El pacto que este jueves alcanzaron el PSC, ERC, Junts y los comuns para garantizar que catalán y castellano sean lengua de uso escolar en Catalunya ha causado revuelo interno en el partido de Carles Puigdemont. Tanto el expresident como su sucesor en la Generalitat, Quim Torra, han aireado críticas públicas al acuerdo. El resultado ha sido que Junts ha congelado su ratificación del cambio en la normativa solo doce horas después de presentar la propuesta.
El pacto entre los cuatro grupos anunciado este jueves supone, por un lado, un intento de responder a la sentencia que acaba con el sistema de inmersión lingüística y obliga a la Generalitat a implantar un 25% de castellano en las aulas. El acuerdo no fija un porcentaje concreto de castellano, pero por primera vez explícita en la normativa lingüística que el castellano también debe usarse en clase “en los términos que fijen los proyectos lingüísticos de cada centro”.
A nivel político, el acuerdo reunía un consenso importante de la Cámara -106 de 135 diputados-, además de aunar partidos partidarios y contrarios a la independencia, rompiendo así la política de bloques de la última década en el Parlament. Pero rápidamente este jueves sindicatos y plataformas por el catalán salieron en tromba a criticar el acuerdo. A última hora de la tarde, figuras políticos de Junts como Puigdemont y Torra se sumaron a las críticas, y el partido acabó la jornada anunciado que suspendía el acuerdo hasta llegar a un “consenso” con la comunidad educativa y las entidades de defensa del catalán.
A través de Twitter, Puigdemont reclamó “no abrir más rendijas que debiliten” el catalán en la escuela, en una velada referencia al pacto. Más contundente fue Torra. “No en mi nombre”, expresó el expresident en las redes.
Las críticas en redes al pacto hicieron virar la posición de Junts. Por la mañana el partido había suscrito un comunicado conjunto con el resto de grupos del acuerdo en el que celebraba el pacto como una herramienta para “garantizar el dominio de las lenguas oficiales, con el catalán como centro de gravedad del sistema educativo”. Pero a última hora de la noche Junts envió otro comunicado en solitario, para dar marcha atrás en el pacto ante el “rechazo” generado entre las entidades defensoras de la lengua y la educativa.
El resto de partidos que suscribieron el pacto han afeado a Junts su actitud. La diputada del PSC-Units Esther Niubó ha recordado a Junts que detrás del acuerdo hay un “esfuerzo” de más de dos meses de negociación para “rehacer” el consenso sobre el catalán en la escuela. “Espero que Junts pueda rehacer esta situación y que no se descuelguen”, ha dicho en declaraciones a SER Catalunya.
En un comunicado, ERC ha acusado a Junts de “partidista” y ha lamentado que un acuerdo “trabajado, negociado y transaccionado durante días” se quiera “dinamitar”. Y el portavoz de Catalunya en Comú, Joan Mena, ha pedido a Junts que ponga el catalán en la escuela por delante de sus “intereses partidistas”.
Por su parte, Òmnium Cultural ha emitido un comunicado en el que no entra a valorar el contenido de la reforma planteada. Òmnium en cambio reclama que “cualquier acuerdo en relación con la lengua se consensúe en el marco del Pacto Nacional por la Lengua” y avisa de que “el consenso de país en el ámbito educativo es fundamental y no puede fraguarse sólo en el ámbito de los partidos políticos, sino que hay que hacerlo también en el ámbito civil y de la comunidad educativa aprovechando espacios transversales como Somescola”. Para la entidad, “la prioridad es proteger y garantizar el modelo de escuela catalana”.
En esa línea, la entidad cultural asegura que es el Departamento de Educación quien “debe garantizar que todos los centros tengan directrices normativas claras para blindar el modelo de escuela catalana, y los recursos para que se garanticen sus proyectos lingüísticos” y añade que “de acuerdo con la realidad sociolingüística de cada entorno, la escuela debe estar abierta a conocer y reconocer todas las lenguas y culturas de la comunidad educativa”.