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Las denuncias de la corrupción no solo son confidenciales, ya pueden ser anónimas

“La confidencialidad ya no es suficiente”, señaló la activista Simona Levi, de X-Net, al recordar cómo el exdirector de la Oficina Antifraude de Catalunya Daniel de Alfonso  “expuso las fuentes” en la escandalosa grabación con el exministro Jorge Fernández Díaz que le costó el cargo. “Asegurar la disponibilidad de la información, sin exponer a quienes la hacen posible y vigilar la protección de los denunciantes”, resumió el ingeniero informático suizo Hervé Falciani los objetivos que se han de conseguir con el uso de la tecnología y del I+D+i.

La Agencia de Prevención y Lucha contra el Fraude y la Corrupción de la Comunidad Valenciana presentó este jueves un buzón de denuncias que no solo garantiza la confidencialidad a la que está obligado por ley el organismo, sino que va un paso más allá y hace posible el absoluto anonimato del informante. Inspirada en la “bústia ètica” de la Oficina de Transparencia y Buenas Prácticas del Ayuntamiento de Barcelona, la “bústia de denúncies” de la Agencia Valenciana Antifraude es “un canal específico y protegido para que los denunciantes puedan hacer conocer elementos de fraude y corrupción”, según su director, Joan Llinares, que precisamente era director del organismo barcelonés cuando se puso en marcha el instrumento. Un instrumento que calificó como “una herramienta tecnólogica” que hacía falta ante la dificultad de conseguir denuncias de ciertos casos de corrupción.

Frente a quienes sostienen que no debe propiciarse el anonimato de ciudadanos y funcionarios a la hora de denunciar el fraude y la corrupción, Rosa Sánchez, directora de Análisis de la oficina de Barcelona, ofreció datos muy elocuentes. En 2016, la oficina barcelonesa recibió 63 comunicaciones. Tras la puesta en marcha de la “bústia ètica”, en 2017 recibió 499 denuncias, de las que 478 se produjeron a través del buzón y 204 de ellas fueron anónimas.

El anonimato es voluntario, explicó Manuel Serrat, director de Sistemas de Información de la Agencia Valenciana Antifraude, que hizo una demostración del funcionamiento del buzón y explicó que se trata de un “canal bidireccional de información” que ya utilizan instituciones como la Corte Penal Internacional y organizaciones como Amnistía Internacional.

El buzón se basa en sistemas desarrolados por el proyecto activista X-Net, la organización Center for Transparency and Digital Human Rights, cuya directora de difusión, Rahman Sghaier, intervino en la presentación mediante un vídeo, y GlobaLeaks, que es un software libre, de código abierto y gratuito. Las denuncias pueden enviarse a la agencia de forma nominal, con la confidencialidad garantizada por el organismo, o, si así lo decide el denunciante, de forma anónima mediante el navegador Tor, que puede descargarse desde la página web de la Agencia Valenciana Antifraude.

Lo que Simona Levi definió como “una amable y colaborativa desconfianza de los ciudadanos con las instituciones” se ha traducido en una tecnología que evita la trazabilidad de las conexiones y permite al denunciante “protegerse de las propias instituciones” ante las que ejerce la “vigilancia ciudadana” frente a la corrupción.