PSC y PP buscan con Illa y Roldán los restos del naufragio de Ciudadanos en Catalunya

Arturo Puente

30 de diciembre de 2020 22:14 h

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Relevos y fichajes de candidatos a mes y medio de la fecha prevista para las elecciones catalanas. Los partidos se mueven ante unos comicios que no están ni mucho menos decididos y en los que hasta tres fuerzas, ERC, Junts y PSC, aspiran a llegar primeras. Los socialistas han puesto toda la carne en el asador con la sustitución de Miquel Iceta por el ministro de Sanidad, Salvador Illa. El PP también ha dado un golpe de efecto fichando como número dos de su lista a la ganadora de las primarias de Ciudadanos, Lorena Roldán, que había sido apartada de la candidatura a la Generalitat por su partido para ser sustituida por Carlos Carrizosa en una maniobra que se quiso hacer pasar por un relevo pactado con todas las partes. 

El objetivo de ambas fuerzas es lanzarse a por los votos huérfanos de Ciudadanos, la formación que ganó las últimas elecciones catalanas con 36 diputados y que cuatro años después puede convertirse en la gran perdedora de los próximos comicios. Las encuestas auguran un naufragio electoral que ha provocado la salida de varios pesos pesados de la formación hacia otras opciones. Un día antes de la marcha de Roldán, el PSC anunció el fichaje de Rubén Viñuales, hasta ahora portavoz de la formación de Arrimadas en Tarragona. El partido sufre fugas en todas las direcciones.

Si el PP aspira a doblar su presencia en el Parlament, donde actualmente tiene solo cuatro diputados, los socialistas salen a por todas en estas elecciones. En verano, una encuesta interna pasada de mano en mano dio que hablar entre círculos del PSC, al pronosticar que estaban en condiciones de ganar siempre y cuando presentaran un candidato como Illa. Internamente, voces del socialismo catalán apuntaron en esa dirección y algunos medios publicaron que la posibilidad estaba sobre la mesa.

Iceta inicialmente movió sus piezas para cortar de raíz esa opción y consolidar su candidatura. Tanto en el PSC como en el PSOE han negado reiteradamente que tuvieran previsto sustituir al número uno en Catalunya e Illa continuaba rechazándolo en público hasta este mismo martes. Pero durante los últimos meses tanto los sondeos internos como los del CIS y el CEO catalán han confirmado que el ministro de Sanidad aventaja al primer secretario del PSC. Líderes locales del PSC, y también desde el PSOE y el Consejo de Ministros, empujaron para acomodar el cambio de número uno. 

Finalmente Iceta, que tiene buenas relaciones con Illa y siempre le ha considerado su sucesor natural, acabó promoviendo su relevo. En noviembre trató el asunto con Pedro Sánchez en una comida en la que se decidió el cambio. Posteriormente, el ministro aceptó la oferta. Según pactaron, el anuncio se produciría a finales del año y como golpe de efecto en la precampaña, como ha acabado produciéndose.

Fuentes socialistas sostienen que para el presidente era importante que el cambio se mantuviera en secreto hasta ahora para no empañar ni la aprobación de los Presupuestos ni el inicio de la campaña de vacunación. El consejo nacional del PSC ha formalizado este miércoles por la noche la elección “por aclamación” de Illa como candidato, ha informado el partido. Las listas socialistas para el 14-F se han aprobado con un 94% del apoyo del consejo, con un 233 votos a favor y 15 abstenciones.

Según los datos del último barómetro del CEO, el hasta ahora ministro de Sanidad está mucho mejor visto que Iceta por parte de los votantes de ERC y de los 'comuns'. Para esos dos electorados, Illa merece un aprobado al que el líder del partido catalán no llega. En la nota global, el ministro obtiene un punto más, y también es más atractivo para el electorado de Ciudadanos, que en su momento se nutrió de exvotantes socialistas.

La cúpula del PSC se cree las encuestas en las que ocupan ya la segunda posición y ve por primera vez opciones de romper la mayoría independentista o al menos dar un golpe en el tablero que mueva las fichas. El movimiento de Illa es percibido como un “órdago al independentismo”, pero también una forma de atraer los restos del naufragio de Ciudadanos. En sus mejores expectativas los socialistas catalanes llegan incluso a verse como primera fuerza. Aunque no lo pronostica ninguna encuesta, ven opciones con el 'efecto Illa'.

El partido de Inés Arrimadas está pasando por momentos complicados en Catalunya. La paulatina desmovilización del movimiento anti-independentista, la fragmentación del electorado y un socialismo consolidado en el Gobierno hace que Ciudadanos llegue a estas elecciones en una situación muy diferente a la de 2017, cuando consiguieron ser primeros presentándose como la opción más alejada del secesionismo. Según las encuestas, el partido de Arrimadas podría perder entre la mitad y dos tercios de su voto, quedándose en una horquilla entre los 13 y los 16 escaños.

De confirmarse estas cifras, sería un batacazo histórico para un partido nacido en Catalunya y que llegó a quedar tercero en las Elecciones Generales de abril de 2019. Un golpe que, en Catalunya, no solo se explica por el contexto político sino también por los problemas internos de la formación. Ciudadanos fue incapaz de capitalizar la victoria de Arrimadas y, pese a ser el grupo más numeroso, la apuesta por el tono bronco les desplazó de la centralidad desde la que Iceta conseguía aparecer como el verdadero líder de la oposición a Quim Torra.

La salida de Arrimadas del Parlament, en mayo de 2019, desencadenó una sucesión desordenada en Catalunya que no acabó de funcionar. Mientras el partido trataba de consolidar el perfil de Lorena Roldán, que llegó a plantear y perder una moción de censura, el diputado Carlos Carrizosa se hacía con el puesto de líder de la oposición, asociado a un despacho y dos asesores. Carrizosa era el hombre que realmente dirigía la formación y, en ese contexto, la Ejecutiva del partido decidió en septiembre pasado ya bajo el liderazgo de Arrimadas apartar a Roldán como candidata pese a haber ganado las primarias.

Los motivos oficiales que ofreció Ciudadanos eran que el perfil de Carrizosa era más útil para formar una candidatura conjunta con el PP. Una explicación que ahora queda en el aire, cuando Roldán ha fichado como número dos para acompañar a Alejandro Fernández, candidato de los populares. En su comunicado, la exlíder de Ciudadanos evita hacer sangre con la formación, pero mantiene su tono duro acusando a sus excompañeros de hacer pactos con el PSOE y, de rebote, con quienes tienden puentes con el independentismo.

Este miércoles era el día en que el PP tenía previsto acaparar todos los focos, exhibiendo el fichaje de Roldán. Pero el contraataque del PSC, haciendo oficial el relevo de Iceta por Illa, ha eclipsado el anuncio. La rivalidad entre ambos partidos por pescar en los caladeros de Ciudadanos marcará una campaña en la que todos los candidatos a la presidencia de la Generalitat serán diferentes a los de hace tres años. Una prueba más de que la política catalana cierra una etapa histórica con las próximas elecciones.