La crisis del coronavirus ha demostrado que la deslocalización industrial de los años 90 del siglo pasado y la primera década del actual fue un error. Cuando España se ha enfrentado a una pandemia mundial, una guerra dicen algunos, la selva en la que se ha convertido el mercado de los productos sanitarios ha dejado indefensas a todas las administraciones que no han podido ni proteger a sus médicos y enfermeros. Precios desorbitados, engaños en las compras, material de baja calidad y un panorama que no tiene un horizonte temporal claro han lanzado al Gobierno de España y a autonomías como la valenciana a buscar el autoabastecimiento. Y no escatimarán en capital.
Una de las economías autóctonas que más adelantadas van en conseguir ese autoabastecimiento de material sensible como es el sanitario es la valenciana. Para ello se ha necesitado del apoyo de los institutos tecnológicos y del Ivace de la Conselleria de Economía para homologar estos productos, según explica el conseller de Economía, Rafa Climent. Sin esa homologación el material fabricado por la industrai textil patria no dejaría de ser una tela más servible para calmar a la población que proteger al personal de alto riesgo.
De momento, estas empresas valencianas han conseguido Licencia Previa de Funcionamiento emitida por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para hacer mascarillas, pero ya trabajan en que el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) pueda ayudar a homologar las telas para la fabricación de batas para personal sanitario, revela Climent. En dos meses esta industria se compromete a poder confeccionar seis millones de mascarillas y podría elaborar batas para que los sanitarios pudieran trabajar con la máxima protección.
Desde este lunes, las cinco empresas valencianas que están integradas en este proyecto son Marie Claire, Cotoblau, Funcotex, Rapife y Euromoda cuya producción, de momento, va encarada a las peticiones hechas por la Generalitat, pero una vez la maquinaria puesta en marcha no descartan que puedan acceder a compras de otras autonomías o del propio Gobierno de España. La crisis sanitaria puede que se mitigue en verano pero podría regresar con fuerza en otoño.
“Hemos visto con toda crudeza cómo ha quedado en evidencia nuestra deslocalización productiva. Tendremos que hacer una reflexión para que no nos vuelva a pasar y empezar a pensar que debemos producir los que necesitamos. Suerte que no matamos la agricultura”, argumenta a eldiario.es el conseller de Economía.
Los proveedores de las cinco empresas valencianas son a su vez también empresas valencianes, de Ontinyent y Cocentaina, del cluster textil que todavía sebrevive en la Comunitat Valenciana.
La otra prueba de fuego a la que se enfrenta la industria valenciana será la de fabricar respiradores médicos para hospitales. En estos momentos hay numerosas universidades españolas, empresas tecnológicas e institutos públicos desarrollando procesos que puedan ser homologados por el Ministerio de Sanidad. Han aparecido muchos prototipos por parte de todo tipo de compañías, como el que funciona con el motor de un limpiaparabrisas, pero al tratarse de un aparato que puede salvar la vida de una persona o complicársela en caso de fallar, las administraciones van con pies de plomo a la hora de hacer encargos.
De hecho, el Ministerio de Sanidad ha tomado las riendas de este proceso y ha quitado la alternativa a las autonomías que impulsaban proyectos. Bajo ese estudio y supervisión está la apuesta de empresas valencianas que se han ofrecido, Telmen y Power Electronics.
Telmen es una de las dos empresas españolas que tenían homologación para la fabricación de respiradores médicos antes de que estallara la crisis. Tiene la tecnología y las especificaciones. Pero su capacidad industrial no da para surtir al mercado español que cada día necesitará más equipos de respiración asistida. Máxime con el gran número de enfermos de Covid19 que llenan las UCI y que se continuarán incrementando en las próximas semanas.
Fuentes de Power Electronics se muestran muy prudentes ante la posibilidad de recibir el encargo del Gobierno, se llegó a hablar de la fabricación de 4.000 aparatos en su planta de Llíria. “Hemos estudiado todos los modelos,y queremos desarrollar los respiradores para las UCI”, explican desde la empresa. De momento, apuntan, no quieren dar más información porque hay que cerrar muchos flecos y debe haber una autorización y una homologación por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Toda la industria textil y tecnológica valenciana y española está poniendo su materia gris para dar la vuelta a una situación de deslocalización que ya duraba 30 años. Mientras se avanza a marchas forzadas, las administraciones todavía siguen comprando aviones de material en China.