A veces hay que admitir que uno se equivoca, y más cuando habla de comida. Que has juzgado en base a prejuicios, que ha habido postureo, que te has dejado llevar por lo que has oído. Y que no tenías motivos para mantener determinadas opiniones. Hoy os hablo de tres locales en Valencia que me demostraron que estaba equivocado. Y no sé vosotros, pero a mí es uno de los sabores que más me gusta: ¡qué placer que te hagan cambiar de opinión!
LaLola
La cosa va de aceptar fallos, y el mío con este local fue la localización. Situado al lado del Micalet, en una calle estrecha ocupada por su bonita terraza y anuncios coloristas, me pareció el típico local para turistas. Entre las referencias al flamenco, el diseño y la ubicación cazaturistas tenía todas las papeletas para que sus mesas fuesen un lugar a evitar. Pero no: me equivoqué, y mucho. En LaLola se sirve un menú apetecible por 15 euros, con entrantes correctos y arroces bien pensados. Nada de paellador, nada de arroces melosos que son un caldo sin sustancia con tristes granos de arroz. De hecho, en muchos de sus platos utilizan la nueva y aclamada variedad Albufera, un valor añadido y que los diferencia de la competencia. Un local a tener en cuenta cuando estamos por el centro y queremos evitar a toda costa caer en la tela de araña de la Plaza de la Reina. Y es que cuando comes en LaLola estar al lado del Micalet no es una trampa, sino un punto a favor.
C/ Subida del Toledano, 8, Valencia
+34 963 91 80 45
Ca Duart
La zona Cánovas (especialmente el eje que constituye Conde Altea) alberga una concentración elevadísima de restaurantes: los hay excepcionales, buenos, mediocres y malos. La mayoría, lamentablemente, corresponden a las dos últimas categorías. Se repiten pizzerías, restaurantes japoneses que no lo son, sitios de cocina “valenciana” hecha en serie. El ataque de los clones gastronómico. Tener asegurado un flujo enorme de gente a mediodía y las noches del fin de semana hace que muchos locales se relajen, que la oferta mimetice y que las calles se llenen de sitios difíciles de recomendar. Ca Duart no es uno de esos sitios. Con un menú de 13,90€ y otro que ronda los 20 euros, propone una cocina bien hecha en un entorno hostil. Sin ser especialmente innovadora –ni falta que hace-, destaca por el buen producto y lo bien realizados de los platos (curioso y muy sabroso el salmón unilateral). En la carta apetece todo, y sin ser uno de aquellos sitios que sobresale por un plato en especial, lo que lo hace recomendable es que mantiene un buen nivel en todos ellos y en ningún momento engaña al comensal. Nada de florituras, de nombres impostados, de intentar emular la excelencia mediante el vacío. Buen menú, buenos arroces: buena cocina. Punto. La próxima vez que os abrume la sobresaturación de restaurantes en la zona Cánovas, ya sabéis dónde podéis refugiaros.
C/ de Ciscar, 22, València
+34 963 33 28 12
Lolitos
Situado frente a un tanatorio y al lado de un hospital, mi primera impresión fue que era un bar pensado para aprovechar el trasiego de personas de las cercanías, y por ello nunca había entrado. Hasta que me abrieron los ojos y me dijeron que no, que no tienes ni idea, que el local lleva abierto décadas y que allí se come bien. Así que entré, me pedí un bocata... y maldije las veces que había comido rápido y mal allí cerca. En Lolitos hay menú, buenas tapas (buen pincho de tortilla, sepia tierna y abundante) y una carta muy amplia de bocatas. Pan de chapata y buena mezcla. Mi patrón oro es el Chivito: debe tener el lomo jugoso, tomate consistente, sin exceso de mayonesa, huevo que se desparrame lo justo, lechuga fresca y bacon crujiente. Precios contenidos, ambiente agradable y un bar que esperemos poder disfrutar muchos años más. ¡Ah! Y hacen bocatas para llevar, claro, pero nada de papel de plata que chorrea: cajitas de poliuretano y bolsas ex-profeso. Todo un detalle que agradeceréis tanto si os lo lleváis para devorarlo en el Parque de Cabecera como si os lo zampáis en una habitación de hospital.
C/ Valle de la Ballestera, 54, València
+34 963 40 38 10