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Ahora más que nunca, la X Solidaria en la declaración

Decía John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, que “lo importante para el Gobierno no es hacer cosas que ya están haciendo los individuos y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que en la actualidad no se están haciendo en absoluto”. Ahí radicaría, según él, el valor de lo público.

Durante las tres últimas décadas, las ONG han desempeñado un papel fundamental en nuestro país para atender las necesidades de los sectores olvidados por las instituciones públicas, para llegar allí donde éstas no llegan, para reivindicar e impulsar la inclusión social y la igualdad de oportunidades de aquellos y aquellas que viven en una situación de mayor fragilidad. En definitiva, para fortalecer el bienestar social. Y es ahí donde reside también el valor público del trabajo de las organizaciones del Tercer Sector.

Son tiempos de sufrimiento en los que la prioridad absoluta es poner fin a esta maldita pandemia. No hay consuelo para tanto dolor y no lo habrá nunca. Si algo positivo pudiera dejar esta emergencia sanitaria sería, tal vez, la toma de conciencia de lo importante que es que cuidemos los unos de los otros sin que nadie quede a la intemperie. Porque el padecimiento de un ser humano nunca puede sernos ajeno.

Es difícil determinar el alcance del impacto social de la pandemia a medio y largo plazo como consecuencia de la gran crisis económica que los expertos auguran que va a provocar, que ya está provocando de hecho. Por eso, mientras el personal sanitario lucha a brazo partido en primera línea contra la enfermedad y la comunidad científica busca tratamientos efectivos y una vacuna para el virus, hay que poner las bases de la reconstrucción del país. Debe hacerse sin olvidar a quienes ya estaban en una posición más débil. Y en esa tarea las ONG, como expresión de la sociedad civil, están llamadas de nuevo a tener un papel de primer orden completando la labor de las instituciones.

En línea con esa conciencia cívica de la necesidad del cuidado mutuo, hay una manera de colaborar en tiempos de confinamiento a fortalecer el bienestar social. Y tiene que ver con la campaña de la renta. Se trata de marcar la casilla 106 de la declaración, la de ‘Actividades de Interés Social’. Con ese simple gesto, el contribuyente destina el 0,7% de sus impuestos a financiar programas de las ONG. Y eso sin que la cantidad resultante a ingresar o a devolver se vea afectada. La X Solidaria es además compatible, y en ningún caso excluyente, con la X en la casilla de la Iglesia Católica para quienes decidan señalar esta opción.

El número de contribuyentes que marcan la X Solidaria ha aumentado en dos millones en España durante la última década. Sin embargo, cuatro de cada diez aún no lo hacen. Es posible que al menos una parte de ese elevado porcentaje se deba al desconocimiento del destino final de ese 0,7%.

Pues bien, a través de la casilla 106 se recaudaron en 2019 330 millones de euros para financiar iniciativas del Tercer Sector. Programas de teleasistencia, residencias, centros de día, ayuda a domicilio y asistencia para personas con discapacidad física; de poyo a personas con discapacidad intelectual y a sus familias incluyendo proyectos de fomento de educación inclusiva del alumnado con necesidades especiales; programas de atención a personas sin hogar; de protección del Medioambiente; de educación para la salud; proyectos que impulsan la reinserción social de las personas en prisión; para la erradicación de la violencia de género; programas de cooperación al desarrollo en comunidades de países empobrecidos de América Latina, Asia y África; centros de atención integral de mujeres con cáncer de mama; programas de voluntariado; de sensibilización contra la homofobia y la transfobia; iniciativas para la inserción en el mercado laboral de personas en riesgo de exclusión; para la orientación jurídica y acompañamiento a víctimas de discriminación étnica; para la prevención de acoso y de violencias sexuales entre adolescentes; otras dirigidas a la atención de personas sordas en su entorno sociofamiliar… La lista es casi inabarcable. Ese trabajo debe seguir adelante y necesita financiación. Las situaciones que lo justifican seguirán estando ahí tras la pandemia, en muchos casos incluso agravadas.

Marcar la X de ‘Actividades de Interés Social’ en la declaración de la renta siempre fue una manera de comprometerse con lo común. Hacerlo ahora es más necesario que nunca. Porque van a ser tiempos difíciles, sobre todo para quienes ya lo pasaban peor. Que nadie quede a la intemperie durante la reconstrucción.

Decía John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, que “lo importante para el Gobierno no es hacer cosas que ya están haciendo los individuos y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que en la actualidad no se están haciendo en absoluto”. Ahí radicaría, según él, el valor de lo público.

Durante las tres últimas décadas, las ONG han desempeñado un papel fundamental en nuestro país para atender las necesidades de los sectores olvidados por las instituciones públicas, para llegar allí donde éstas no llegan, para reivindicar e impulsar la inclusión social y la igualdad de oportunidades de aquellos y aquellas que viven en una situación de mayor fragilidad. En definitiva, para fortalecer el bienestar social. Y es ahí donde reside también el valor público del trabajo de las organizaciones del Tercer Sector.