Jordi Via, Comisionado de Economía Social y Cooperativa de Barcelona, tiene un despacho pequeño y lleno de papeles de trabajo. Nos recibe al fin de una larga jornada de laboral que se prolonga cuando nos vamos. Tiene trabajo, mucho trabajo, debe poner en marcha un organismo que canalice y colabore a hacer patente la realidad de la economía social y solidaria en una ciudad que ha hecho una apuesta por este ámbito, que proclama que otro mundo y otra economía son posibles.
Su cargo, comisionado para la economía social y solidaria es nuevo en el organigrama del Ayuntamiento de Barcelona, ¿nos puede explicar qué objetivos tiene?
La economía social y solidaria es opción prioritaria para el nuevo ayuntamiento. Y lo es porque hay voluntad explícita de impulsar la economía plural, en dos sentidos. El primero, hacer visible esta otra forma de hacer empresa y economía: la economía y empresa social y solidaria, y en segundo lugar, en el sentido de que no aparezca como subsidiaria del sector mercantil. Así pues, debería quedar claro que hay un sector mercantil clásico, también hay un sector público institucional y también existe la economía cooperativa social y solidaria.
¿Y eso cómo se puede hacer?
Hay voluntad de construir economía de otro modo, vinculada al ámbito social y solidario, que debe impulsar la economía plural.
Por cierto, ¿ya sabe con qué presupuesto podrá contar para desplegar las políticas de apoyo al sector cooperativo y solidario?
Estamos poniendo en marcha este nuevo ámbito de intervención política en el ayuntamiento. Simultáneamente estamos desarrollando la estructura de gestión operativa. Al mismo tiempo estamos creando el plan de trabajo para el mandato y también estamos desplegando acciones de cortísimo plazo.
¿Como lo piensan hacer todo esto?
Lo queremos hacer de una manera participada con el sector: desde un punto de vista amplio, lo que quiere decir que estamos hablando con las cooperativas en toda su diversidad. Dialogamos también con el mundo de las sociedades laborales. También lo hacemos con el mundo de las fundaciones y asociaciones que desarrollan actividad económica y aquí incorporamos lo que llamamos economías comunitarias.
Vamos descubriendo conceptos, ¿qué son las economías comunitarias?
Son aquellas prácticas orientadas a la satisfacción de necesidades, desde fórmulas no necesariamente mercantiles, por ejemplo, redes de intercambio, bancos de tiempo, huertos comunitarios. Barcelona es muy rica en cuanto a estas iniciativas.
Ha definido que está planeando hacer, pero es también importante saber con qué criterios cree que se debe hacer.
Pensamos que hay que hacer con co-definición de las necesidades del sector de la economía social y coparticipación en la ejecución de las políticas públicas que se deriven. La nueva política del municipalismo se describe, y nosotros queremos hacerla realidad, en términos de coproducción de propuestas políticas públicas y de co-puesta en práctica de estas políticas.
¿Esto como se traduce en la práctica?
En relación con este ámbito de economía social y solidaria los dos grandes ejes de la política que queremos llevar adelante responden al bloque de promoción de este modelo de empresa y economía: tenemos que seguir explicando que hay otra manera de hacer empresa y economía. Y también tenemos que hacer acompañamiento de nuevos proyectos de este ámbito. Todo ello con una orientación clara hacia la creación de empleo.
Por lo tanto, se plantean inicialmente la promoción de la economía cooperativa, social y solidaria. ¿Y después?
Simultáneamente hablamos del reforzamiento. Existe una realidad en la ciudad de Barcelona donde, salvando las dificultades estadísticas, tenemos más de 4.000 experiencias entre empresas cooperativas de todo tipo, sociedades laborales y asociaciones y fundaciones que desarrollan actividad. En estas entidades trabajan directamente más de 30.000 personas. Y también hay de experiencias diversas de cooperativismo de consumo en las que hay vinculadas más de medio millón de personas. En este sentido, esta realidad es la que cuenta, además de la voluntad política del nuevo ayuntamiento, la creación del comisionado.
Resumiendo, están los dos ámbitos de intervención mencionados -promoción y refuerzo- y la nueva modalidad de trabajo de carácter coparticipado. Alguna de estas tareas las prevemos en colaboración con la Direcció General de Economía Social, Cooperativa i Treball de la Generalidad. Debemos decir que los primeros contactos con el director general han sido positivos.
¿Qué vinculación tendrá su comisionado con Barcelona Activa, la entidad que era responsable de la política de promoción laboral del ayuntamiento?
Esto tiene que ver con cómo se estructura el ámbito de gestión de la política económica del Ayuntamiento de Barcelona. La primera tenencia de alcaldía es la que tiene la responsabilidad política de este ámbito. Dependiendo de la tenencia hay una concejalía de empleo. También y está nuestro comisionado y el comisionado de comercio consumo y mercados.
Por lo tanto, Barcelona Activa, como agencia de desarrollo local está al servicio de todo este ámbito que gestiona la política económica del ayuntamiento. Dicho esto, los contenidos de la formación que se imparta en Barcelona Activa evolucionará respecto a propuestas anteriores. Iremos más allá de planteamientos asociados a la competitividad empresarial y de la promoción internacional de la ciudad. Deberá adecuarse a nuevos planteamientos de desarrollo territorial.
¿Y respecto la economía cooperativa y solidaria?
Barcelona Activa es un instrumento para facilitar la mejora de la viabilidad empresarial, sea cual sea el tipo de empresa, pero Barcelona Activa deberá incorporar de forma clara contenidos específicos de economía cooperativa, social y solidaria y todo lo que tenga que ver con creación de capital social en el ámbito territorial. Además, se dispondrá de una dirección operativa específica para la economía cooperativa, social y solidaria.
Quizás para sintetizar, ¿en los planes de estudio de Barcelona Activa ahora tendrá más peso el tipo de economía que representa el comisionado que representa?
Se está construyendo una correspondencia coherente entre la voluntad política del nuevo gobierno, que ha puesto en marcha el comisionado de economía social y solidaria, y la activación de la principal herramienta en lo que respecta al desarrollo económico de la ciudad.
Antes ha hablado de un ámbito de actividades urgentes y no sé si esto tiene que ver con alguna disponibilidad presupuestaria.
Bien, esta actividad tendrá que ver con la disponibilidad de recursos que se derivará de la redistribución de recursos del presupuesto que se está trabajando. Las cantidades económicas del año 2016 se sabrán cuando se apruebe el presupuesto del próximo año.
Sin hablar de dinero, ¿cuáles son las actuaciones urgentes de su comisionado?
Estas actuaciones van asociadas al programa de choque de Barcelona en Comú. Activarán ahora y se desarrollarán al menos hasta el primer trimestre de 2016. Dentro de este plan de choque se habla de crear condiciones para contribuir a la creación de 2.500 puestos de trabajo. Desde las políticas públicas lo que podemos hacer es acompañar procesos que refuercen la creación de puestos de trabajo. Con diferentes instrumentos. Unos pueden ser los planes de empleo, e inserción para colectivos con especiales dificultades, etc. Sin embargo, la creación de puestos de trabajo debe surgir de proyectos que desarrollen actividad económica. Esto debe hacerse a partir de empresas de todo tipo: las públicas y, de manera relevante para el comisionado, las del sector de la economía social y solidaria.
El 7 de octubre pasado se presentó una encuesta realizada por la Federació de Cooperatives de Treball de Cataluya (FCTC) que indica que uno de cada tres nuevos clientes de las cooperativas han iniciado la relación comercial en los últimos cinco años. Por tanto, la crisis ha sido en cierta medida la impulsora de esta popularización.
La crisis ha comenzado a provocar en determinados ámbitos un despertar de conciencia crítica respecto a sus causas. Al respecto, es relevante, el trabajo realizado desde la Red de economía solidaria o las derivaciones del movimiento, hace cuatro años, de las personas indignadas. Recuerdo, en este sentido, las charlas que se daban en las plazas hablando de economía social y solidaria. Más allá de criticar las causas de la crisis, lo que pasó es que la gente se preguntaba qué podían hacer. Las respuestas eran que había la posibilidad de arrancar proyectos de autoempleo, de emprendimiento colectivo en forma de cooperativa, o plantearse cambios de hábitos de consumo y de proveedores de este consumo y comenzaran también a preocuparse por el dinero que tenían en instituciones bancarias y el uso que se derivaba. Hay un cierto elemento tractor del incremento del consumo de productos y servicios cooperativos que tiene que ver con un incremento de conciencia social en el sentido de que podemos votar cada día en relación con cómo consumimos. Y eso está pasando.
¿El cooperativismo contribuye quizás mostrando su cara ética?
Cierto, el mismo cooperativismo en determinados ámbitos hace un esfuerzo para mostrar que el producto o servicio que se pone en el mercado desde una empresa o entidad de la economía solidaria es social y ecológicamente responsable. Por tanto, si en paralelo a un incremento de oferta de productos y servicios se da un incremento de explicitación de las características de las empresas de la economía social y solidaria en el sentido de mostrar que los productos y servicios responden a unos criterios éticos claros, el ensamblaje hace que se construya mercado social. Y esto se refuerza con la existencia del balance social, es decir, no sólo por ser cooperativas partimos de una base que nos permite afirmar que este tipo de empresas es mejor en términos democráticos sino que también nos permite ser mejores en relación con nuestro compromiso con la comunidad.
La Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya (FCTC) tenía un acuerdo con la Diputació de Barcelona que impulsaba el programa cultura emprendedora en la escuela que fomentaba este ámbito. ¿El Ayuntamiento apostará también por ello?
Me parece prioritaria la presencia de la economía cooperativa en la enseñanza. Por lo tanto, valoramos muy positivamente la existencia de este programa impulsado desde la federación de cooperativas. Hay que decir que tenemos planeado desde el ayuntamiento una iniciativa similar que se haría en las escuelas municipales.
Impulsado también por la FCTC, existe el programa, municipio cooperativo, del cual no forma parte Barcelona
Esta iniciativa ha nacido de la FCTC, Barcelona aún no formaba parte. Pero se quiere impulsar un compromiso como ciudad y como gobierno en relación con la economía social y solidaria. En este sentido tenemos la intención de hacer llegar a las diferentes federaciones de cooperativas, a los diferentes ámbitos organizados en este ámbito del que hemos hablado antes, una propuesta de colaboración en el sentido de hacer evidente el compromiso de la ciudad en relación con el impulso de la economía social y solidaria.
Permítame, sería una propuesta nueva o una adhesión pura y simple al proyecto de municipio cooperativo?
Sería una propuesta nueva, aunque inspirada en la experiencia puesta en marcha por la Federació de Cooperatives de Treball, pero que la queremos ampliar en el sentido de ámbito de intervención y también haciendo que, más allá de una declaración, que es el riesgo que existe a veces cuando se firman propuestas de este tipo, se convierta en un compromiso operativo mucho más potente.
En la planificación de su comisionado, ¿hay actuaciones a corto plazo, que vayan más allá de propuestas en el ámbito genérico?
Sí que tenemos, yo destacaría que estamos organizando el Encuentro Internacional de Economía Social y solidaria y municipalismo. Se hará los días 22 y 23 de octubre justo unos días antes de la Fira d'Economía Solidària. La coincidencia es querida. En este encuentro internacional, hay dos grandes objetivos. El primero es hacer conocer y hacer visibles experiencias de éxito en otros países respecto a la economía social. En este sentido tendremos aquí experiencias de Quebec, Francia e Italia. El otro gramo objetivo es promover la creación de una red de municipios catalanes explícitamente comprometidos con el impulso de la economía social y solidaria.
¿En el corto plazo tiene también otras acciones en el campo de la difusión del modelo de economía solidaria?
Efectivamente tenemos en marcha el despliegue de un conjunto de acciones formativas y de acompañamiento que se desarrollarán bajo los criterios del comisionado y que ejecutará Barcelona Activa, fundamentalmente, orientadas al impulso de creación de empleo.
¿Y actuaciones directas en cooperativas tiene previstas?
Con los recursos que tenemos en este período antes de que se confeccione el presupuesto, habrá una cierta dotación económica que se dirigirá al refuerzo de uno de los proyectos que queremos que sea emblemático en este mandato. El proyecto se denomina Can Picó y ya está en marcha. El plan lo impulsa la cooperativa Biciclot. El proyecto comporta la constitución de un hub de la bicicleta en Barcelona. La idea es muy importante desde el punto de vista cooperativo, pero también lo es desde el punto de vista de dotar de infraestructuras a la ciudad, ya que favorece la movilidad sostenible.
Ahora me ha picado la curiosidad, ¿tiene más detalles esta actuación?
Hay un acuerdo que implica una cesión de espacio en Biciclot de un espacio en el Poblenou. Lo que estamos trabajando es que haya una dotación que contribuya a la rehabilitación de este espacio en el barrio.
El ayuntamiento tiene en marcha servicios a la ciudadanía que se gestionan desde empresa de economía social y solidaria. ¿Hay voluntad de mantener esta situación, o se piensa cambiar en algún sentido?
Barcelona tiene desde hace un tiempo el servicio de asistencia domiciliaria que gestionan una cooperativa y una asociación. En este sentido pensamos que puede haber un sector de economía social que no esté directamente en manos de las administraciones, porque se puede decir que hay un sector público social (la economía social y solidaria) que se corresponde con iniciativas de tipo económico nacidas desde la autoorganización para atender necesidades.
Por lo tanto, ¿es compatible municipalización y economía social y solidaria?
Es perfectamente razonable hablar de municipalización cuando se trata de mantener la titularidad pública de un servicio y su cesión con una serie de condiciones, en cuanto a la calidad del servicio, y con una verificación de esta calidad por parte de la administración, con la posibilidad de limitación del lucro y que esta prestación de servicios pueda ser participada por los usuarios. El modelo de empresa social abrir esta posibilidad. Dicho en otras palabras estaríamos creando mecanismos de cogestión de servicios de titularidad pública.