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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Casado ficha para el Senado al juez de las puertas giratorias: de consejero de Camps a presidente de la Audiencia

Corrían los años 90 y el PP de Valencia no era todavía el partido todopoderoso que gobernó la Comunitat Valenciana durante 20 años y llegó a gobernar en casi el 90 % de sus ayuntamientos. En ese momento, sin controlar todavía el dinero de las instituciones, eran los militantes quienes sustentaban y abrían las persianas de las sedes. El cuartel general de aquel PP se encontraba en la primera planta de un edificio de la Avenida del Oeste de Valencia. El inmueble era propiedad de la familia De Rosa Torner, cuyo primogénito, Fernando, fue quien afilió al partido de los conservadores a quien posteriormente sería presidente de la Generalitat, Francisco Camps Ortiz.

Fernando De Rosa ha sido y es un pata negra, primero de Alianza Popular, y posteriormente del PP, donde llegó a ser secretario autonómico de Justicia con el dimitido Camps. Pablo Casado ha elegido a De Rosa para encabezar la lista al Senado por Valencia -la tercera provincia más poblada- en su intento por controlar la institución que le permita aplicar su deseado “155 permanente”.

Se desconoce qué se le despertó antes a De Rosa, si la vocación política o la judicial, pero la realidad es que su cercanía al partido conservador le permitió ser vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial -llegó a ser presidente durante un mes tras la dimisión de Carlos Dívar- entre los años 2008 y 2014. Posteriormente, desde 2015 a la actualidad, sus compañeros jueces le auparon a la presidencia de la Audiencia Provincial de Valencia, uno de los puestos más importantes de la judicatura en la Comunitat Valenciana.

La legislación española prohíbe a los jueces militar en partidos políticos, pero la vida de De Rosa es un ejemplo de caso de puerta giratoria de manual, en este caso de la judicatura a la política para después volver a los juzgados y, finalmente, a sus 59 años, rematar su carrera como senador en las Cortes Generales. 

De Rosa ingresó en la judicatura en 1984, tras prepararse durante años con el entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Juan Luis de la Rúa, otro amigo personal de Francisco Camps. En sus tiempos de estudiante había militado en Alianza Popular y su cercanía a los conservadores era más que conocida, no solo por prestarles la sede para el partido.

Estuvo destinado como juez en Castelló y Valencia y consiguió ser juez decano de Valencia desde 1998 a 2003, hasta que su compañero de fatigas Camps lo llamó para ser secretario autonómico de Justicia y posteriormente conseller. Estuvo en el cargo los cuatro años de legislatura y en 2007 fue nombrado a conseller hasta que, en 2008 y a propuesta del PP, dio el salto a Madrid, al CGPJ, donde estuvo hasta 2014. En 2015 volvió al trabajo como juez y en pocos meses alcanzaba la presidencia de la Audiencia Provincial. Y fue en ese puesto donde vivió una de las mayores contradicciones de su vida político-jurídica que no quiso reconocer.

Por sorteo fue nombrado magistrado ponente que debiera juzgar el saqueo de la depuradora de Pinedo, el conocido como caso Emarsa, en el que se sentaban en el banquillo 25 personas, algunas de ellas importantes cargos del PP en su etapa como secretario autonómico de Camps. En un primer momento, De Rosa se negó a abstenerse de la causa al considerar que no afectaba a su obligación de neutralidad.

Hasta que la acusación popular -ejercida por el PSPV- lo recusó como ponente y aportó, entre otra documentación, una cita en la agenda del cabecilla de la trama Emarsa, Esteban Cuesta, entre el propio De Rosa y Cuesta. En ese momento, decidió inhibirse y dejar paso a otro juez para que redactara la sentencia que condenó a penas de hasta 12 años a todos los acusados. 

Pero Fernando no ha sido el único prohombre de la familia cercano al partido. Su hermano Alberto fue, desde sus inicios, el directivo que impulsó la privatización de los hospitales valencianos ideada por Eduardo Zaplana. Ribera Salud, cuando era propiedad de las cajas de ahorros controladas por el PP fue nombrado director general. Alberto de Rosa ha capitaneado todo el proceso y ha sido un verdadero azote de la exconsellera de Sanidad Carmen Montón, la artífice de la reversión del hospital de Alzira.

La hermana de ambos, Carmen de Rosa, es la presidenta del Ateneo Mercantil y dimitió de la comisión fallera a la que pertenecía al intentar premiar la directiva de la falla otorgar un premio a la Fundación Francisco Franco. Al saltar el escándalo, De Rosa adujo que desconocía la intención de su equipo de galardonar a esta asociación de ultraderecha, algo que el copresidente desmintió posteriormente.