El sueño europeo en el que creyeron diferentes sensibilidades de la izquierda se ha convertido en una pesadilla. Esta es una de las sensaciones que reinó durante el debate La izquierda y la UE en el simposio Europa Sin Permiso, que se celebra hasta este sábado en Barcelona y que ayer se cerró con una conclusión compartida: para recuperar Europa, antes habrá que romper con el modelo actual. El acto sirvió para ver juntos a significativos representantes del pluralismo de las izquierdas que hoy conviven, no siempre en sintonía, en Cataluña y en el resto del Estado. Es el caso del portavoz nacional de Anova y del Grupo Parlamentario de AGE, Xosé Manuel Beiras, del candidato de ICV a las elecciones europeas, Ernest Urtasun, de la candidata de EUiA en los mismos comicios, Nuria Lozano -que no pudo intervenir por afonía- y del representante de Procés Constituent Gerardo Pisarello.
El marco constitucional fijado en el Tratado de Lisboa -firmado por los representantes de todos los estados miembros de la Unión Europea (UE) en 2007- “actúa como cómplice de un neoliberalismo que ha expulsado a los derechos humanos, sociales y colectivos del centro del debate europeo”. Así comenzó su intervención Ernest Urtasun, que alertó, ante el crecimiento de la desigualdad, la pobreza y la precariedad laboral, el auge de la ultraderecha. “Ellos sí saben lo que hay que hacer y lo que hay que decir”, dijo el ecosocialista que animó a las diferentes sensibilidades presentes a encontrar un discurso fuerte desde la izquierda capaz de recuperar los valores humanos más elementales diluidos en la gobernanza del viejo continente.
Urtasun, que toma el relevo de Raül Romeva en los comicios europeos, insistió en nuevas fórmulas de articulación política, sindical y en los movimientos sociales para combatir el “el austericidio” -y no austeridad- que impera y se quiere blindar en Europa. Este austericidio, dijo, “no es posible sin el autoritarismo de quien hoy nos gobierna”, en alusión a las políticas neoliberales de los gobiernos de derecha que dominan la Eurozona. El número tres en la lista de Izquierda Unida citó en su intervención a Angela Merkel que, según él, quiere exportar a Europa el modelo de la gran coalición alemana con un pacto entre liberales y socialdemócratas “para desmontar el Estado de Bienestar”. Antes de concluir, dejó una pregunta en el aire: “¿cuándo haremos una gran movilización a nivel europeo en contra de la austeridad y la deuda?”.
Derribar el proyecto actual para construir de nuevo un modelo que sitúe el bienestar de las personas en el centro de gravedad, vendría a ser el mensaje del fundador de Anova, Xosé Manuel Beiras, seguramente el ponente que más sonrisas desencadenó en una sala calurosa a más no poder. Sobre las posibilidades que tiene de prosperar un modelo de bienestar en Europa, el veterano político ha afirmado que “o se aborda en clave de ruptura democrática una deconstrucción del aberrante edificio construido, o no podremos con el monstruo”. En su intervención lamentó también que no haya culminado un frente amplio de izquierdas contra la Troika de cara a las elecciones europeas. “En demasiadas ocasiones hemos ido cada uno a nuestra”, dijo a modo de autocrítica. I es que el partido Beiras, que finalmente concurrirá a las europeas de la mano de IU, ha sufrido una importante crisis interna precisamente por la determinación de su líder de concurrir con la formación de Cayo Lara.
En este sentido, una de las voces más esperadas era la de Gerardo Pisarello, uno de los nombres fuertes del Procés Constituent y que a punto estuvo de recalar en la lista de EUiA para las europeas. Una negociación que terminó sin éxito y que, durante el debate -que apenas dio lugar a turno de preguntas- quedó en el aire. Pisarello centró su intervención en pedir, “de una vez por todas”, el abandono de la “política del mal menor”. El representante del movimiento cívico y político que lideran los activistas Arcadi Oliveras y la monja benedictina Teresa Forcades invitó, sin citar nombres, a los sindicatos mayoritarios y algunos partidos de izquierdas a romper con el poder establecido y abandonar el conformismo. Animó a las izquierdas a rescatar las diferentes tradiciones plurales que tienen y a reflexionar sobre las mejores lecciones heredadas por algunos de sus máximos representantes, momento en el que citó el legado de figuras históricas -como Rosa Luxemburgo, Bakunin o Lennin-.
El derecho a la autodeterminación como radicalidad democrática
En pleno proceso soberanista en Cataluña, el debate sobre el derecho a decidir tuvo su cuota de representación. El derecho a la autodeterminación de los pueblos fue uno de los puntos coincidentes entre las diferentes voces. No en clave identitaria, sino más bien en clave de radicalidad democrática, de derecho fundamental. Pisarello se mostró partidario de un “universalismo sensible con la diversidad de sus pueblos”. En concreto, habló de “un europeísmo internacionalista, universalista y compatible con el respeto a la diversidad de los pueblos, renunciando al colonialismo”.
El más contundente en este ámbito fue Beiras, que cargó contra la monarquía española y calificó el nacionalismo de “arriba a abajo” que practica el Estado como “chauvinismo”. “Los que estamos sometidos al régimen de los Borbones padecemos, desde hace 300 años, un nacionalismo configurado desde el Estado hacia abajo. Esto es chovinismo y no nacionalismo”, espetó. Beiras relacionó la lucha de clases con el derecho de autodeterminación en una UE formada por “un mosaico de sociedades con estructuras de clases diferentes”. Ernest Urtasun, que en una entrevista en Catalunya Plural afirmó que ICV había sido la fuerza que más había defendido el derecho a decidir en Europa, habló del derecho a la autodeterminación como un rasgo identitario de los valores fundacionales del viejo continente.
El simposio ha sido organizado por la revista Sin Permiso con el objetivo de poner en común un diagnóstico sobre la crisis en la Eurozona y buscar posibles soluciones haciendo autocrítica del proceso de construcción europea de los últimos veinte años.