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Alternativas a la gran banca: Las cooperativas de crédito

En los tiempos de la orgía del ladrillo no toda la banca participó en la fiesta. Las cooperativas de crédito supieron guardar la ropa, dedicar-se a su tarea que era dar crédito en el entorno local y con su modelo de banca cercana han resistido al vendaval de la crisis que ha hundido prácticamente todo el sector de la cajas de ahorro. Ante un panorama donde la concentración financiera y la bancarización de las cajas están creando un mercado dominado por la gran banca, las cooperativas de crédito se convierten en una alternativa a este modelo.

Un modelo alternativo que tiene una gran implantación en el País Valenciano, donde hay 33 entidades de este tipo, convirtiéndose nuestra comunidad autónoma en la que más cooperativas de crédito con sede social tiene de todas las comunidades. La entidad de crédito cooperativa más importante propiamente del País Valenciano es Caixa Popular-Caixa Rural con 910 millones en activos, lo que la sitúa en el puesto 23 en nombre de activos de todo el territorio español. Asimismo, la principal cooperativa de crédito en número de activos, Cajamar, es producto de la fusión de varias cajas rurales donde destacaba la entidad valenciana Ruralcaja. Cajamar, aunque con sede en Almería, tiene 533 oficinas bancarias en el País Valenciano, la autonomía donde más oficinas tiene de todo el Estado.

Para Manuel Illueca, profesor de economía financiera y contabilidad de la Universitat Jaume I e investigador del IVIE, la fuerte implantación de las cooperativas de crédito en el País Valenciano se debe “a la importancia económica de las actividades agrícolas en la Comunidad Valenciana”. Joan Ramón Sanchis, catedrático de la Universitat de València, director del Instituto de Economía Social y Cooperativa y autor del libro La banca que necesitamos apunta que las cooperativas agrícolas siempre han visto a las cooperativas de crédito como un “pulmón financiero” y remarca que en nuestra autonomía se ha dado un elemento diferenciador respecto otras autonomías, “que la mayor parte de las cooperativas de crédito han surgido en los ámbitos locales muy vinculadas al territorio y las necesidades concretas de la economía local”.

Cooperativas de crédito vs Cajas de ahorro

Las cajas de ahorro prácticamente han desaparecido. Solo han resistido dos al vendaval de la crisis: Caixa Ontinyent y Caixa Pollença. Mientras, las cooperativas de crédito han aguantado el envite de la crisis, y además con una diferencia respecto al resto del panorama bancario: siguen dando crédito ¿Cómo han conseguido resistir a la crisis y dar crédito en plena depresión económica?

Manuel Illueca opina que el origen de su resistencia a la crisis se debe a tres factores:“ limitar su ámbito de actuación a las zonas de origen; su particular estructura de gobierno corporativo permitió a las cooperativas ser menos permeables que las cajas a la influencia política; y que contaban con una supervisión estricta por parte del Banco de España”. Para Joan Ramón Sanchis la clave de su resistencia está “en que se han centrado en financiar actividades de la economía productiva, evitando comportamientos oportunistas y especuladores”. Desde la Unión Nacional de las Cooperativas de Crédito (UNACC), la patronal del sector, defienden que han resistido porque su modelo consiste “en dar créditos y captar depósitos, lejos de los productos sofisticados y del boom inmobiliario”.

No obstante, lo más sorprendente es que estas entidades tienen abierto el grifo del crédito. Sanchis opina que esto es posible gracias “a que su finalidad es social y consiste en atender a las necesidades de los colectivos a los que están vinculados, independientemente de una situación de crisis económica o de crecimiento económico”. En cambio, Illueca destaca que “la menor implicación en el crédito inmobiliario ha limitado las pérdidas de las entidades, reduciendo las necesidades de capital y permitiendo mantener un mínimo flujo de crédito a empresas y familias”.

Concentración bancaria

Ante el fenómeno de la concentración bancaria en España, como resultado del hundimiento, rescate, bancarización y posterior venta de las cajas a las grandes entidades financieras del Estado, las cooperativas de crédito se enfrentan ante un mercado muy concentrado y donde la competencia será muy fuerte por parte de la gran banca. “La concentración bancaria supone una oportunidad para las cooperativas de crédito. Cómo son entidades sin ánimo de lucro, pueden jugar un papel importante en la provisión de servicios financieros en estos territorios. Se trata de cultivar el valor de la cercanía y la confianza entre el usuario y la entidad de crédito”, opina Manuel Illueca.

No obstante, el propio sector está inmerso en un proceso de concentración. Según la UNACC, desde 2008 se ha pasado de 81 cooperativas de crédito a 68 entidades, donde las 10 más grandes gestionan ya casi el 90% de los activos del sector. Para Joan Ramón Sanchis este proceso es negativo y alerta que esta concentración “puede suponer su desvinculación del territorio social del cual han surgido”.

A pesar de esta concentración, lo que está claro es que el modelo de las cooperativas de crédito ha sido un modelo alternativo al que emprendieron las cajas de ahorro y la gran banca. Una banca alternativa, aunque muy pequeña, a las grandes entidades financieras.