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Camps, culpable
“¡Tiene un mérito increíble! Cristiano Ronaldo cobra más que todos los jugadores del Levante juntos”, exclamaba el otro día Francisco Camps en un pasillo de Les Corts, donde charlaba amigablemente con el diputado popular —y granota— Rafael Ferraro. Con el dinero de los valencianos que se llevó la trama Gürtel, la Generalitat no sólo podría pagar el sueldo de Ronaldo, sino también los de Kaká y Benzema.
A buen seguro que el expresidente valenciano no ha efectuado este cálculo. Desde que fue declarado “no culpable” de un delito de cohecho impropio, Camps se ha refugiado en su despacho del Consell Jurídic Consultiu y se ha preocupado mucho más por el deporte —por la práctica y por el seguimiento televisivo— que no por la política o la economía.
Precisamente este miércoles, 12 de diciembre, se cumple un año del comienzo de su juicio. Un tiempo en el cual el País Valenciano ha sufrido, con efecto retroactivo, las consecuencias de una gestión gubernamental pésima. Los 21.000 millones de euros de deuda, sin incluir la de las empresas públicas. La nacionalización de Bancaixa mediante Bankia. La compra de la CAM por el Banc de Sabadell o la del Banco de Valencia por CaixaBank, ambas por un euro. El crecimiento desenfrenado del paro, que en los últimos doce meses ha pasado de 535.000 personas a 575.000. El ocaso de los grandes eventos, de la Fórmula 1 al Màsters de golf de Castelló pasando por la Volvo Ocean Race. El aeropuerto sin aviones, la Ciudad de la Luz en venta y una Marina Real inutilizada en el suntuoso Port America's Cup.
Este año, la decena de imputados que Camps blindó en el hemiciclo valenciano sólo se ha reducido por la inhabilitación de Pedro Ángel Hernández Mateo, exalcalde de Torrevieja, condenado a prisión. De los diez consejeros que nombró en junio de 2011, Alberto Fabra únicamente mantiene a tres; los dos más importantes se fueron por el caos financiero —el de Economía— o por el riesgo que conlleva mezclarse con investigados por la justicia —el de Hacienda—, a pesar de que antes tanto el uno como el otro tuvieron que tragarse el orgullo y acogerse al fondo de rescate estatal.
La valenciana fue la primera autonomía en hacerlo, porque las farmacias ya no tenían ni para pastillas Juanola... Bien que lo sabe la esposa de Camps, que ya lleva varias huelgas en protesta por los impagos de la Generalitat. Mientras tanto, se ha hecho público que Santiago Calatrava —residente en Suiza— cobró 94 millones de euros por la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el coste de la cual superó los 1.100 millones; que Iñaki Urdangarin tenía en Valencia el seu Eldorado particular; y que las ayudas al Tercer Mundo se quedaron en el primero segunda de la esquina.
Por si todo eso no fuera poco, Mariano Rajoy, por quien Camps rezaba tanto, trata el País Valenciano como si fuese Villar del Río. En 2013, tan solo Navarra —con hacienda propia— y los archipiélagos balear y canario —con régimen especial insular— recibirán menos inversión por cápita. Del trasvase del Ebro, ni se habla; el corredor mediterráneo transita por la vía lenta y cada vez tiene más competencia por el centro; y el IVA, que tenía que quedarse sí o sí en el 16%, se ha elevado hasta el 21%.
Un año después de su juicio, los cinco miembros del tribunal que salvaron a Camps lo tendrían muy difícil para levantar la mano y declararlo “no culpable”. Alguno quizá ya se haya arrepentido, porque la pena, esta pena tan severa, también les toca pagarla a ellos.
“¡Tiene un mérito increíble! Cristiano Ronaldo cobra más que todos los jugadores del Levante juntos”, exclamaba el otro día Francisco Camps en un pasillo de Les Corts, donde charlaba amigablemente con el diputado popular —y granota— Rafael Ferraro. Con el dinero de los valencianos que se llevó la trama Gürtel, la Generalitat no sólo podría pagar el sueldo de Ronaldo, sino también los de Kaká y Benzema.