El Ayuntamiento de Valencia mima al Valencia Club de Fútbol, una sociedad anónima propiedad de un magnate de Singapur y la institución deportiva más importante de la ciudad. El club tardará 20 años en pagar al Ayuntamiento de Valencia el solar sobre el que se levanta su nuevo estadio, cuya inauguración está ahora prevista para 2019. Las obras, con la estructura del coliseo ya levantada, están paradas desde 2009.
Las facilidades de pago ofrecidas al club fueron anunciadas ayer por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que se felicitó por un acuerdo que, de momento, acaba con una de las pesadillas del ayuntamiento. El consistorio y el club pactaron en 2005 para hacer posible el nuevo campo.
Entonces, se acordó la cesión de un solar municipal al club (valorado en 45 millones de euros) a cambio de otros 32 terrenos en la ciudad y 20 millones de euros. El Valencia nunca cumplió su parte del acuerdo, destrozado económicamente por la gestión de su anterior máximo accionista, Juan Soler, arruinado e imputado por tentativa de secuestro.
El ayuntamiento se quedó sin el dinero prometido y con un estadio a medio hacer en una de las avenidas más importantes de la ciudad, la de las Corts Valencianes. Para no agravar la crisis del club, que bordeó la quiebra, no exigió los pagos pendientes. Con el nuevo acuerdo, no cobrará todo hasta 2024, casi 20 años después del convenio de 2005. El club pagará a plazos con intereses y el ayuntamiento se queda, como garantía, las 3.000 plazas de aparcamiento bajo el estadio y la zona comercial anexa al mismo.
Barberá, contenta
“Es motivo de felicitación y alegría para todos los valencianos porque es el mejor de los acuerdos posibles tanto para los intereses de la entidad deportiva como de la ciudad, una solución plenamente satisfactoria para todos”, dijo Barberá en el anuncio del nuevo acuerdo. La alcaldesa desgranó que el nuevo convenio permitirá la construcción de instalaciones deportivas y colegios tanto en las parcelas entregadas por el club como en los terrenos que ocupa Mestalla, el campo actual del Valencia, que será demolido con la inauguración del nuevo.
Otros no lo ven tan claro. Amadeu Sanchis, concejal de EU, por ejemplo. “Es increíble que Barberá no exija el pago inmediato de la deuda tanto del dinero en metálico como del derivado de las parcelas, es decir, de los más de 45 millones de euros que supone esta operación”. Según Sanchis, “es del todo incomprensible que una entidad privada como el club valencianista vaya a tardar casi dos décadas en saldar una deuda con la ciudad”.