“Yo trabajaba sobre el papel, no veo las obras”. Así ha resumido Juan Carlos Lledó, exdirector económico financiero del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), su papel en la adquisición de las obras post mortem del escultor Gerardo Rueda. En la segunda sesión del juicio, la defensa del heredero del artista ha vuelto a desplegar las maquetas de las obras, que decoran la sala en la que la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia juzga los hechos.
Si en su declaración Consuelo Císcar endosó la responsabilidad a los críticos de arte Tomás Llorens y Francisco Calvo Serraller, el exdirector económico financiero ha asegurado que su papel en la compra de las obras se limitó a establecer si había crédito disponible. “Asesorar sobre la naturaleza de la obra y el precio lo hacían los conservadores”, ha dicho Lledó a preguntas de su letrado. Así, la propuesta de gasto “siempre” parte de un conservador, incluyendo el objeto del contrato y el precio, ha declarado el exdirectivo del IVAM. “Yo no veía la obra, era el conservador especialista en arte el que validaba la garantía de la autenticidad”, ha agregado.
El exyerno de Consuelo Císcar ha sacado pecho por la adquisición de las obras de Rueda y ha asegurado que fue un “negocio jurídico muy favorable” para el museo, que le habría reportado 5,1 millones de euros, según los informes de valoración de las obras donadas. Unas cifras que se sitúan en un contexto, tal como se dijo en la primera sesión del juicio, de “fluctuación del mercado del arte”.
El acusado, que se enfrenta a una petición de pena por parte de la Fiscalía de cinco años de prisión como cooperador necesario por los presuntos delitos de prevaricación, falsedad y malversación, ha mostrado su sorpresa por el hecho de que los peritos rebajaran sustancialmente el supuesto beneficio para el IVAM. “Mi sorpresa es que en 2015 estas mismas personas valoran de forma distinta, como vendrán como peritos podrán aclarar esta cuestión”, ha deslizado Lledó.
Aunque ha asegurado que Consuelo Císcar “prácticamente” no intervenía en la gestión económica y administrativa, sí que ha reconocido que la propuesta “oral” de adquisición de obras la hizo la entonces directora del IVAM en una comisión interna del museo compuesta, entre otros, por los conservadores. “Desconozco las posibles negociaciones de la directora respecto al precio”, ha apostillado. “Los precios de las obras de arte”, abunda Lledó, “los fija el vendedor”. El contrato de suministros de obras de arte, mediante un contrato negociado sin publicidad, incluía la presunción de legalidad, según el exdirectivo del IVAM, teniendo en cuenta que vendedor era el heredero universal del escultor.
En la tercera sesión del juicio declarará José Luis Rueda, hijo adoptivo del artista, cuyo equipo despliega en cada vista las maquetas de las obras en la sala del tribunal. Lledó ha asegurado que conoció a Gerardo Rueda posteriormente a las compras “con motivo de alguna exposición y de alguna llamada” pero ha negado relación de amistad alguna.