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Por qué los ricos son más antisociales

Darío Pescador

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Los ricos y poderosos tienen fama de mala gente desde antes de que María Antonieta dijera a los pobres que no tenían pan aquello de “que coman pasteles”. Generalizar está feo, pero es un fenómeno que se ha estudiado y que en inglés se llama Rich Asshole Syndrome, el síndrome del rico cabrón.

Unos investigadores de la Universidad de Ann Harbor en Michigan hicieron un experimento. Se fueron a Los Ángeles y se colocaron en un paso de peatones. Una persona que trabajaba con los científicos intentó cruzar la calle. No todos los coches respetaban el paso de peatones. 

En total, una tercera parte de los conductores se lo saltaba y no dejaba pasar al peatón. Sin embargo los conductores de coches más caros se saltaban el paso de peatones el doble de veces que los de coches más modestos.

Podríamos pensar que las personas que tienen menos, la incertidumbre, la precariedad y la falta de recursos los impulsa a saltarse las normas, ser más egoístas y portarse peor con los demás. Sin embargo, todos los experimentos apuntan a que ocurre exactamente al revés. Las personas con dinero son menos solidarias, menos éticas y más antisociales.

La pregunta es ¿por qué?. ¿Es porque las personas antisociales tienen más probabilidades de hacerse ricas, porque no cuidan de los demás? ¿O es al revés? ¿Puede ser que el dinero convierta a la gente en mala gente?

Precisamente, otros investigadores de la universidad de Berkeley hicieron un experimento para comprobarlo. Pusieron a personas que en principio no eran más ni menos ricas que los demás a jugar al Monopoly. Pero el juego estaba amañado. Uno de los jugadores podía tirar dos veces y recibía el doble de puntos.

A pesar de que todo el mundo sabía que había alguien que jugaba con ventaja, esta persona celebraba sus puntos a gritos, se burlaba de los demás y comía más galletitas que el resto. 

Esto se ha comprobado también en el mundo real. Por ejemplo, las personas más ricas dan más dinero para obras de caridad en términos absolutos. Sin embargo, las personas que tienen menos dinero dan un porcentaje mayor de sus ingresos.

Esto no se cumple siempre. Al comparar la generosidad de las personas, los californianos más ricos daban en proporción mucho menos dinero que los más pobres. Sin embargo, los alemanes donaban en la misma proporción independientemente de sus ingresos totales. 

Los investigadores comprobaron que lo que provocaba que los ricos se portaran de forma egoísta no era solo el dinero, sino la desigualdad. Una persona rica rodeada de gente pobre tiene que ponerse una coraza emocional para no empatizar con el sufrimiento de los demás. En países como Japón, Holanda o Dinamarca, donde hay menos desigualdad, el comportamiento de los ricos no es tan egoísta

Esto nos lleva a otra pregunta. ¿Los seres humanos somos por naturaleza egoístas o generosos? ¿Somos cooperativos o individualistas? De esto hablaremos en otro episodio.