precampaña. El pasado sábado, apenas unas horas después de la batalla campal que se libró en ese lugar, la número 1 del PP por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, compareció junto a la número 2 de su candidatura, María de los Llanos de Luna, en medio de la plaza.
“¿A dónde está llevando el separatismo a esta ciudad?”, se preguntó desde la plaza Urquinaona, todavía con algunos signos de los incidentes de la noche anterior. “A la degradación más absoluta”, remachó. El viernes había atendido a la prensa desde la plaza Sant Jaume. El jueves lo hizo delante de la prefectura de la Policía Nacional en Via Laietana, convertida también en un sitio de visita obligada para los líderes nacionales, Pedro Sánchez incluido.
48 horas después de la visita de Álvarez de Toledo, llegó el turno para Pablo Casado. El candidato por Madrid del mismo partido aterrizó en Barcelona el pasado lunes y, tras visitar también la comisaría de Via Laietana, se reunió con asociaciones de empresarios y comerciantes del centro de la ciudad. Le acompañaba el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Bou, y el presidente del PP en la ciudad, Óscar Ramírez.
Ciudadanos también ha convertido el centro de la ciudad en el punto neurálgico de su campaña. Todos los líderes destacados del partido naranja han desembarcado en la ciudad para una semana llena de intervenciones desde distintos puntos de la capital catalana. Fuentes del partido explicaban este martes que Catalunya volverá a ser, de nuevo, uno de los principales ejes de su campaña.
El viernes, tras una noche con graves incidentes en Rambla Catalunya y paseo de Gracia, Roldán y Carrizosa citaron a los medios en ese lugar para volver a cargar contra los actos vandálicos en la ciudad. El día siguiente fue el turno para Inés Arrimadas, que se desplazó hasta la prefectura de la Policía Nacional junto a Roldán y Carrizosa para agradecer a los agentes sus servicios prestados. El domingo, Rivera y Arrimadas regresaron al centro de Barcelona para una manifestación en plaza Sant Jaume. “No hay barricada que pueda frenar la ilusión de un proyecto como España”, aseguró el líder de Ciudadanos.