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Cinco años de lucha contra los desahucios

Alejados del foco mediático, los desahucios se siguen produciendo. En Madrid, hace unas semanas Bankia echaba de sus casas a varias familias. Y como respuesta a ello, varios activistas de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) de Valencia se concentraban para protestar cuando los dirigentes de la entidad celebraban su junta de accionistas. Se trataba del lugar idóneo para reclamar a los bancos sus cinco reivindicaciones: dación en pago retroactiva, alquiler asequible, vivienda social, suministros básicos garantizados y poner fin a los desalojos.

La concentración se realizaba después de unos días en los que sus actividades había pasado a descansar de forma momentánea para dar paso a una celebración: Cumplían cinco años de existencia. Una tarta del color de sus camisetas -verdes- y los mensajes de felicitación de su cuenta de twitter sustituían a sus tradicionales consignas de activismo por el derecho a la vivienda. No era para menos: la tercera plataforma más antigua de España -después de Barcelona y Murcia- seguía en pie.

“Nacimos al calor de la plataforma por los derechos sociales”, cuenta Rosana Montalbán, que fue portavoz de la PAH Valencia durante años, para continuar: “Para ser más eficaces frente a los problemas sociales, se plateó desde ese colectivo crear uno de los dos que se propusieron: la PAH de Valencia y la plataforma por los derechos de los desempleados. Finalmente ganó en votación el primero”. Un nacimiento que se hizo con una asamblea donde gente de las plataformas de Murcia y Barcelona explicaron a los afectados que se acercaron su experiencia. Y en especial, cómo parar un desahucio.

Al poco tiempo de constituirse y formarse a través de los vídeos que colgaba la PAH barcelonesa, recibieron el primer aviso. Era el primer desalojo hipotecario al que se enfrentaban. “Fue en la avenida de Peset Alexandre. La chica tenía problemas. Fue duro, pero lo pudimos parar”, relata José Luis González, de la PAH Valencia. “Nos cogió de sopetón. Tuvimos que convocar en menos de 24 horas. Y todo, sin experiencia previa”, agrega Montalbán.

Interlocutor y pesadilla para la banca

Con los años, la PAH Valencia adquirió experiencia. Hay pocos desahucios a los que se tengan que enfrentar en menos de un día. “Normalmente hacemos una campaña de sensibilización con el vecindario antes, explicamos cómo deben actuar los activistas, fijamos los roles que tiene cada uno, etc...”, explica Montalbán. Desde la plataforma calculan de forma aproximada que han conseguido parar unos 70 desahucios en Valencia cada año.

Pero no todo han sido victorias. También ha habido ocasiones en las que no han podido hacer nada. “Recuerdo el caso de una familia que desahuciaron cerca del Mercado de Jesús. Perdieron sus casa, pero la dejaron llena de pintadas contra los bancos”, dice Montalbán. Casos como el de Rosa, de más de 80 años, que vive con un hijo mayor enfermo y a quien su marido abandonó forman parte del drama particular de estas ejecuciones hipotecarias. “Le quieren quitar la casa por un préstamo para reformar el baño que pidió su marido antes de irse. No creo que podamos parar su desahucio”, lamenta González.

La plataforma ha realizado más acciones. Protestó con escraches como el que le hicieron al ahora europarlamentario Esteban González Pons (PP); ha realizado acampadas de cinco o seis noches cerca de la calle de Pintor Sorolla; ha organizado conciertos para recaudar fondos donde participaron, entre otros, Los Chikos del Maiz, Obrint Pas o Orxata Sound System; y, en especial, ha ejercido de interlocutor con los bancos para evitar el desahucio. “Cuando negociamos con ellos reclamamos la dación en pago, que quiten los avalistas y un alquiler social”, afirma Amparo Delgado, afectada que se unió a la plataforma. “Los bancos te tratan con más respeto si te acompaña la PAH. Así hemos parado varios desahucios”, añade.

En sus acciones, sin embargo, hay un punto débil. No han impulsado tanto como en Cataluña la denominada 'Obra Social la PAH'. Solo se han llevado adelante experiencias como la de Xirivella, con la que ha habido problemas. “En Valencia no existe tanta demanda de esas acciones, ya que los familiares o los amigos acogen a los desahuciados. Y con la ley mordaza la ocupación es muy difícil. No hemos practicado esa vertiente de la lucha”, reconoce González.

Con cinco años de vida -“y los que nos quedan”, apuntan-, tienen muchos retos. A nivel autonómico, uno claro: lograr que la nueva ley de la vivienda del Consell ponga punto final al drama hipotecario. Aunque han dado su opinión a los responsables de la conselleria para elaborar el proyecto, no quieren comentar el contenido de la ley. Eso sí, avisan que si las “buenas intenciones” no se cumplen los van a “tener en frente”. Tras el parón momentáneo de su aniversario, siguen con su lucha. La próxima acción: una acampada para exigir a los bancos sus cinco reivindicaciones.