Del 20 al 23 de octubre la plaza del Ayuntamiento de Valencia se llenó de libros. Unos libros que, como decía el lema de la iniciativa, tomaron este espacio que, poco a poco, reanuda el pulso ciudadano que durante mucho tiempo había quedado en un segundo plano. Después de tres ediciones celebradas en el Centre Octubre, sin la visibilidad necesaria, los organizadores de La Plaça del Llibre y las instituciones de la capital se pusieron de acuerdo para trasladar esta feria del libro en valenciano a la explanada central que hay frente al consistorio. A pesar de la lluvia suave e intermitente que cayó hasta la madrugada del domingo, las sensaciones fueron positivas –y no solo las simbólicas, sino también aquellas de orden más práctico: hubo público, se vendieron libros y todo transcurrió con una normalidad reconfortante.
Ahora habrá que hacer un balance más exacto, con números y datos concretos, que permiten ver en que se acertó y en que se debería mejorar. Pero nadie podrá negar que la Plaça, si me permiten el juego de palabras, ha venido para quedarse en la plaza. Algunas personas, aquellos días, se preguntaban –nos preguntábamos– si sería flor de un día. Quizá. Aunque el talante político de los diversos gobernantes influirá, a corto y a medio plazo, lo más definitorio será la capacidad de la sociedad valenciana de reclamar este tipo de iniciativas, de hacerlas suyas, y de mostrarse fuerte cuando alguien las ponga en duda. La Feria del Libro que se celebra en Viveros es un escaparate excelente del libro en valenciano, pero es mucho más que eso. El formato de la Plaça, más breve, más manejable, dedicado en exclusiva a los libros editados en esta lengua, nos ofrece una gran oportunidad para hacerlos visibles y para animar el mundo cultural a medio camino entre la rentrée y la Navidad. Salvando las distancias, la Semana del Libro de Barcelona es un ejemplo –además de un referente incuestionable–, y su consolidación, por fin, en el Pla de la Seu nos indica que acontecimientos de este tipo merecen un lugar en el tiempo y en el espacio. He aquí motivos suficientes para impulsarlos.