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Los alterados mapas de Mona Hatoum

El IVAM de València exhibe hasta el 12 de septiembre una selección de impactantes piezas de Mona Hatoum. La artista, de origen palestino y nacida en Beirut, propone un recorrido por un sombrío paisaje doméstico y urbano que pone al espectador entre el abismo y la esperanza. La ganadora del Premio Julio González 2020 (segunda mujer premiada en la historia de los estos galardones) está considerada una artista clave para entender el arte contemporáneo actual.

En esta retrospectiva dedicada a su vida y obra se cruzan temáticas que tratan sobre la vulnerabilidad de los cuerpos y, a la vez, transmiten con su simple presencia una infinita fortaleza. En la primera sala, su obra Búnker (2011) sale al encuentro con el visitante para presentar un conjunto de ocho estructuras modulares de acero, apiladas y agujereadas, que simulan edificios heridos durante la guerra civil libanesa (1975-1990). El estallido coincidió con una estancia de la artista en Londres, ciudad en la que permanecerá sin poder regresar a su país natal y en la que reside actualmente. “Son las cicatrices de la guerra”, definió la artista por videollamada durante la inauguración de la muestra.

La directora del IVAM, Núria Enguita, explica que Mona Hatoum cuenta con una formación occidental porque participa de la escena londinense de las décadas 80 y 90, pero “tiene esa memoria suya y una identidad compleja”. Otro de los aspectos clave que destaca la directora del IVAM es la relación con el público: “Hay siempre algo muy directo para que el espectador reaccione. Le ha interesado siempre mucho trabajar la ambivalencia de lo que es bello y de lo que es violento”.

La exposición cuenta con una fuerte presencia de mapas, un tema muy explorado en la producción de Hatoum. Por ejemplo, unas delicadas luces de neón trazan en su obra Hot Spot (2013) las líneas de un mundo en disputa. “Desprende una energía intensa y, al mismo tiempo, alerta de un aparente peligro representando el planeta en su conjunto como un lugar de conflicto y agitación”, define el comisario, José Miguel G. Cortés, sobre este globo terráqueo enjaulado que emite un inquietante zumbido eléctrico.

Las fronteras son para esta artista “puntos calientes”, pero también frágiles canicas que podrían cambiar con un simple temblor. En su obra Mapa [transparente] (2021), realizada ex profeso para la sala, la artista dibuja un mapamundi con pequeñas canicas de cristal, provocando una gran sensación de inestabilidad. Para la muestra también se ha incluido Present Tense (1996-2011), instalada por primera vez en Jersualén, para la que la artista utilizó unos bloques cuadrados de jabón elaborado con aceite de oliva local y en los que dibujó un mapa fragmentado con los acuerdos de Paz de Oslo de 1993.

Además de sus cartografías, la exposición también muestra esculturas y obras sobre papel, así como otros objetos domésticos con proporciones alteradas cuyo significado ya es radicalmente distinto. “Mona Hatoum tiene un lenguaje universal, aunque nos muestre edificios bombardeados en Beirut, en realidad nos habla de cualquier guerra y eso nos permiten plantear cuestiones muy interesantes”, explica la directora del IVAM sobre esta artista multidisciplinar.

El IVAM de València exhibe hasta el 12 de septiembre una selección de impactantes piezas de Mona Hatoum. La artista, de origen palestino y nacida en Beirut, propone un recorrido por un sombrío paisaje doméstico y urbano que pone al espectador entre el abismo y la esperanza. La ganadora del Premio Julio González 2020 (segunda mujer premiada en la historia de los estos galardones) está considerada una artista clave para entender el arte contemporáneo actual.

En esta retrospectiva dedicada a su vida y obra se cruzan temáticas que tratan sobre la vulnerabilidad de los cuerpos y, a la vez, transmiten con su simple presencia una infinita fortaleza. En la primera sala, su obra Búnker (2011) sale al encuentro con el visitante para presentar un conjunto de ocho estructuras modulares de acero, apiladas y agujereadas, que simulan edificios heridos durante la guerra civil libanesa (1975-1990). El estallido coincidió con una estancia de la artista en Londres, ciudad en la que permanecerá sin poder regresar a su país natal y en la que reside actualmente. “Son las cicatrices de la guerra”, definió la artista por videollamada durante la inauguración de la muestra.