Las cuarenta universidades más activas en empleabilidad en España están lideradas por la Universidad de València, seguida por la Politécnica de València, y a continuación la Politécnica de Madrid, Deusto y Pompeu Fabra.
Todas ellas reúnen la mayoría de las características que más impulsan la empleabilidad como son contemplar este tema como objetivo estratégico, ofertar titulaciones con mayor empleabilidad, promover la movilidad de los estudiantes o apostar por la calidad del profesorado.
Lo asegura la monografía “Itinerarios de inserción laboral y factores determinantes de la empleabilidad: formación universitaria versus entorno”, presentado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA, que ha estudiado 63 universidades españolas.
El estudio refleja “la heterogeneidad del sistema universitario y que existe un margen de mejora” para la empleabilidad y, entre las recomendaciones que arroja sobre para estudiantes está la de elegir la titulación reflexivamente, tener en cuenta que la universidad elegida importa, adquirir competencias que facilitan la inserción laboral y apostar por la movilidad.
A las universidades aconsejan diseñar una oferta de titulaciones basándose en la inserción laboral, formación de calidad, impulsar las competencias transversales como idiomas y TIC y fomentar la cultura de la movilidad.
A las empresas se les pide aumentar las ocupaciones basadas en el conocimiento y cooperar con las universidades; y al Gobierno se le solicita difundir los resultados y buenas prácticas en empleabilidad e inserción de las universidades.
El trabajo lo ha dirigido el director de investigación del IVIE, Francisco Pérez, y ha sido realizado por los investigadores Joaquín Aldás, José María Peiró y Lorenzo Serrano, todos catedráticos de la Universidad de Valencia, en colaboración con el equipo técnico del IVIE formado por Belén Miravalles, Ángel Soler e Irene Zaera.
Francisco Pérez ha recalcado la “responsabilidad importante” de las universidades en la empleabilidad de sus titulados.
“Un puesto de trabajo para toda la vida no es ya para los jóvenes titulados, sus carreras profesionales son complejas y depende, por ejemplo, de su adaptabilidad y para ello hay que prepararse”, ha argumentado Pérez.
Ha abogado por la “cultura de la movilidad”; en el curso 2016-17 el 14,2% alumnos de grado estudiaban en otra comunidad, los de máster eran un 26,7%, y al extranjero salían un 15%.
Las variables que ha tenido en cuenta el informe para la empleabilidad son: formación recibida (titulación, TIC, idiomas, estancias en otras universidades, prácticas en empresas, satisfacción con los estudios y comunidad en la que estudia), características personales (sexo, edad, nacionalidad y capacidad), métodos de búsqueda de empleo e influencia del entorno (comunidad de residencia y tasa de paro regional).
Así, además de las titulaciones, otros aspectos formativos de la Universidad influyen de tal manera que marcan una diferencia de hasta 26,7 puntos porcentuales en la empleabilidad de los titulados.
En función de la autonomía en la que se gradúan los universitarios la tasa de empleo varía casi 16 puntos porcentuales (datos de 2016).
Las diferencias entre titulados ocupados oscilan entre el 82,8% de Catalunya y el 66,9% de Canarias; las tasas de paro varían entre el 11 % de Cataluña y el 26,1% de Andalucía.
Lorenzo Serrano ha subrayado que los titulados “siempre” están en mejor situación para conseguir empleo en tiempos de crisis pero ha recalcado que ya no es el hecho de encontrar trabajo sino el tipo de empleo.
Un 22,4% de los titulados ocupan puestos para los que, teóricamente, no se requiere cualificación; un 21,4% no tiene empleos estables y un 25% cobra por debajo del salario medio de un bachiller.
Por otro lado, ha afirmado que si se estudia en las universidades privadas el empleo que se obtiene puede ser mejor.
Los titulados en Ciencias de la Salud o Ingeniería consiguen tasas de empleo más altas que los de Artes y Humanidades, con diferencias que llegan a 47,4 puntos porcentuales.
Las estancias en el extranjero o prácticas en empresas mejoran la probabilidad de trabajar en un 3,6% y un 1,7%, respectivamente.
En cuanto a la edad y nacionalidad, los menores de 35 años tienen un 3% menos de probabilidad de emplearse y los españoles un 6% más.