El Gran Premio de Fórmula 1 que se disputó en Valencia de 2008 a 2012 está bajo investigación de la Fiscalía y enterró 300 millones del erario público. Ahora, seis años después de la primera prueba, la Generalitat ha desvelado la magnitud del fiasco: el circuito urbano de Valencia apenas acogió un tercio de los 100.000 espectadores previstos por el impulsor de la prueba, el expresident Francisco Camps.
La portavoz de la Generalitat ha facilitado los datos en las Corts Valencianes. Según María José Catalá, en sus cinco años de vida, la prueba vendió una media de 36.000 entradas (78.000 en 2008; 30.000 en 2012) y recaudó en taquillas 53 millones de euros, menos de 11 por carrera. La Generalitat pagaba a Bernie Ecclestone, el patrón de la Fórmula 1, un cánon anual de 27 millones.
El día de la presentación del acuerdo con Ecclestone, Camps auguró 100.000 espectadores y un impacto económico de 70 millones millones de euros para la Comunitat Valenciana gracias a la llegada del circo de las cuatro ruedas. Ninguna de las previsiones se ha, ni de lejos, cumplido. La Generalitat, ya con Alberto Fabra en la presidencia, acordó la cancelación del contrato con Ecclestone.
Con la Generalitat camino de la quiebra, y constatado el fracaso de público, seguir con la prueba era económicamente inviable y políticamente mortal. De hecho, el gobierno valenciano rescató a la empresa privada a la que se cedió la organización del ya finiquitado Gran Premio de Europa, una operación “ilegal e inmoral” para la oposición.