El pasado miércoles, la multinacional automovilística alemana Volkswagen anunciaba que va a presentar al Perte de vehículos eléctricos del Gobierno el proyecto para construir una gigafactoría de baterías en los terrenos de Parc Sagunt 2, ubicados en la capital de la comarca valenciana del Camp de Morvedre, una decisión aplaudida por patronal y sindicatos. Estamos, tal y como aseguró el presidente valenciano, Ximo Puig, ante la mayor inversión industrial más importante de la historia de la Comunitat Valenciana equiparable –7.000 millones de euros, más importante que la de Tesla en Alemania, tal y como reconocía Herbert Diess, presidente del consejo de administración de Volkswagen–, por su importancia estratégica, a la llegada de Ford a Almussafes en 1976. Sagunt va a ser el buque insignia de la nueva reindustrialización valenciana.
Por este motivo, la llegada de la planta alemana de baterías –que además puede resultar clave para la continuidad de la multinacional americana en Almussafes–, ha sido recibida con una enorme alegría en Sagunt, una ciudad ligada a la industria desde hace más de un siglo. Así, el alcalde de la localidad, el socialista Darío Moreno, destacaba cómo, además del evidente impacto relacionado con la creación de empleo de calidad, la instalación de Volkswagen en la ciudad será muy importante “para el sector industrial que ya existe en el municipio y que ayudará a consolidar”, así como para la formación profesional y en otros sectores como el turismo, los servicios o la vivienda.
La presidenta de los empresarios de la comarca (Asecam), Cristina Plumed, celebraba el anuncio porque supone “la instalación de una empresa industrial innovadora, tractora y que afianza el sector del automóvil y de componetes, supone generación de riqueza y empleo, además de atracción de talento. Crecemos a nivel industrial y se valora nuestra posición geoestratégica y de polo industrial y logístico”, y advertía: “Es momento de formarse, de estudiar algún idioma...”.
Desde CCOO, su secretario general en el Camp de Morvedre, Sergio Villalba, incidía en esta misma línea, ya que este proyecto “lleva asociada la necesidad de mano de obra cualificada”. “Esta planta va a generar grandes oportunidades de desarrollo para nuestro territorio y evidencia los grandes retos que debemos afrontar”, subraya Villalba.
Entre los vecinos, la noticia también ha sido recibida como si hubiera tocado la lotería: “Yo creo que será bueno para todos, para la gente que está en el paro, para los comercios, para la hostelería, para la vivienda...”, apunta Paco, que regenta un bar en el Puerto de Sagunto, mientras que Óscar, que trabaja en una de las empresas de la ciudad, opina de forma parecida: “Es una gran noticia para todos, porque va a suponer una inyección en todos los sentidos para la comarca”. Luisa, una pensionista cuyo marido trabajó en los extintos Altos Hornos, considera el anuncio de Volkswagen la mejor de las noticias posibles: “Con toda la gente joven que hay en el paro, esto puede servir para que encuentren trabajo”.
Pero no todo el mundo aplaude la llegada del proyecto de la multinacional germana a Sagunt. Acció Ecologista–Agró advierte de los “costes ambientales” de este proceso y reclama la necesidad de estudiar la huella de carbono de la urbanización de la segunda fase de Parc Sagunt, o la creación y mantenimiento de un corredor ambiental hasta un área de suelo rural “protegido agrícola”.
Una ciudad industrial con crisis recurrentes
Sagunt es una ciudad industrial desde que a principios del siglo pasado se instalara allí la Compañía Minera de Sierra Menera, el embrión de lo que posteriormente serían los Altos Hornos del Mediterráneo (AHM) –el proyecto impulsado por los empresarios vascos Ramón de la Sota y Eduardo Aznar provocó el nacimiento de un pujante núcleo de población alrededor de la 'Fabrica', el Puerto de Sagunto–. La ciudad dependía de la compañía siderúrgica hasta que, a mediados de los años ochenta del siglo XX, el cierre de Altos Hornos por la reconversión industrial impulsada por el Gobierno de Felipe González dejó a más de 4.000 trabajadores en el paro.
La ciudad tuvo que reinventarse y, gracias a las ayudas públicas, se instalaron en la capital del Camp de Morvedre diversas empresas que venían a intentar suplir la potente fuente de empleo que había supuesto hasta apenas unos años antes AHM.
A principios del siglo XX, el Gobierno autonómico de Eduardo Zaplana diseñó en el municipio Parc Sagunt, el que entonces se consideró que sería el polígono industrial más grande de Europa que iba a generar entre 25.000 y 30.000 puestos de trabajo. Sin embargo, durante más de una década (el proyecto se presentó en 2002 y en 2007 llegó la crisis) el parque industrial subsistió sin apenas atractivo para los inversores con tan solo tres empresas instaladas –la mayor de ellas, Zuvamesa– y únicamente un centenar de trabajadores en total.
En los últimos años, parece haberse reactivado, con la elección de Mercadona para la construcción de su centro logístico en Parc Sagunt 1 y con el espaldarazo definitivo que supone para el desarrollo de la segunda fase de la instalación de la gigafactoría de baterías de la multinacional alemana.
ERE, cierres y amenazas de marcha
En la última década han sido varias las empresas que han cerrado la persiana en la localidad valenciana. En 2013 cerró sus puertas Galmed, dependiente de la alemana ThyssenKrupp, (que unos años después, en 2016, reabrió), y dejó en la calle a 165 trabajadores; en 2015 lo hizo Bosal, que dejó en el paro a 220 personas; antes lo había hecho Tumesa (113 empleados); y recientemente, Pilkington, otra de esas empresas que llegó a Sagunt tras el cierre de Altos Hornos, amenazó con clausurar sus instalaciones. Otras como AGC o ArcelorMittal, heredera de AHM, también han sufrido conflictos sociales y reestructuraciones de plantilla en los últimos tiempos.