Última jornada del juicio contra los siete hombres acusados de violar a una menor de 14 años en 2016 en Manresa (Barcelona) durante una fiesta. La Fiscalía ha modificado sus conclusiones y ha elevado de abuso a agresión sexual la calificación jurídica de los hechos. En un contundente informe, la fiscal Elena Contreras ha argumentado que los acusados produjeron una “intimidación ambiental” contra la víctima que les permitió perpetrar la agresión.
La sección 22 de la Audiencia de Barcelona ha celebrado este lunes la última sesión del juicio contra los seis hombres, todos ellos mayores de edad en el momento de los hechos, y un séptimo acusado de masturbarse mientras presenciaba la violación, sin impedirla. El juicio debía quedar visto para sentencia en julio, pero dos peritos estaban de vacaciones y la última sesión se señaló para este lunes.
En conjunto, las penas solicitadas por la Fiscalía han pasado de 19 a 25 años para Bryan M.C., el principal acusado (15 por la agresión y 10 por cuatro delitos de obstrucción a la justicia por amenazar a menores de edad que conocieron la violación antes de que declararan a la policía); de 11 y medio a 15 y medio para un segundo acusado; de 12 a 15 para un tercero; y de 10 a 14 para otros tres. Para el acusado que solo presenció la violación se ha mantenido la pena. Con todo, la fiscal ha pedido al tribunal que si no condena por agresión lo haga de forma alternativa por abuso sexual.
Lo relevante de la jornada ha sido el informe final de la fiscal. Contreras ha destacado que tanto los “flashes” que tiene la víctima sobre la ocurrido como lo relatado por los testigos conduce a unos mismos hechos: que dirigidos por Bryan M.C., el principal acusado, seis de los procesados violaron por turnos a la menor, que se hallaba bajo los efectos del alcohol, en una caseta de una fábrica abandonada de Manresa.
Contreras ha hecho hincapié en describir la “intimidación ambiental” que construyeron los acusados, que es el elemento clave para que el tribunal se decante por una condena por agresión en vez de por una por abusos. “Es como si los acusados hubieran pisoteado el cuerpo de la víctima para correrse una juerga”, ha lanzado Contreras, mientras los acusados bien la miraban desafiantes bien agachaban sus cabezas hacia el suelo.
La fiscal ha destacado seis elementos que, a su juicio, conforman la intimidación ambiental: el lugar -una caseta pequeña-, el alcohol, la edad de la menor, la actuación en grupo “orquestada” por Bryan, la existencia posterior de una pistola de fogueo con la que uno de los acusados amenazó a otros menores para que callaran y las quejas de la menor durante la violación descritas por una de sus amigas, así como los mensajes posteriores tanto de la víctima como de los acusados.
Los acusados, ha continuado la fiscal, “buscaron” todos estos seis elementos para “quedar impunes, perpetrar el delito y quebrar la voluntad, si es que la había, de la menor”. “¡Qué situación la hicieron vivir, qué desprecio a su condición de adolescente, de mujer y a su integridad sexual!”, ha añadido. Cabe recordar que la “intimidación ambiental” fue uno de los elementos que empleó el Supremo para condenar por agresión y no por abusos en el caso de 'la manada'.
Asimismo, la fiscal ha pedido al tribunal “no poner el foco en la víctima” y no “exigir” a la menor “una actuación heroica con la que pueda acabar peor”. “El foco hay que ponerlo en el grupo, en ellos. Ella es menor, no va a poder hacer nada, si grita no la van a oír”, ha agregado Contreras. La acusación particular de la víctima, que ya pedía condenas por agresión antes de iniciarse el juicio oral, ha resaltado que los acusados “dejaron sin escapatoria” a la menor y que les “dio igual” que ella gritara, se quejara y llorara.
Las defensas cuestionan a la víctima
En sus intervenciones finales, las siete defensas han coincidido en pedir la libre absolución de los acusados en base a dos argumentos: desacreditar el relato de la víctima y de los testigos y el hecho de que, tal y como han certificado las dos peritos, solo se encontrara ADN de uno de los acusados en la ropa de la menor. El abogado de este acusado ha avalado lo que dijo su cliente en el juicio y ha sostenido que quizás su cliente se masturbó en la caseta y la víctima se sentó encima de su semen, pero que no la violó.
El resto de defensas ha considerado que el testimonio de la víctima no es creíble porque está “influenciado” por el de una de sus amigas, que estaba presente en la fiesta. En este sentido, uno de los abogados ha puesto en duda los hechos denunciados ya que, según su tesis, si los acusados fueran “depredadores sexuales” también habrían violado a la amiga de la víctima y no solo a la segunda.
Otra de las defensas ha considerado que los “comportamientos impulsivos” que, a su juicio, llevaron a la menor a consumir alcohol y marihuana también pueden extenderse a las relaciones sexuales. Y un último abogado, obviando que los médicos que atendieron a la víctima en urgencias declararon que presentaba lesiones leves, como rasguños y hematomas en la pierna y el codo, se ha preguntado: “¿Le pasaron seis tíos por la fuerza y [la víctima] no tuvo ni un rasguño?”.
Solo uno de los acusados ha hecho uso de su turno de última palabra para proclamarse inocente y el juicio ha quedado visto para sentencia.