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Tiro de gracia a la cooperación valenciana

El pasado jueves 27 de septiembre el Conseller de Justicia y Bienestar Social Jorge Cabré dio el tiro de gracia a la moribunda política de cooperación internacional del gobierno valenciano. Lo hizo en la Comisión de Política Social y Empleo, en una escueta comparecencia a petición del grupo parlamentario Compromís para explicar el cumplimiento del Pacto Valenciano contra la Pobreza.

En resumen, y es complicado resumir una comparecencia de apenas dos minutos, vino a decir que en tiempos de crisis hay que reorientar la solidaridad hacia los valencianos y que no se puede “seguir exportando tanta solidaridad”. Eso sí, según el señor Cabré, el Pacto Valenciano contra la Pobreza sigue teniendo absoluta vigencia.

Habría que recordarle al señor Cabré, por si no lo ha leído, que ese Pacto que su partido firmó en mayo de 2009, cuando la crisis ya había enseñado algo más que la patita, afirma que “existe un imperativo ético, social, político, y económico, así como la posibilidad de medios reales a nuestro alcance para lograr el objetivo de erradicar la pobreza en el mundo mediante la acción enérgica y responsable de la cooperación internacional y local”.

También habría que recordarle —porque pareciera que tampoco lo ha leído— que en el programa electoral con el que su partido concurrió a las elecciones autonómicas en mayo de 2011 —y ahí la crisis ya había enseñado las dos patitas, los dos brazos y el cuerpo entero— se comprometía a destinar el 0’7% del presupuesto de la Generalitat Valenciana a acciones de cooperación al desarrollo.

El Partido Popular mintió en su programa electoral. Nunca se ha acercado a ese porcentaje. Nada que deba sorprendernos. Ha venido mintiendo año tras año cada vez que elaboraba los presupuestos de la Generalitat. En la pasada legislatura, el gasto ejecutado en cooperación al desarrollo al finalizar el año estuvo en promedio por debajo del 50% respecto a lo que planificaba en los presupuestos a principio de año. En el año 2010, el último del que se dispone de datos oficiales, únicamente ejecutó un 28% de lo presupuestado. O mienten, o son unos verdaderos incompetentes planificando. Y en cualquiera de los dos casos, alguien debería dimitir.

Aunque imagino que el Conseller Cabré debe pensar que si su antecesor en el ramo, el ínclito Rafael Blasco, no ha dimitido cuando hay indicios evidentes de su presunta (por supuesto) participación en una trama dirigida a robar dinero destinado a la cooperación con los países empobrecidos para comprar, entre otras cosas, pisos en Valencia y en Miami, ¿por qué debería dimitir él? ¿Imperativos éticos? No sabe, no contesta.

En este contexto, como informaba eldiario.es la semana pasada, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha publicado una convocatoria de subvenciones dirigida a fundaciones y asociaciones dependientes de partidos políticos con representación parlamentaria en el ámbito estatal para difundir en el exterior los valores de la democracia española. ¡Para echarse a temblar!

El pasado jueves 27 de septiembre el Conseller de Justicia y Bienestar Social Jorge Cabré dio el tiro de gracia a la moribunda política de cooperación internacional del gobierno valenciano. Lo hizo en la Comisión de Política Social y Empleo, en una escueta comparecencia a petición del grupo parlamentario Compromís para explicar el cumplimiento del Pacto Valenciano contra la Pobreza.

En resumen, y es complicado resumir una comparecencia de apenas dos minutos, vino a decir que en tiempos de crisis hay que reorientar la solidaridad hacia los valencianos y que no se puede “seguir exportando tanta solidaridad”. Eso sí, según el señor Cabré, el Pacto Valenciano contra la Pobreza sigue teniendo absoluta vigencia.