El riesgo de rebrotes se acelera en Catalunya y amenaza la “estabilidad tensa” de los últimos meses

La epidemia coge velocidad en Catalunya, una comunidad que había logrado frenar la curva en el mes de julio y mantener una cierta “estabilidad tensa”, según la definían las autoridades sanitarias. El Departamento de Salud ha reconocido que los contagios están creciendo desde hace una semana y que seguirán haciéndolo probablemente durante los próximos días, aunque espera mantener los brotes controlados sin endurecer restricciones.

Si en la semana del 21 de septiembre se detectaron 7.053 contagios en Catalunya, en la del 28 han sido 8.517. Un incremento que se observa también en la incidencia del virus, de 212 casos por cada 100.000 habitantes, la cifra más elevada desde la desescalada. “Estamos en una calma tensa y en una tendencia a empeorar. No es algo explosivo, pero es una tendencia preocupante”, apunta Clara Prats, investigadora del grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la UPC. 

Este análisis es el mismo que hacen desde el Departamento de Salud, que al ver cómo repunta la curva de contagios decidieron en 24 horas retractarse de su decisión de reabrir el ocio nocturno. “Lo congelamos porque el contexto no lo aconseja, tendríamos que haber esperado más”, reconocía este jueves el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, sobre una decisión que ha encendido los ánimos de los empresarios del sector.

El indicador más evidente de que los contagios crecen en Catalunya es el del riesgo de rebrote, que ha pasado de 179 la semana pasada a 243 en la actual. Para calcular esta cifra, se tiene en cuenta el número de contagios pero también la tasa de reproducción. Esta última es ahora mismo de 1,24, por encima de 1, que es el máximo recomendado para mantener la situación bajo control. En este sentido, Argimon ha asegurado que aprobarán restricciones en aquellos territorios donde se disparen los contagios, pero que no están pensando de momento en “medidas generalizadas”.

Por ahora, la estrategia de la Generalitat allí donde han detectado brotes ha consistido en reducir aforos en hostelería, recomendar a la gente que no salga de casa y aplicar cribados masivos a la población, desde hace unas semanas sobre todo en las escuelas e institutos, donde se han realizado ya más de 100.000 pruebas PCR. 

De Manlleu y Salt a L’Hospitalet

El impacto del virus es todavía inferior en Catalunya que en las comunidades autónomas más afectadas. Si a fecha de 6 de octubre en Madrid había 498 pacientes en la UCI, en los hospitales catalanes había 181. Solamente cuatro municipios de cierta envergadura en Catalunya superan los 500 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, pero ninguno de ellos es una gran ciudad. Se trata de Salt (902), en Girona; Tortosa (662), en Tarragona; y Manlleu (675) y Vic (552), en Barcelona.

Cada una de ellas tiene una casuística distinta. Las hay como Salt, un municipio con grandes bolsas de pobreza, que preocupan a Salud porque mantiene una incidencia muy elevada desde hace semanas sin conseguir bajarla. Ahora empezarán un cribado masivo en la totalidad de sus 20 escuelas. En Manlleu y Vic la curva sí parece que empieza a doblegarse. Y en Tortosa los contagios están disparados debido a un brote masivo en un matadero de pollos de la zona, con más de 200 afectados solo en la empresa. 

Todas estas ciudades tienen otro elemento en común más allá de la elevada transmisión: están lejos del área metropolitana de Barcelona, esa conurbación de más de tres millones de habitantes en la que sin embargo parece que vuelven a repuntar también los contagios. Municipios como L’Hospitalet de Llobregat, con una densidad como pocas en Europa, o Sant Adrià de Besòs, ambas pegadas a la capital catalana, presentan un riesgo de rebrote al alza con 425 y 698 puntos, respectivamente. 

“Evidentemente que nos preocupan”, ha comentado Argimon sobre estos municipios metropolitanos, “porque son ciudades densas y la densidad es un elemento clave de la propagación”. “¿Descontrolado? De momento el crecimiento es controlado y si se descontrola, lo explicaremos”, ha zanjado el secretario de Salud Pública, que ha recordado que la situación concretamente de la capital catalana es desde hace meses de estabilidad.

Las escuelas no son grandes propagadoras

El repunte de los contagios en Catalunya llega tres semanas después del inicio del curso escolar, aunque tanto la Generalitat como los expertos consultados lo desvinculan. De hecho, los datos de grupos clase confinados crecieron exponencialmente al principio hasta alcanzar los 1.200 el 1 de octubre y desde entonces esta cifra se ha mantenido relativamente estable, sin alcanzar nunca el 2% del total de 72.000 grupos burbuja que hay en la comunidad.

“Lo que hemos visto es que las escuelas no han contribuido a desestabilizar la situación epidémica”, constata Prats, que recuerda que, según datos oficiales, el porcentaje de alumnos que contagia a un compañero antes de que se confine en aula es muy reducido. Sí matiza sin embargo que la vuelta al colegio puede haber contribuido a los rebrotes en la medida en que supone reactivar las relaciones sociales no solo en la escuela, también en las extraescolares, en el parque o en los medios de transporte.

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