La fórmula de recogida y gestión de los envases ha abierto una guerra entre las diferentes organizaciones que defienden dos sistemas diferentes de hacerse con este residuo para su posterior reciclaje o reutilización.
Un residuo que se convierte en materia prima, y que en consecuencia vale dinero, en el momento en el que se abandona.
La Comunitat Valenciana está siendo en estos momentos el campo de batalla desde que la Generalitat anunció el pasado mes de abril la implantación del sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR) a partir del primer trimestre de 2018.
Este sistema, que ya funciona en países como Alemania y Noruega, está avalado por diversas entidades ecologistas y organizaciones como Retorna, integrada por la industria del reciclaje, ONG ambientales como Greenpeace y Ecologistas en Acción, sindicatos y asociaciones de consumidores.
Unas entidades mucho más afines al actual Gobierno valenciano compuesto por el PSPV-PSOE y Compromís (coalición en la que está integrada Verds-Equo), que Ecoembes, la organización que gestiona en exclusiva el reciclaje de los envases a través de un convenio y que agrupa a las principales empresas envasadoras y distribuidoras.
En este contexto, la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat está decidida a implantar el SDDR en la Comunitat Valenciana, pero Ecoembes se ha opuesto de forma frontal a ceder parte de su monopolio y está presionando con fuerza para paralizarlo.
Claves del conflicto
¿En qué consiste el SDDR y qué envases son los que entran en el sistema? Los envases retornables serán todos los de bebidas (latas, plástico, vidrio y brik), salvo los vinos y licores. Una vez entre en funcionamiento, los valencianos pagarán 10 céntimos más por cada refresco o bebida. Esos 10 céntimos les serán devueltos al llevar los envases, en buenas condiciones, a cualquier comercio o plataforma comercial. De esta forma, al contenedor amarillo se seguirán llevando el resto de envases (latas de conservar y otros plásticos que no sean botellas). Por su parte, los comercios recibirán dos céntimos por envase vacío que devuelvan al distribuidor de ese producto. Esos dos céntimos los sufragará el gestor del sistema con los ingresos que obtenga del posterior reciclaje y de los 10 céntimos de los envases que no se devuelvan.
¿Qué beneficios tiene este sistema? Los partidarios del SDDR (ecologistas y Gobierno valenciano) argumentan que con este sistema se consigue reducir de forma sustancial el abandono de estos envases en las calles, en las playas o en el monte, mejorando la limpieza de los parajes naturales, puesto que tendrán que ser devueltos para recuperar los 10 céntimos pagados previamente. Así, aseguran que en los países en los que funciona este sistema se consigue recuperar hasta el 99% de los envases y se ha logrado incrementar la tasa total de reciclaje y se han reducido los costes de limpieza de los ayuntamientos.
¿Cuántos envases podrían recuperarse con el SDDR? Según datos de la Generalitat, de los 7 millones de envases que se tiran al año en la Comunitat Valenciana, sólo van dos al contenedor amarillo de Ecoembes y cinco van al contenedor de orgánicos o acaban tirados en calles, playas o montañas, lo que supone entre 12 y 15 millones de euros que acaban enterrándose en vertederos y que se quieren recuperar con el SDDR.
¿La implantación de este sistema supondrá la eliminación de los contenedores amarillos de envases? No, son sistemas complementarios ya que los envases susceptibles de entrar en el SDDR son solo los de vidrio, plástico o briks de bebidas, es decir, un 20% del total de los envases.
¿Por qué se opone Ecoembes a la introducción del SDDR? La versión oficial de la entidad es que se trata de un sistema innecesario que impone al consumidor la obligación de recoger los envases y devolverlos para poder recuperar los 10 céntimos abonados previamente. También obliga a todos los comercios a recogerlos y almacenarlos en sus dependencias y a los supermercados y grandes superficies a comprar e instalar unas máquinas de recogida que reintegran los 10 céntimos valoradas en 20.000 euros cada una. Unas máquinas que, según Ecoembes, comercializan empresas vinculadas a Retorna. Además, aseguran que en Alemania la tasa de reciclaje se mantiene en un 80% pese que se implantó el SDDR en 2003 y los reutilizables han caído del 65% al 45%. Además, creen que es “un engaño” porque incrementará la cesta de la compra.
¿Ha ofrecido Ecoembes un plan alternativo para frenar el SDDR? Sí, la entidad ha mantenido varias reuniones con la Conselleria valenciana de Medio Ambiente valenciana, que aspira a que Ecoembes colabore y se integre en este sistema. Sin embargo, Ecoembes ha rechazado esta opción y ha ofrecido un plan específico enfocado a impulsar la recogida selectiva de todos los envases que van al contenedor amarillo (no sólo los de bebidas) e incrementar los datos de reciclaje. Un plan que, argumenta Ecoembes, supondría un crecimiento de las toneladas que se reciclan, lo que supondría unos pagos de 17 millones de euros adicionales a los municipios. Medio Ambiente ve con buenos ojos las mejoras, pero como medidas complentarias el SDDR.
¿Cómo ha funcionado en Alemania este sistema? Las versiones difieren según si el experto consultado es más cercano a los ecologistas y partidarios del SDDR o si es más cercano a la industria de envasadores. En este sentido, según el dirigente ecologista Jürgen Resch, impulsor en Alemania del SDDR, el 99% de los recipientes se reciclan y que “los precios de los productos que se reciclan, lejos de subir, han bajado porque son más eficientes”. Sin embargo, según el responsable de asuntos institucionales del Grupo Ardagh, la mayor empresa fabricante de envases alemana, Stephan Roesgen, “implantar el sistema de retorno de envases en Alemania costó 750 millones y no ha logrado cumplir sus objetivos”.
¿Qué objetivos marca Europa? El Parlamento Europeo no marca directrices sobre el sistema de reciclaje a implantar, pero sí que ha incremento las exigencias iniciales en materia de reciclaje de envases. Así, actualmente está proponiendo que el objetivo de cara a 2025 debe ser del 70% y en 2030 del 80% sin contar los impropios. Para la Generalitat el único medio de alcanzar estas cifras es con el SDDR, mientras que Ecoembes asegura que con el actual sistema de puntos verdes (contenedores) mejorado lograrán llegar a esta tasa.