En la Policía Nacional hubo 1.659 sanciones entre 2006 y 2015. En la Guardia Civil, la cifra de sanciones por faltas graves o muy graves se dispara hasta las 4.794, según un informe del Grupo de Estados Contra la Corrupción (Greco). “Se tiende un poco a buscar la venganza a través del régimen disciplinario y a mantener la jerarquía y la subordinación a través de la sanción al guardia”, afirma Alberto Manuel Mollá Díez, abogado de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) de Alicante.
La asociación profesional decana del instituto armado denuncia el “excesivo rigor disciplinario” al que son sometidos los guardias en Alicante y València y ha hecho públicas cuatro sentencias del Tribunal Militar Central que tumban las sanciones impuestas a varios afiliados, en las que queda patente el “uso arbitrario y la dureza con que la cúpula de mando somete a los agentes frente a conductas que, si bien en ocasiones pudieran ser reprochables, no son merecedoras del castigo impuesto”. Los fallos de la justicia militar rebajan la condena de falta grave a leve e imponen a la Guardia Civil la compensación de las retribuciones dejadas de percibir como consecuencia de la ejecución de la sanción recurrida. También obligan a rectificar la hoja de servicios de los guardias que han ganado el contencioso disciplinario militar.
Los afiliados de la AUGC habían sido sancionados como autores de faltas graves consistentes en la “negligencia grave en el cumplimiento de las obligaciones profesionales o de las órdenes recibidas”, una suerte de comodín. El régimen disciplinario del instituto armado incluye “conceptos jurídicos indeterminados muy amplios” en la tipificación de las sanciones, sostiene el letrado de la asociación profesional. “Va a gusto del consumidor”, agrega Mollá. El abogado de la AUGC lamenta que, frecuentemente, los conflictos internos en el cuerpo, que arrastra la disciplina militar desde su fundación por el Duque de Ahumada en 1844, se ventilan mediante sanciones disciplinarias. “Cuando entra en conflicto un guardia con un oficial que lo tiene en el punto de mira, la cosa se convierte en algo grave o muy grave cuando en realidad no pasa de simples faltas”, asegura.
Los procedimientos disciplinarios se inician con un parte del jefe de unidad o superior y “existe la tendencia de avalarlo, con poco rigor jurídico, con lo cual todo el procedimiento se convierte en una mera formalidad”, denuncia Mollá. En una de las sentencias, se impuso a un agente una sanción por falta grave, rebajada, tras estimar el recurso, a falta leve cumpliendo tan solo dos días de suspensión de funciones y pérdida de haberes. Un guardia que fue sancionado por una falta grave a la pérdida de siete días de haberes y suspensión de funciones, cumplió finalmente una falta leve con un solo día de suspensión de funciones y pérdida de haberes y otro agente, al que se le sancionó con una falta grave a la pérdida de cinco días de haberes y suspensión de funciones, ha visto cómo la sanción fue anulada y simplemente se le impuso una reprensión.
“Cuando las sanciones se deben a animadversiones del jefe de la unidad, al guardia le crea sensación de impotencia, rabia y frustración”, explica Mollá, quien recuerda que una falta grave es un impedimento para ascensos o el acceso a cursos y puede suponer una merma en su sueldo de entre 400 y 500 euros. “Les duele mucho, acaban muy desmotivados y, en algunos casos, solicitando la baja”, apostilla.
Los fallos demuestran, según la AUGC, que se vulneraron los principios básicos de legalidad y presunción de inocencia. El secretario general de la asociación en Alicante, Francisco Javier García Gómez, lamenta que nadie ponga fin a las “demasiadas” resoluciones sancionadoras erróneas de la Dirección General de la Guardia Civil, “que nos obligan a defender a nuestros afiliados y afiliadas a golpe de sentencia, con la pérdida de tiempo y dinero que ello conlleva”. “Tiempo y dinero que, en definitiva, va en detrimento de una mejor atención a los ciudadanos”, añade.
La AUGC recuerda que el Greco ha recomendado revisar el régimen disciplinario del instituto armado para reforzar su transparencia, objetividad y proporcionalidad. “El régimen disciplinario de la Guardia Civil necesitaría un buen repaso por la amplitud de conceptos jurídicos indeterminados”, concluye el letrado de la asociación.