Inversiones abultadas en los presupuestos que acaban adelgazando en los balances de ejecución. Esta es la realidad de las cuentas públicas del Estado en algunas comunidades como Andalucía o Catalunya, que cada año son objeto de críticas por tener unos niveles más altos de gasto territorializado en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Ambas son siempre las autonomías con más proyección presupuestaria, como además les corresponde por población. Sin embargo, cuando se atiende a lo que realmente se ha invertido al final del año, esos dos territorios pierden puestos y quien los gana habitualmente es Madrid, comunidad que además de ser la tercera más habitada goza de un alto grado de inversiones ejecutadas.
Durante los últimos cinco años el Estado, con los Gobiernos de Mariano Rajoy y también durante los dos de Pedro Sánchez, siempre ha presupuestado más para Catalunya o Andalucía, pero finalmente ha ejecutado más gasto en la Comunidad de Madrid. Este fenómeno, que se refleja ejercicio tras ejercicio en los datos de la Intervención General de la Administración del Estado, desmiente las afirmaciones de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que esta semana ha considerado que con las cuentas presentadas por el Gobierno se “roba a Madrid” y ha exhibido el 8,9% de inversión territorializada para su comunidad como un agravio frente al 17% catalán.
La principal trampa del razonamiento de Ayuso está en la ejecución presupuestaria final, que siempre acaba beneficiando a Madrid, a veces incluso con porcentajes que superan el 100%, lo que significa que no solo se invierte todo lo proyectado sino todavía más. Esto ocurre porque las cuentas estatales contienen fondos que de entrada no están asignados a ninguna comunidad, pero que finalmente sí son territorializables, una vez se ha decidido a dónde van. Así ocurrió, por ejemplo, durante los primeros seis meses de 2021, los últimos consolidados por el Ministerio de Hacienda.
Lo que sucedió en este periodo es que, pese a que Catalunya y Andalucía aparecían como las comunidades con más presupuesto inicial, finalmente la ejecución se quedó en un discreto 13% para la primera y en un 16% para la segunda. Ambos territorios se convirtieron así en los dos con peor grado de inversiones reales. Todo lo contrario a Madrid, que resalta por encima del resto de comunidades autónomas con un 41% de ejecución. En números reales, esto supuso que el territorio de la capital recibiera entre enero y junio pasados 466 millones en total, por delante de los 327 de Andalucía y los 275 de Catalunya. Y eso pese a que Madrid tiene menos población que las otras dos.
Estas son las cifras que arroja el informe de la Intervención sobre las primeras cuentas del actual Gobierno de coalición que, como también ha pasado esta semana, fueron recibidos con críticas desde la sede del Gobierno madrileño. En octubre del año pasado, cuando se conoció que los presupuestos otorgaban a Madrid un 10,2% de inversión, contra el 17,4% de Andalucía y el 17,1% de Catalunya, Ayuso habló de un “castigo injusto e innecesario” contra su comunidad y un intento de Pedro Sánchez por “contentar a sus socios nacionalistas”.
Críticas aparte, el hecho es que el favor recibido por Madrid durante el primer semestre del pasado año no es ni mucho menos una anomalía, sino lo que ha pasado siempre en los últimos ejercicios. Si observamos la evolución desde 2015, es en Madrid donde más ha invertido el Estado pese a partir de una peor previsión en los Presupuestos. Solo en el primer año de la serie observada, en 2015, Andalucía superó a Madrid para, a partir de entonces, caer en gasto ejecutado. Puede observarse en el siguiente gráfico.
La comparación entre comunidades con cifras absolutas siempre es complicada por las grandes diferencias de tamaño y población entre la más pequeña, La Rioja, y la mayor, Andalucía. De hecho, más de la mitad de la población española está repartida entre cuatro territorios, Andalucía, Catalunya, Madrid y la Comunitat Valenciana, que lógicamente acaparan un porcentaje similar de inversión de los PGE. Sin embargo, si se divide la inversión por habitantes, solo Madrid se mantiene en la media, mientras que las otras tres grandes se hunden casi hasta el fondo, solo acompañadas de Canarias por lo que respecta a las comunidades de régimen común.
Si tomamos la referencia del año 2019, durante ese ejercicio el Estado invirtió en Madrid 166,6 euros por cada madrileño, lo que significan 59 euros más que en Catalunya, más que el doble que en Andalucía y hasta 90 euros por encima de que los que recibió cada valenciano. Por encima de Madrid se sitúan, por contra, comunidades con unas situaciones muy diferentes, como Castilla y León, Galicia o Aragón, territorios que comprenden zonas con graves problemas de despoblación y envejecimiento, o que han tenido grandes crecimientos puntuales por proyectos concretos, como Murcia o Castilla-La Mancha en 2019 y 2020.
Con todo hay que tener en cuenta que la contabilidad por población es un método cuestionado por algunas comunidades, al considerar que el PIB es el factor que debe guiar la distribución y el reparto de fondos. Pero tampoco en esa fotografía Madrid sale malparada, más bien al contrario. Según los datos de Hacienda, la comunidad del centro peninsular es la que acaparó un mejor grado de inversiones del Estado de entre las cuatro grandes en los dos últimos años. Asimismo, en la comparación con Catalunya, Madrid de nuevo quedó por encima en inversión por PIB durante todos los años analizados desde 2016.
También en el primer semestre de 2021, ya con los presupuestos de Sánchez, Madrid mantuvo su posición de ventaja respecto a Catalunya en la fotografía de financiación respecto al PIB. Mientras que la comunidad catalana recibió un 0,12% de su producto interior, el territorio de Ayuso obtuvo el 0,19%. Andalucía ganó en este terreno por la mínima, con un 0,2% del PIB en inversión, un porcentaje que responde al bajo producto interior bruto andaluz, entre otras cuestiones por los perjuicios del efecto capitalidad.
Como se ve, existen diferentes métodos para comparar la inversión territorializada de las diferentes comunidades, pues no es lo mismo contar la inversión por habitante que mirarla como porcentaje del PIB. Por esta razón, las comparaciones entre cifras brutas pueden resultar engañosas, al no tener en cuenta el tamaño, la población y el peso económico de cada comunidad. Eso ocurre incluso si se dejan de lado las inversiones ejecutadas y se analizan únicamente las cifras presupuestadas. En los Presupuestos Generales presentados por el Gobierno para 2022, Madrid obtiene un 8,9% de la inversión territorializada, una cifra que los dirigentes de su Gobierno autonómico comparan con el 17,6% que se lleva Andalucía. Sin embargo, hay que tener en cuenta cuestiones como que el primer territorio tiene prácticamente dos millones de habitantes menos.
En la siguiente gráfica pueden verse las cuatro magnitudes clave: inversión prevista para 2022, población, PIB de cada comunidad y media de la ejecución en anteriores ejercicios. Una distribución que permite contrastar como las diferencias entre lo presupuestado y lo ejecutado no responden a ninguna variable demográfica o económica cuantificable.