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Miquel Iceta aspira a gobernar pese a ser cuarto y se conforma con mejorar su resultado

Irene Castro

Barcelona —

La campaña ha dado esperanzas al PSC. Los socialistas que temían que la crispación de la campaña e incluso consecuencias nefastas por el apoyo al 155 respiran aliviados e incluso se ven como los ganadores de estas elecciones. Una cuarta posición es para Miquel Iceta una oportunidad para ser president de la Generalitat. Y sobre ese eje ha girado la carrera en la que su equipo ha tratado de darle un aire presidencialista. No se ha quitado la corbata en quince días e incluso le han prohibido bailar. 

Las expectativas de los socialistas son alentadoras porque vienen del peor resultado de su historia. Iceta consiguió salvar los muebles en 2015, como él mismo ha recocido, en un momento en el que las encuestas le daban una posición casi residual y logró 16 escaños. “Hace dos años no se me hubiera ocurrido poner 'Iceta presidente', me habrían tomado por loco”, ha dicho el candidato socialista estos días. Esta vez una lona de varios metros con esas palabras presidió el acto central de la campaña.

Los socialistas han basado buena parte de su campaña en la presentación de Iceta como el único candidato capaz de articular una mayoría para que Catalunya tenga un gobierno tras el 21D. Su “prioridad absoluta” es que las tres fuerzas que defienden la independencia no obtengan mayoría absoluta, como ocurrió en 2015. A partir de ahí consideran que solo el PSC puede gobernar gracias a los vetos cruzados entre el resto de partidos a pesar de que queden en cuarta posición. 

En esa aspiración cuentan con que Iceta puede recabar más apoyos que Inés Arrimadas por mucho que Ciudadanos les supere en escaños -tanto en Ferraz como el PSC están convencidos de que la distancia no será exagerada-. Los cálculos de los socialistas pasan por el voto afirmativo de Ciudadanos y el PP y al menos una abstención de los 'comunes', a pesar de que los de Xavier Domènech ha repetido incesantemente que no apoyarán nada que incluya a la derecha en el pack

El PSC mantiene la esperanza en que salga adelante un acuerdo que fue imposible en 2016 para que Pedro Sánchez sustituyera en Moncloa a Mariano Rajoy y que en esta ocasión incluye al PP en la ecuación. Rajoy está dispuesto a apoyar a Iceta, pero Ciudadanos hasta ahora lo descarta. El candidato socialista ha reiterado con ironía durante la campaña que él es el único que verdaderamente quiere gobernar de todos los aspirantes que concurren a estas elecciones. 

En Ferraz sostienen que ni En Comú ni Podemos pueden permitirse quedar ante el electorado como el responsable de una repetición electoral -de nuevo llega la batalla del relato porque los 'comunes' sostienen que la fórmula pasa por una ERC que renuncie a la unilateralidad con ellos y los socialistas, pese a que el PSC lo rechaza de lleno.

No obstante, la posibilidad de una repetición de elecciones en Catalunya es un escenario que no descartan los socialistas, que ven incluso una “alta” probabilidad de que suceda. El último día de campaña, Iceta ha dejado más claro que nunca que es uno de los escenarios posibles. En un desayuno informativo ha asegurado que solo contempla tres opciones: que él sea presidente, que lo sea un independentista o que se repitan los comicios -esta última opción ha asegurado que no será por él-. 

El PSC ve en la subida una victoria

Pero el PSC se conforma con la subida que pronostican las encuestas. “Vamos a ser el partido que más crece en Catalunya”, insisten desde Ferraz, donde creen que la “sorpresa” la van a dar los socialistas. “Al PSC las encuestas siempre le dan por debajo y Ciudadanos está hinchado”, dice un destacado dirigente del PSOE, que ve incluso fabricación en esos sondeos en favor de la formación de Albert Rivera. “Vamos a estar muy cerca, muy a la par”, agrega ese dirigente muy próximo a Pedro Sánchez, que no se atreve, no obstante, a decir que Iceta vaya a superar a Arrimadas. 

“Por primera vez el PSC se presenta a las elecciones contando cuánto va a subir y no cuánto va a bajar”, dice un miembro de la Ejecutiva de Iceta. El PSC lleva años hundiéndose en las urnas. Sus bajadas son continuas desde 1999. Los socialistas catalanes llevan, por tanto, casi dos décadas de consecutivas caídas electorales. 

Lejos quedaron los años de Pascual Maragall, cuando el PSC superó los 50 escaños y el millón de votos. El tripartito dinamitó al PSC, que perdió casi medio millón de votos entre 2003 y 2010. Pero en 2012 la sangría continuó y tres años después se frenó, aunque el resultado fue incluso peor. 

Los socialistas no se atreven a pronosticar cuántos escaños más conseguirán y mucho menos cuántos votos. Pero se contentan con superar la veintena de diputados y mantenerse en la horquilla de las 500.000-600.000 papeletas.“Nosotros hemos ganado ya”, admite un dirigente del PSOE. En Ferraz dan importancia a la tendencia, que ven al alza y como crecimiento estructural que se mantiene en el tiempo. “El PSOE ha avanzado después de las primarias y eso se ve en Catalunya”, señalan fuentes próximas a Sánchez.

Otras de las fuentes de esperanza de los socialistas para esa subida es su acuerdo con los herederos de Unió. Consideran que sus cerca de 100.000 votos de 2015 -insuficientes para obtener representación en el Parlament- se irán casi íntegramente a la lista del PSC y que eso supondrá que algunos de los escaños en juego caigan del lado de los socialistas en Lleida, Girona y Tarragona.

“Hay que tener en cuenta las primas del interior”, advierte un dirigente del PSC en referencia al reparto de la representatividad de la ley electoral que, a su juicio, beneficia. En Units Per Avançar tienen ese mismo temor. No obstante, romper la barrera de la mayoría absoluta de los independentistas es el objetivo de los socialistas para el 21D. Para el siguiente capítulo trasladan la presión a Ciudadanos y los 'comunes'.