“Te lo juro, Toño, que no te voy a vender en la vida”. Así se dirigía un presunto narcotraficante, en una conversación telefónica a las 16.00 del pasado 29 de abril, al jefe de la Policía Local de Bétera, el inspector jefe Juan Antonio Segura. El interlocutor, C. M. S., alias 'Burbu', pidió al policía información sobre los autores del robo de piezas y de un vehículo en el taller y lavadero que posee en Bétera: “Toño, entre tú y yo, por favor no se lo voy a decir a nadie. ¿Me puedes decir quiénes son? Por favor te lo pido”. El jefe de la Policía Local le respondió indicando la calle donde residían los presuntos autores del robo, “que son unos pintarras”. “Mañana paso yo y te lo cuento (...) para no hablar por teléfono”, le dijo el policía. Sin embargo, 'Burbu' tenía el teléfono intervenido por la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional, que llevaba meses investigando, tras un soplo anónimo en el marco de la 'Operación Infausto', una presunta red de distribución de cocaína y otras sustancias estupefacientes en la localidad de la comarca del Camp de Túria.
Ese mismo día, en una conversación con su esposa, el presunto narco se refirió a “varios nombres de gente relacionada con las fuerzas de seguridad, que al parecer son amistades y le han podido facilitar algún tipo de dato respecto a los posibles autores: [el inspector jefe de Bétera] Toño es uno de ellos, con quien ese día y al día siguiente mantiene una conversación”, según reza un informe policial de la UDYCO al que ha tenido acceso elDiario.es.
El jefe de la Policía Local de Bétera figura como imputado en otro procedimiento abierto a consecuencia de la 'Operación Infausto', según ha adelantado El País. La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Llíria investiga a Juan Antonio Segura y a otro agente por un presunto delito de revelación de secretos, según han confirmado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Se trata de un veterano uniformado condecorado el año pasado, junto con otros cinco agentes, por la alcaldesa de la localidad, la popular Elia Verdevío, en reconocimiento a su “trayectoria profesional” y a su “gran trabajo” en el cuerpo durante un cuarto de siglo.
El concejal de Seguridad Ciudadana, Manuel Pérez, se ha negado a confirmar si el inspector jefe ha sido cesado o sigue en su puesto: “No te puedo atender”, ha dicho. La alcaldesa del PP tampoco ha contestado ni los mensajes ni las llamadas de este medio. Por su parte, el policía investigado ha declinado aportar su versión de los hechos. Sorprendido por el hecho de que este diario le llamara, ha manifestado antes de colgar el teléfono: “Le diría, por favor, que no me moleste, ¿lo ha entendido?”.
El mismo día de la conversación con el policía, el presunto narcotraficante le contó a su esposa que había quedado con otra persona “para ir a solucionar el asunto” del robo a las bravas. En otro diálogo posterior, relató a un tercero: “Me fui [al barrio de la] Coma, cogí a dos amiguetes, pues imagínate lo que pasó”. “¿Y lo reventaste?”, le preguntó su interlocutor. “Le puse una pistola en el cuello y no le pegué un tiro de milagro, y le dije, por mis muertos que te quito la vida hijo de puta”. El presunto narco, con varios antecedentes penales y en libertad condicional en aquellos momentos, resumió así la escena: “La Ley por mi mano”.
En otra conversación telefónica pinchada por la Policía, el hombre relató a otro miembro de la presunta red de narcos su encuentro con los “cuatro yonkis” que le habían robado y que habían sido grabado en plena faena por las cámaras de seguridad de su taller. “Me volví loco, cogí a los cuatro yonkis y cantaron, claro que cantaron, a parte que los tenía grabados, y hasta las cuatro de la mañana los secuestré, los subí en el coche, me los llevé, me sacaron todas las piezas que las tenían escondidas por aquí, todas”.
El informe policial concluye que el presunto narco se tomó “la justicia por su mano” y destaca que “no se tiene constancia” de que el jefe de la Policía Local de Bétera “haya procedido a la persecución de ese hecho, que ha de considerarse contrario al ordenamiento jurídico”.
En un auto al que también ha tenido acceso este diario, la jueza instructora recuerda que el investigado “se jactó” del secuestro de los presuntos autores del robo e “incluso se lo dijo” al jefe de la Policía Local de Bétera, “quien no procedió a perseguir esa actividad”. El auto afirma que el propietario del taller de coches negociaba con sustancias estupefacientes, aunque “no al menudeo, sino en cantidades más grandes”, aclara la jueza.
Narcos “invulnerables en su pueblo”
Los investigadores de la UDYCO de Brigada Provincial de Policía Judicial de València siguieron la pista, tras una información anónima, de la presunta red de narcos, que incluía tres tipos de escala: “grande, mediana y pequeña (menudeo)”. Los agentes, que indagaron en fuentes abiertas en las cuentas de Facebook e Instagram de los sospechosos, concluyeron que varios de los miembros de la presunta trama mantenían un servicio de “telecoca” repartida a domicilio, en algunos casos, con patinete eléctrico, lo cual dificultaba la labor policial en materia de seguimientos, en una zona en la que casi todo el mundo se conoce.
El informe policial sostiene que los presuntos narcos se sentían “invulnerables en su pueblo”, al conocer al personal uniformado de la Guardia Civil que tiene encargada la demarcación de esa zona.
J. B. E. L., alias 'Xuano', presunto “capo” de la red, mantenía un “asombroso” y “desorbitado” tren de vida, según constataron los investigadores hace dos años durante su detención anterior en el marco de la 'Operación Ocaso'. En su vivienda, valorada en más de tres millones de euros, los agentes hallaron 171 décimos de lotería, una pistola semiautomática marca Glock con cargador de nueve milímetros a nombre de su mujer —los investigadores consideraban que podría servir “para autodefensa o para realizar vuelcos [robos] a otros traficantes”—, 119 cartuchos de diferentes calibres, casi 10.000 euros en efectivo, 42 gramos de cocaína, una motocicleta y tres vehículos, uno de ellos un Porsche Cayenne.
Todo ello, a pesar de que “no se tiene conocimiento alguno respecto a alguna actividad legal con la que obtenga el dinero para mantener ese ritmo de vida”. En aquella operación anterior, los perros del Servicio de Guías Caninos de la Policía Nacional hallaron un cuarto oculto de gran tamaño en el que no encontraron cocaína, pero del que los agentes sospechaban que se trataba de un “zulo-guardería” (almacén de droga en el argot delincuencial) que “hacía poco tiempo había estado lleno de sustancias estupefacientes”.
En la siguiente operación policial que iba tras la pista de 'Xuano', fue seguido por agentes de la UDYCO, que observaron cómo circulaba en un vehículo a una “velocidad anormalmente reducida”, en “incesante actitud persecutoria” y “realizando, continuamente, contravigilancias”. La jueza instructora también afirma que el presunto narco estaba “mosqueado” al haber detectado “movimientos extraños en el entorno de su vivienda” y al sentirse “objetivo de investigación policial”.
“El Patrón” de Bétera
La magistrada sitúa a J. B. E. L. en la “cúspide de la organización”. De hecho, en una escucha policial del pasado 14 de febrero, uno de los sospechosos se referiría a 'Xuano' como “el Patrón”. Los investigadores, que lo consideran el “principal cabecilla” de la trama, recuerdan en su informe que “cuando se refieren a él como 'patrón', lo estarían comparando con el conocido traficante de drogas colombiano (ya fallecido) Pablo Escobar Gabiria; expresión extraída de la famosa serie de televisión Narcos”.
La red mantenía supuestos contactos con policías, según se desprende de las escuchas telefónicas. En una conversación del pasado 22 de febrero, uno de los investigados mencionó a un “buen amigo que es policía” y que le habría proporcionado información sobre la matrícula de un vehículo.
En otro diálogo, aludían a la posible presencia policial en la zona y aseguraban que habían “comprobado” que algunos vehículos de los que sospechaban contaban con “matrículas opacas” propias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Uno de los interlocutores comentó que tenía fotografías de coches policiales, “ya que en algún momento ha bajado hasta la Jefatura Superior de Policía a realizarlas a todos los vehículos que estacionan alrededor”, indica el informe.
En concreto, se refería a un vehículo “de la UDYCO”. “Más de ochenta fotos tenía de los coches de los secretas y nos íbamos a almorzar y decía, mira, estos son, el de barba y el otro es secreta”, se lee en una de las conversaciones intervenidas.
El pasado 2 de julio, uno de los miembros de la presunta trama informó a otro interlocutor de que su madre, que tendría un supuesto “colega” en la Policía Nacional, le había soplado que estaban siendo investigados: “Saben donde tenemos todo, hermano”. “Por el móvil que ya no se hable nada”, ordenó otro de los sospechosos.
Ya era tarde. Los presuntos narcos fueron detenidos el pasado 16 de julio, acusados de los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal. La Policía halló en varios registros distintas cantidades de cocaína, marihuana y hachís.