Activistas de Greenpeace se han encadenado en la mañana de este jueves en el acceso a la central nuclear de Cofrentes para reivindicar su cierre, impidiendo su acceso. Con un bidón, cadenas y tres pancartas con el lema 'Cierre Nuclear: No más Fukushimas', la organización ecologista pide que se paralice la renovación de la licencia de la central, prevista para el próximo 20 de marzo.
Esta acción de protesta se realiza el día que se cumplen 10 años desde que una veintena de activistas de Greenpeace entraron en la central nuclear de Cofrentes y escalaron a uno de sus reactores. En esa acción pintaron en la torre de refrigeración el mensaje “Peligro Nuclear” para exigir que no se renovara la licencia para que siguiese operando. Además, justo el mismo día, la central nuclear de Fukushima sufría otro accidente nuclear, “el peor desastre nuclear desde Chernóbil en 1986”, afirma la organización.
En este décimo aniversario Greenpeace vuelve al lugar de los hechos para exigir que no se renueve la licencia de Cofrentes “porque si algo hemos aprendido en este tiempo, es que que las nucleares son instalaciones envejecidas y que no las necesitamos para mantener la seguridad del suministro; y por lo tanto, no debemos renovar sus licencias sin, además, la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones”.
La central, propiedad de Iberdrola, está a la espera de que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico otorgue el permiso definitivo para prorrogar su funcionamiento hasta el año 2030. La autorización en vigor caduca este mes y la vida útil de la instalación finaliza en el año 2024, cuando cumplirá 40 años.