Seis de cada mil jóvenes barcelonesas de entre 15 y 19 años son madres. La distribución de embarazos adolescentes, sin embargo, no es homogénea en la ciudad. La tasa de fecundidad está ligada a la pobreza de los barrios y se distribuye de forma desigual: Torre Baró, Trinitat Nova o Ciutat Meridiana, del distrito de Nou Barris, o el barrio de Baró de Viver en Sant Andreu presentan una mayor frecuencia de nacimientos en mujeres adolescentes que la media de Barcelona.
Lo mismo ocurre con la tasa de interrupción voluntaria del embarazo. Mientras que en la ciudad el 71,5% de los embarazos en chicas jóvenes terminan en una interrupción, la cifra varía mucho según el código postal. En el distrito de Sarrià-Sant Gervasi la tasa es del 92% mientras que, por ejemplo, en el distrito de Nou Barris solo una de cada dos adolescentes en estado interrumpe el embarazo. Además, las mujeres nacidas en España presentan una mayor frecuencia de abortos del total de embarazos en comparación con las mujeres originarias de países de rentas bajas.
Ante esta realidad, la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) comenzó hace cerca de diez años un programa de salud comunitaria para acercar enfermeras y psicólogos en los barrios más vulnerables. Desde hace unos meses Barcelona ha decidido extender el programa a más barrios. Uno de estos es el del Turó de la Peira-Can Peguera. “Son barrios donde se pretende reducir la desigualdad generada por la pobreza y mejorar la salud”, dice Noelia Vázquez, técnica de 'Salut als barris'.
Un único encuentro con profesionales
Un espacio íntimo de consulta, una atención individual y una conversación informal de tú a tú con una enfermera o una psicóloga durante una hora es la base del programa SIRIAN, acrónimo de “Salud sexual y reproductiva en mujeres inmigradas y autóctonas”. El programa va dirigido a chicas y mujeres de 14 a 49 años y chicos de 14 a 29 y consiste en un único encuentro. Como reclamo se ofrece una T-10 gratuita.
En el Turó de la Peira-Can Peguera (Nou Barris) el espacio se encuentra dentro de la casa de barrio La Cosa Nostra y no ha sido elegido al azar. Muchos jóvenes participan en actividades del centro y las madres vienen a buscar a sus hijos. Es el caso de Vaneza Torrico (25), boliviana, que trae a sus hijos al casal y que ha mantenido un encuentro con los profesionales después de que se lo sugeriese Laia Nebot, psicóloga que participa en el programa comunitario.
“El objetivo es que las personas conozcan la existencia de los centros de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (ASSIR) [estructura de apoyo a la Atención Primaria] y también el abanico de métodos anticonceptivos que existen”, explica.
Según la Encuesta de salud maternoinfantil de Barcelona de 2014, el 17,5% de mujeres que han tenido un nacimiento declaran que el actual no era un embarazo planificado. De las mujeres que han tenido un nacimiento y que no habían planificado este embarazo, el 57,5% estaban utilizando algún método anticonceptivo (anticonceptivos orales, preservativo, DIU, etc.) que debía haber sido mal utilizado o fallar.
El caso de la Vaneza fue, como dice ella, un caso de mala suerte poco habitual. Según explica, se quedó embarazada sin buscarlo, después de que el método anticonceptivo que usaba, un DIU, fallara. Además, sin embargo, el embarazo se le complicó y terminó perdiendo el hijo.
De todo ello pudo hablar con Laia. “Pude desahogarme y ella me explicó otros métodos, ya que del DIU, no quiero ni oír hablar. Yo desconocía por ejemplo el condón vaginal o la vacuna, y las pastillas no me van bien ”, explica Vaneza.
Romper barreras sociales y culturales
Ahora tiene dos hijos y el tercero está a punto de nacer. “Ella me habló de muchas cosas y como vuelvo a estar embarazada me contaron recursos para cuidarme también”. “El hecho de ser una consulta individualizada te permite trabajar ciertas barreras sociales pero también culturales”, dice Laia.
Sobre este punto Vaneza explica que, por ejemplo, en Bolivia hay muchas menos herramientas y recursos de educación sexual y “hay niñas de 13 y 14 años que ya son madres porque por ignorancia en una primera relación ya se quedan embarazadas”. “Es importante que programas así lleguen a la gente de la calle”, admite. Actualmente el programa está desplegado en Trinitat Vella, Trinitat Nova, Verdum, Can Peguera, Turó de la Peira, Roquetes, Raval y Zona Norte de Nou Barris.
La idea también es empoderar a la mujer para que hable con su pareja de si no quiere tener más hijos o quiere utilizar un método anticonceptivo. “En una ocasión una mujer paquistaní me pidió que le diera algo para no tener hijos pero que su marido no pudiera notar que tomaba”, recuerda Laia. Con todo, matiza que ni las enfermeras ni las psicólogas del programa recetan nada sino que sólo orientan y asesoran y, en todo caso, derivan al CAP o al ASSIR.
“Es importante entender que el SIRIAN no es una seta que sale de la nada, sino que se trata de un programa que se inserta en la comunidad y por eso hay contacto con los servicios sociales, las farmacias, los institutos o los CAP del barrio”, comenta Noelia Vázquez. Los contactos previos ayudan, dice, a determinar la ubicación más ideal para las consultas en función de la comunidad de cada barrio y también sirve para que durante su funcionamiento se pueda derivar a los usuarios a otros recursos que ya existen y que quizás son desconocidos por algunos vecinos, como fue el caso de Vaneza.