Mi primera pasión en la vida es mi familia. En las relaciones laborales nunca he sabido separar del todo el plano personal del profesional. Soy un empresario vocacional y tengo la grandísima suerte de poder unir mis otras dos pasiones. Estudiar Informática en la Universidad Politécnica de Valencia y liar a mis dos socios y amigos para emprender el proyecto de APP informática. ¡Hace ya 20 años!
Quizás por todo ello siempre me ha interesado la economía. La política no tanto. Es otra pareja de conceptos difíciles de separar. A mis 45 años no me siento viejo y prefiero pensar que estoy acumulando experiencia.
¡Ahí está el problema! La experiencia está minando mi confianza y me dice que los políticos de todas las tendencias tienen el objetivo claro de destruir la economía. Para ello disfrazan sus ataques con objetivos de buena apariencia. ¡Qué peligro! Las fórmulas para consumar este ataque son variadas. Una de las peores es casi un arma de destrucción masiva y consiste en confundir la economía financiera con la economía real. Otra práctica más directa es lo que ellos llaman corrupción. Nosotros, los humildes mortales, lo llamamos “robar”. Pero lo peor del panorama político actual no son los errores sino la demostración palpable de que el sistema no se depura.
Me parece un día estupendo para pedir a los políticos de buena voluntad, que por una vez en la vida tomen una decisión a favor de la economía. Solo así defenderán a los ciudadanos. Y que sea ahora, que es cuando más se necesita. No es posible mantener un estado tan engrosado de niveles de poder, de burocracia innecesaria y de privilegiados. Dejen paso a la simplicidad en los presupuestos del estado para poder dedicar los recursos a mejorar de verdad las protecciones sociales importantes. Dejen fluir al resto de la economía con libertad porque sus intervenciones nos salen muy caras.
Utilicen su poder con mesura y dejen ya de asfixiar a los trabajadores, a las pequeñas empresas y a las familias porque somos los únicos que podemos sacar a España de la crisis. Sin duda lo conseguiremos.
Otro día hablaremos de tecnología, o de fútbol.