Rubén, 27 años, no baja de los 20 kilómetros andados por jornada. Se pasa el día de una punta a otra del centro logístico de Amazon en el Prat de Llobregat, en Barcelona, arrastrando traspalés con montones de cajas vacías. “Es muy duro, y el día que por lo que sea vas un poco despacio, te echan la bronca”, dice.
Con un 38% de discapacidad intelectual, este joven es uno de los 125 empleados que trabajan en el Centro Especial de Empleo (CEE) de Ilunion dentro del almacén barcelonés de Amazon, el mayor de la multinacional en España. Agrupados en torno al sindicato CCOO, este miércoles han protestado a las puertas del recinto para exigir más descansos y que se cumpla la ley de prevención de riesgos laborales.
El sindicato calcula que hasta un 40% de la plantilla está de baja debido a la sobrecarga de trabajo. Además, la Inspección de Trabajo ha abierto un procedimiento sancionador a Ilunion al considerar que incumple la normativa laboral, que obliga a quienes contratan a personas con discapacidad a evaluar individualmente los riesgos de sus puestos de trabajo.
La empresa, que no ha querido hacer valoraciones, ha recurrido el informe de la Inspección. También Amazon ha declinado atender a elDiario.es.
El origen del conflicto laboral se remonta a finales de 2022, cuando Amazon decidió subcontratar a Ilunion la parte de las tareas logísticas que consiste en desplazar los traspalés cargados de paquetes por el interior de su almacén. Fue entonces cuando les encomendaron el trabajo a los empleados del Centro Especial de Empleo de Ilunion, que por entonces desempeñaban solo trabajos de reciclaje.
“Muchos compañeros no duran ni un mes”
Conocidos como tote runners, estos trabajadores se dedican a mover pilas de cajas vacías durante ocho horas al día, 40 horas a la semana. Suelen ser 48 cajas de plástico por palé, unos 100 kilos en total si se cuenta el carro de transporte. “Acabas con los pies hechos polvo”, señala Rubén. “Muchos compañeros nuevos apenas duran un mes o incluso días antes de dejarlo, yo no esperaba durar tanto”, añade.
“Tenemos trabajadores de baja por problemas físicos, por cansancio mental… Es una explotación total”, se lamentaba José Antonio Ramírez, presidente del comité de empresa en Ilunion, durante la concentración que ha congregado a unas 50 personas.
Uno de los que se tuvo que coger la baja es Damián, también de 27 años, con dolores en las lumbares y la cintura. “El ritmo es muy duro y si bajas un poco ya tienes al jefe quejándose por el walkie talkie”, explica. “Les da igual que tengas una discapacidad, a mí me han llegado a decir que la gente no quiere trabajar porque es muy vaga”, exclama.
Este joven, que describe también que anda “más de 20 kilómetros al día”, explica que se lesionó de tanto empujar la carga con las piernas. “Como no tengo fuerza en los brazos, a veces me ayudo con las piernas y al final me acabé haciendo daño”, explica.
Tenemos trabajadores de baja por problemas físicos, por cansancio mental… Es una explotación total
Quienes pueden dar fe de lo extenuante que puede ser este trabajo son precisamente la plantilla sin discapacidad contratada por Amazon, que desempeñaban las tareas de tote runner antes de que fueran subcontratadas. De hecho, una de sus luchas fue en su día aumentar la rotación para que no hubiera nadie transportando traspalés durante toda una jornada entera.
“Están moviendo el material que movíamos nosotros, pero a un precio más barato”, constata Emilio Rodríguez, trabajador de Amazon y enlace de la CGT. Después de dos años con esas tareas subcontratadas, añade, ahora les han vuelto a asignar unas dos horas diarias de tote runners “porque los de Ilunion tienen demasiadas bajas y no dan abasto”.
Entre la inspección y la negociación
Los empleados de Ilunion exigen a la empresa que de entrada les aplique el convenio laboral de logística, en vez del de limpieza, que es el que tienen ahora. Su sueldo se mueve actualmente en torno al salario mínimo interprofesional, mientras que con uno del sector de la logística, que consideran que es el que les toca por tipo de trabajo, tendrían un aumento de 400 o 500 euros mensuales en la nómina.
Pero la lista de reclamaciones no acaba ahí. “Pedimos más tiempo de descanso”, remarca Ramírez. Si es necesario, solicitan que se contrate a más personal para que pueda haber una mayor rotación y que, por ejemplo, en vez de ocho horas diarias haciendo de tote runners, puedan ser cinco o seis.
En la mesa de negociación, CCOO sabe que tiene de su parte por ahora a la Inspección de Trabajo, que acreditó en un informe hace unos meses el incumplimiento de al menos dos artículos de la normativa laboral. Por un lado, porque Ilunion no utilizó el método correcto para realizar la evaluación de los riesgos del transporte de estos palés. Y, del otro, porque tampoco evaluó dichos riesgos ni los adaptó a la discapacidad física o psíquica de estos empleados, tal como exige el real decreto vigente de Prevención de Riesgos Laborales.
“Hay que evaluar sus tareas de forma individualizada, no es lo mismo una discapacidad que otra, la empresa debe cumplir lo que dice la ley y no hacer negocio a costa de trabajadores que ya tienen suficientes dificultades en sociedad”, expresa Carlos del Barrio, responsable de la sectorial de CCOO Hàbitat.
Durante la concentración, se escuchan gritos como “menos andar, más cobrar”, mientras uno de ellos suelta: “¡Hacemos una maratón cada día!”. Rubén, sonriente, asegura que en su caso no es una exageración. Su récord de kilómetros se le podría acercar, afirma. “No decimos que nosotros no podamos hacer tareas duras, pero que al menos nos dejen descansar un poco, aunque sea cinco minutos cada hora”, comenta.