Mitigación, adaptación y sumideros de CO2, claves regionales para frenar el cambio climático
- En el Día Europeo de la Red Natura 2000, ahondamos en este conjunto de medidas, fundamentales para preservar los espacios protegidos de la región
Ya ha salido a información pública el primer borrador de la Estrategia de Cambio Climático de Castilla-La Mancha para los horizontes 2020-2030. Ha sido elaborada por la Oficina del Cambio Climático de la Viceconsejería de Medio Ambiente para actualizar el documento aprobado en el año 2010 y en la misma han colaborado numerosos expertos con el objetivo de contribuir a la consecución de las metas nacionales mediante la reducción de las emisiones regionales de gases de efecto invernadero, la vulnerabilidad social, ecológica y económica, así como la creación de capacidades y de sensibilización ciudadana para la acción climática.
El texto se basa principalmente en labores “mitigación” y “adaptación”, los dos pilares que comprenden 56 de las casi 80 medidas incorporadas, en algunos casos yendo incluso más allá de los objetivos estatales: la mitigación incluye acciones para reducir las emisiones, y la adaptación aglutina las respuestas destinadas a minimizar los impactos e incrementar la resiliencia frente a los cambios. Ambas están dotadas de múltiples sinergias y co-beneficios, de tal forma que muchas de las medidas de mitigación implican adaptación, y viceversa.
Así, en el primer bloque, el de la “mitigación”, se encuentran recogidas hasta 36 medidas. Es el más amplio y comprende como primer paso la batería de propuestas en torno al transporte y la movilidad. Aquí entran en juego la movilidad sostenible, la intermodalidad, la gestión eficiente de flotas y renovación de vehículos y los nuevos combustibles para el transporte. Después se detalla toda la política relativa a la gestión de residuos, donde la economía circular (sobre la que Castilla-La Mancha está preparando una ley) cumple un papel primordial en reducción del volumen de residuos, reutilización, reciclaje, compostaje y ecodiseño; pero también son destacables otras medidas como la “fiscalidad circular” (fianzas y cánones a empresas contaminantes), la mejora de la vida útil y el uso de subproductos.
Mitigación en la industria, los servicios y los bosques
En cuanto a las iniciativas referidas al sector industrial, una de las principales es el impulso a la fabricación de biocarburantes, la mejora tecnológica de los sistemas convencionales para adaptarse al cambio climático, las nuevas fuentes energéticas y la eficiencia en las empresas. Esto entronca indirectamente con otros elementos de mitigación englobados en el sector residencial, de servicios y de infraestructuras: reducción de la demanda energética en la edificación, turismo y hostelería de bajas emisiones, e impulso al autoconsumo en las infraestructuras. De igual forma, en la agricultura y la ganadería se enmarcan varias medidas, entre las que destacan la renovación y mejora de maquinaria y equipos, un mayor uso de las energías renovables, fomento del sector ecológico y extensivo, y utilización de los biorresiduos como abono.
La última parte referida a las acciones de mitigación la ocupa la necesidad de preservar los bosques y la diversidad biológica. Para ello, se propone el impulso de la biomasa forestal como recurso energético y la reducción de las emisiones en los sistemas forestales.
Posteriormente, el borrador detalla las mencionadas medidas de “adaptación” en los mismos sectores. Por ejemplo, en el caso de la industria, propone la integración del cambio climático en las estrategias de negocio, así como un diagnóstico del impacto del sector en las emisiones, para poder abordar posibles soluciones. En el sector servicios, las líneas de trabajo son más amplias, ya que van desde la adaptación de entornos urbanos hasta la mejora de los recursos hídricos y el aumento de la resiliencia en el turismo.
En agricultura y ganadería, este bloque incorpora la mejora de las prácticas agropecuarias e incorporación de nuevas tecnologías, la aplicación de sistemas para el uso eficiente del agua en explotaciones agrarias, y también la promoción del conocimiento. Finalmente se incluye en este apartado de adaptación una nueva línea de trabajo en torno a la salud pública: prevención de los efectos del cambio climático, impulso a conocimiento en el sector sanitario y fortalecimiento de los programas de salud en el sistema público.
Para el apartado referido a los sumideros de CO2, la Oficina Regional de Cambio Climático destaca la necesidad de mejorar los niveles de carbono orgánico y el control de la erosión en zonas agrícolas, el impulso a la agricultura de conservación y la evaluación de la capacidad-sumidero de todo el sector agrario. También en este bloque cumplen una función esencial los bosques en cuanto a la biomasa forestal, los instrumentos que maximicen la retención de carbono y el incremento de su capacidad de resistencia.
Y al margen de estas propuestas principales, la Estrategia contra el Cambio Climático establece un ‘Programa de Información y Capacitación para la Sostenibilidad’ donde se detallan otras medidas transversales que pasan por la difusión de todas las anteriormente citadas pero donde destaca sobre todo el fomento del “consumo sostenible, consciente y responsable” y la sensibilización en materia de salud.
En último lugar, se hace referencia a cinco medidas de “Gobernanza”: la inclusión de criterios ambientales en la contratación y ayudas públicas; la coordinación de las políticas de cambio climático; la colaboración entre administraciones e instituciones; el desarrollo de un panel de indicadores para el seguimiento; y el fomento de la cooperación y la participación en materia de cambio climático.
Diagnóstico en Castilla-La Mancha
La Estrategia Regional de Mitigación y Adaptación frente al Cambio Climático 2010-2012-2020 de Castilla-La Mancha fue la primera del territorio nacional en incorporar en un único documento medidas de mitigación y adaptación planteando entonces 301 medidas en 11 líneas de actuación y 12 sectores de actividad relacionados con los establecidos en la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia (EECCEL). Los datos que aportaba en torno a la emisión de gases se han actualizado tras la aprobación de la Ley de Transparencia y Buen Gobierno de 2016: se publican anualmente en el Inventario regional de Gases de Efecto Invernadero (GEI) elaborado a partir de la información desglosada por comunidades autónomas del Sistema Español de Inventario (SEI) del Gobierno central sobre calidad del aire y protección de la atmósfera.
Según estos datos, Castilla-La Mancha se encuentra actualmente en una tendencia a la baja de la emisión de sus GEI en todos los sectores, principalmente en transporte, industria y agricultura. En resumen, el 70% de estas emisiones en la comunidad autónoma están derivadas de las actividades relacionadas con el procesado de la energía mediante la quema de combustibles fósiles, y el 30% restante se corresponde con actividades no energéticas. En total y según el informe, los gases de efecto invernadero deben reducirse en Castilla-La Mancha en un 26% hasta 2030.