Un nuevo protocolo trabaja para la prevención del acoso al alumnado valenciano con diversidad funcional. Estas orientaciones específicas ante situaciones de acoso escolar por discapacidad están al alcance de la comunidad educativa en el portal de recursos web para la igualdad y la convivencia (Reico), de la Conselleria de Educación.
Esta herramienta, en sus orientaciones hacia la prevención, incide en factores de éxito como promover un clima escolar de aula seguro y positivo, al implantar sistemas eficaces de denuncia y seguimiento de la violencia y el acoso escolar; al desarrollar programas e intervenciones basados en datos empíricos, así como en formación y apoyo a los docentes; apoyo y orientación también a los alumnos afectados; empoderamiento y participación de los estudiantes, entre otras dinámicas.
“Hay que pasar de la teoría a la práctica, de la observación a la acción, del silencio al llamamiento en defensa de los derechos de las personas con diversidad funcional y hace falta, que en el día a día hagamos cumplir los principios clave que se acordaron en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad que aprobó en 2006 la Asamblea General de las Naciones Unidas”, subraya la directora general de Inclusión Educativa, Raquel Andrés.
“Es necesario disponer de todas las herramientas necesarias para evitar cualquier situación de violencia y/o acoso hacia cualquier persona, pero más concretamente hacia las personas con discapacidad”, destaca Andrés, quien explica: “Muchos son los testimonios de personas con diversidad funcional que transmiten situaciones de indefensión y vulnerabilidad en diferentes contextos, sociales y educativos”.
Según apuntan diversos estudios, los niños con discapacidad tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de actos violentos, lo que los convierte en vulnerables. En este sentido, las Naciones Unidas señalan que “la ignorancia es en gran parte responsable de la estigmatización y la discriminación que sufren las personas con discapacidad”.
Lucha contra la disfobia
El documento, que pretende visibilizar y dar respuesta a los casos de acoso escolar que estén motivados por la disfobia o la aversión a las personas con discapacidad o diversidad funcional, se ha realizado gracias a la colaboración del Cermi CV, el Comité Español de Representantes de las Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana.
La directora general de Inclusión Educativa recuerda que la prevención de la violencia escolar “es trabajo del día a día”. Por ello explica que “la mejor manera y la más eficaz de la lucha contra el acoso a las personas con discapacidad es una escuela inclusiva y unos adecuados programas de prevención, ya que las comunidades con un compromiso más fuerte de igualdad registran niveles más bajos de agresiones directas”.
Por todo ello, el nuevo protocolo apuesta porque el sistema educativo promueva valores de colaboración y cooperación, con propuestas creativas, mediante un trabajo activo para el desarrollo de una cultura escolar positiva en las aulas.
Así, para evitar el acoso escolar, y concretamente el acoso escolar a los menores con discapacidad, las orientaciones van encaminadas a dotar a la comunidad educativa de herramientas que le haga comprender que la diversidad es parte de la vida y le aporte mecanismos que aumenten sus valores personales.
En esta línea se proponen en los centros programas de sensibilización, formación y conocimiento de las discapacidades, a través de todas las materias dirigidas al desarrollo y aprendizaje de todas las competencias. Así como también, formar al alumnado en la diversidad, educar en los diferentes tipos de discapacidad y en la manera de interactuar entre iguales, de este modo podemos prevenir el acoso escolar, puesto que el desconocimiento puede producir rechazo.
Generar cultura de inclusión
En las aulas se tiene que promover un buen ambiente y para hacerlo hay que comprender la importancia de las conversaciones docente-alumnado, familia-alumnado, también del alumnado entre sí. Las tertulias dialógicas pueden ser uno de los métodos que llevan a la comprensión y a las propuestas activas de cambios en la atención y la organización por y para la diversidad. “En el centro educativo hay que ofrecer oportunidades para que el diálogo sea el generador de la cultura de inclusión”, concluye el protocolo.
El protocolo obliga a que los centros educativos incluyan, en el proyecto educativo de centro y en los planes de igualdad y convivencia, las bases para una inclusión real de todo el alumnado y más específicamente de las personas con discapacidad. Para lo cual, tienen que incorporar medidas específicas de inclusión y sociabilidad teniendo en cuenta el alumnado con discapacidad que escolarizan, como por ejemplo hacer de los patios entornos seguros y participativos.
Además, las orientaciones alertan de que “dada la vulnerabilidad del colectivo de personas con discapacidad, en todas las situaciones tienen que ser puestas en marcha, urgentemente, medidas educativas con espectadores y acosadores”. En todas las medidas, añade, “hay que implicar al mismo alumnado como la parte de la solución del problema”. “Hay que evitar siempre poner en el centro de la diana el alumno y la alumna con discapacidad, por lo tanto trabajaremos los compromisos individuales del alumnado espectador y agresor”, remarca el documento.