El bloqueo en el que se ha instalado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que tiene su mandato caducado desde diciembre de 2018, ha protagonizado la apertura solemne del año judicial en Catalunya. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos, ha criticado la “injustificable demora” en la renovación del CGPJ y ha cargado contra los “indisimulados pactos políticos” que dañan la imagen del Poder Judicial.
El TSJC es una de las víctimas colaterales del bloqueo conservador en la renovación del Poder Judicial. El mandato de Barrientos al frente del TSJC terminó el año pasado, sin que el Consejo haya procedido a su renovación. Previsiblemente hasta que PP y PSOE no alcancen un acuerdo para nombrar a nuevos vocales del CGPJ el TSJC no tendrá nuevo presidente o presidenta.
En su discurso de este miércoles, Barrientos no ha escondido la preocupación por la mala imagen que traslada a la ciudadanía el bloqueo del CGPJ, al tiempo que ha mandado varios avisos sobre la injerencia política en el órgano de Gobierno de los jueces.
Barrientos ha recordado que la sentencia del Constitucional que avaló el actual sistema de elección de vocales por las Cortes remarcó que el Poder Judicial debía quedar “al margen de la lucha de partidos”. A día de hoy, ha criticado Barrientos, Congreso y Senado no solo incumplen su deber constitucional de renovación del Consejo, sino que además “están desatendiendo su obligación de mantener al Poder Judicial” fuera de la pugna partidista.
Todo ello lleva al “progresivo deterioro de la imagen del Poder Judicial”, ha alertado Barrientos, que ha reclamado separar la batalla por el CGPJ de la actividad ordinaria de jueces y tribunales pese a que el “imaginario colectivo” no tiende a diferenciarlos.
“Está en juego el crédito la confianza y el crédito de la ciudadanía en sus jueces”, ha remarcado Barrientos, quien sin embargo ha garantizado a los ciudadanos que todos los asuntos que lleven al juzgado “serán vistos, estudiados y resueltos por jueces profesionales e imparciales que nada tienen que ver con las luchas partidistas y nada deben al poder político”.
Barrientos ha insistido en que la “indisimulada politización” de nombramientos de vocales del CGPJ “no afecta en absoluto” al trabajo de los más de 5.000 jueces y magistrados que ejercen en España (846 de ellos en Catalunya). “Es manifiestamente injusto proyectar sobre los jueces y juezas los mismos malos que puedan aquejar a su órgano de gobierno”, ha zanjado el presidente del TSJC.
Más jueces para Catalunya
El otro eje del discurso de Barrientos ha sido el tradicional déficit de jueces en Catalunya. Tras varios meses sin respuesta del Ministerio de Justicia a la propuesta del TSJC para establecer un plus con el que estabilizar la planta judicial en la comunidad, Barrientos ha recordado que los “desajustes” en la plantilla “son bien elocuentes”.
También se ha referido a la falta de medios en la administración de Justicia el fiscal superior de Catalunya, Francisco Bañeres, quien ha instado a dar el impulso definitivo a la digitalización: “No se puede demorar más”. “Resulta doloroso constatar como todavía los funcionarios registran manualmente la entrada y salida de expedientes como hacían sus antecesores”, ha expuesto.
En base a criterios de población, ha recordado Barrientos, Catalunya precisaría incrementar en 76 las plazas judiciales solo para alcanzar la media nacional de doce jueces por cada 100.000 habitantes, todavía lejos de los estándares europeos.
Con datos a 31 diciembre de 2021, el 10% de la planta de jueces y magistrados en Catalunya (84 plazas) estaba vacante, a pesar de que 74 jueces y juezas de la última promoción habían recalado en la comunidad.