¿Crisis existencial en la Unión Europea?
La Unión Europea comenzó siendo un proyecto cuyo principal objetivo era garantizar la paz, las buenas relaciones entre los distintos Estados que formaban parte del continente europeo. Un continente dividido como consecuencia de los acontecimientos que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial. La creación de este proyecto supuso la alianza económica, política y social de los estados que se unieron y de aquellos que se unirían con el paso del tiempo, pero también de los valores respecto los cuales estos actuarían. Se podría decir que fue un destello de esperanza para todos los ciudadanos europeos, que vieron como sus países pasaban a formar parte de un proyecto nuevo y único, el cual tendría una gran importancia y peso a nivel global. Formar parte de la Unión Europea suponía que tu país subiera de nivel y entrara en el grupo de Estados denominados ahora Estados del Bienestar, todo un privilegio, al que no todos han podido acceder. No obstante, actualmente la Unión Europea ha entrado en una etapa de su existencia en la que, debido a diversos factores y acontecimientos (la inminente salida de Gran Bretaña, la llegada masiva de refugiados y de inmigrantes, el surgimiento de partidos extremistas, la globalización etc.) se está debilitando. La Unión Europea ya no es lo que era hace unos años, y este declive está comenzando a crear opiniones escépticas hacia el proyecto, el cual tiene que comenzar a actuar y resolver esta crisis por la que está pasando antes de que sea demasiado tarde.
El resurgir de la extrema derecha
En los últimos años, se ha hablado de un resurgir de los partidos llamados populistas de derechas, tanto en Europa como en Estados Unidos. Se trata, en la mayoría de los casos, de partidos que defienden los nacionalismos, el cierre de las fronteras de los países, algunos muestran su descontento con las políticas de la UE, así como con la globalización, y otros llegan a tener discursos racistas y xenófobos. Puede parecer que, con estas líneas en sus programas electorales, los ciudadanos europeos no compartan su opinión con ellos y no quieran votarlos. La realidad es muy diferente. Hoy en Europa los partidos extremistas de derecha están presentes en 17 parlamentos nacionales de Estados de la UE. La pregunta que debemos plantearnos entonces es: ¿Por qué sucede esto? “este fenómeno de rechazo al modelo económico y a la globalización no es para nada nuevo” (Jorge Díaz Lanchas) y además defiende que estas posiciones suelen surgir después de un periodo de crisis financiera, debido a que “son percibidas como más injustas socialmente ya que los gobiernos suelen recurrir a políticas que implican riesgo moral o incluso favoritismos hacia ciertos grupos”. Esta crisis financiera de la que estamos hablando hace referencia a la crisis económica que llegó a Europa en 2008, y que afectó de forma muy negativa a todos los países de la UE. Será por tanto una consecuencia de esta crisis la llegada de estos partidos extremistas. Ante esta situación, la UE adopta políticas económicas que disgustaron a muchos países y que fueron desfavorables para ciertos sectores de la población, lo que provocó que estos apoyaran a los partidos con un discurso más nacionalista. A parte de esto, la globalización ha tenido un papel determinante en el resurgir de estos partidos. Muchos de ellos defienden el establecimiento de medidas económicas proteccionistas en sus países, lo que contradice a la libertad de mercado que hay entre los países miembros de la UE, así como uno de los objetivos principales de la Unión Europea: “reforzar la cohesión económica entre los Estados miembros”.
Todo lo anteriormente mencionado se puede ver reflejado en algunos países, miembros de la Unión Europea, en cuyos gobiernos hay una mayoría de partidos extremistas. Es el caso de Polonia, probablemente el más preocupante para la UE, el que refleja perfectamente el auge de estos partidos. En las últimas elecciones, el partido PIS (Ley y justicia) ganó con una mayoría absoluta, consiguiendo el 37,7% de los votos. El hecho de que un país miembro de la Unión Europea tenga un gobierno cuyos valores principales son totalmente opuestos a ella es el ejemplo claro de que la crisis en la que Europa está sumergida es real y deberíamos preocuparnos. Otro caso parecido es el de Hungría, donde el partido que ostenta el poder es el Fidesz, cuyo líder, el ultraderechista Viktor Orban, ha conseguido el 48,9% de los votos en las últimas elecciones, siendo así su cuarto año consecutivo de mandato. Lo que más preocupa a la Unión Europea del gobierno de Orban es su política antiinmigración. A parte de estos dos países, cuyo gobierno es preocupante para el futuro de la UE, nos encontramos con otros en los cuales la presencia de los partidos extremistas de derecha es muy notable, hablamos del caso de la República Checa y de Eslovaquia, en donde han surgido partidos extremistas que van consiguiendo un porcentaje de votos alarmantes para la Unión Europea.
Viendo esta situación, se puede llegar a pensar que el sentimiento de libertad y bienestar que antes suponía estar dentro de la UE actualmente se está perdiendo. Vemos como ya muchos ciudadanos piensan que el gobierno de sus países se ve frenado por culpa de esta organización. La identidad de “europeos” desaparece y aparecen los nacionalismos contra la Unión Europea. Es por ello por lo que no solo nos encontramos ante un problema político y económico, sino también ante un problema social.
Toda esta situación del auge de las extremas derechas está directamente relacionada con los euroescepticismos. “Hoy en día el euroescepticismo tiene representación parlamentaria en 25 de 28 países de la Unión Europea” (Laura Aragó). En algunos países que históricamente siempre han sido europeístas y han apoyado las políticas y decisiones de la UE, actualmente muestran una tendencia euroescéptica. Este es el caso de Italia, con una coalición de partidos de centroderecha y ultraderecha, o el de Inglaterra, donde la victoria de los conservadores ha llevado al país a solicitar su salida de la UE. Son países donde no se ha llegado a un extremismo de derecha tan radical como los anteriormente mencionados. No obstante, sus futuras decisiones van a ser decisivas para el porvenir de la Unión, ya que la salida de Gran Bretaña va a servir de ejemplo para todos estos países con presencia de partidos euroescépticos en sus parlamentos, en especial para Italia, donde ya se ve en la población el deseo de salir de la UE, y es uno de los países con mayor presencia euroescéptica en su parlamento, cuenta con más del 65%.
Crisis migratoria de Europa
Uno de los temas en los que más beligerantes son los partidos extremistas es con el problema de la inmigración, en concreto con lo que se refiere a los refugiados. El problema de la inmigración en Europa no es un problema nuevo, sino que ya son muchos los años en los que diversos países, sobre todo fronterizos, han tenido presente este gran problema. La llegada masiva de refugiados buscando asilo en Europa es una de las principales causas de crisis existencial de la Unión Europea, ya que los países miembros no han sido capaces de establecer un orden común ni de ponerse de acuerdo en que medidas han de adoptar. “Se ha fallado estrepitosamente en el desarrollo de una política de inmigración y asilo común. Y que quede claro: no porque fuera imposible desarrollar una acción europea que ofreciera respuesta a los flujos de refugiados, sino porque los estados miembros no han querido hacerlo” (Gemma Pinyol). La mayor parte de estos refugiados vienen a Europa huyendo de los diversos conflictos que tienen lugar generalmente en Oriente Medio y llegan a países como Grecia e Italia, que son los principales puntos de entrada. El intento de reparto de estos refugiados ha generado muchas opiniones negativas contra estas medidas. Muchos países se niegan a acoger a estas personas y amenazan con cerrar sus fronteras. Es aquí donde los partidos de extrema derecha cobran gran importancia. Estos se niegan a acoger a refugiados y con esta posición consiguen que muchos ciudadanos se pongan de su parte, ya que la llegada de refugiados intimida a la población, que ve en este fenómeno la perdida de puestos de trabajo, el aumento del vandalismo e incluso del terrorismo. Pero lo que afecta a Europa es que se dice que la Unión es la que debe buscar las soluciones a este problema, y olvidamos que este tipo de competencias de asilo, inmigración y fronteras, pertenecen a cada uno de los estados miembros. Es por tanto en este momento en el que la Unión Europea debe estar más unida que nunca, los países deben colaborar unos con otros, mostrar solidaridad entre ellos y crear una política común. “Los Estados miembros aún no han encontrado el equilibrio adecuado entre la responsabilidad de cada país en su propio ámbito de soberanía y la necesaria solidaridad entre Estados” (Junker).
La Unión Europea conseguía crear una política común a este problema, repartiendo los refugiados entre los distintos países. No obstante, el resultado no fue el deseado. “El reparto de asilados pretendió, por primera vez, abordar de manera conjunta los desafíos migratorios en la UE”, “La falta de voluntad de los Estados y los fallos del programa explican los pobres resultados” (Lucía Abellán). Los datos dicen que de los 160000 refugiados que deberían haberse distribuido entre los países solo llegaron a hacerlo alrededor de 30000, confirmando así la falta de unidad y de descoordinación de los países, y como los partidos más conservadores de Europa han conseguido presionar a los líderes para evitar que un gran número de refugiados llegara a sus países.
Uno de los principales objetivos de la UE dice que esta debe ofrecer libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores, por lo que no se puede en un momento de crisis común pretender cerrar los países a personas que necesitan el asilo de la UE. Además de este objetivo, también debemos atender a los valores de la Unión Europea: respeto a la dignidad humana, a la libertad, la igualdad y los derechos humanos. La UE, basada en estos principios rectores, entre otros, se ha resquebrajado, ya que muchos de los líderes de los países europeos han violado derechos humanos y han discriminado a los refugiados (Gemma Pinyol).
No debemos olvidar tampoco, el grave problema que supone también para la Unión Europea la llegada de inmigrantes ilegales, sobre todo desde África, a países del Mediterráneo. Cada vez son más las personas que arriesgan su vida por llegar a Europa en busca de una mejor vida, pero lo que se encuentran a su llegada no es lo que esperaban. El problema es que, al llegar de forma ilegal, la UE no puede ofrecerles lo que podría ofrecer a un refugiado, no obstante, no debe quedarse de brazos cruzados. Lo que debería hacer es actuar en aquellos países de los cuales la gente huye y ayudar a cambiar la situación, buscar soluciones en el origen. “Debemos de dejar de plantearnos la relación entre África y Europa solo desde la perspectiva del donante de ayuda al desarrollo”, “Una nueva alianza entre África y Europa: una alianza por la inversión y el empleo sostenibles” (Junker).
En conclusión, en la Unión Europea hay un problema existencial, el cual surge y se ve agravado debido a las diversas crisis que están teniendo lugar en Europa. Estas crisis en las que Europa está inmersa han provocado que los ciudadanos de los Estados miembros comiencen a mostrar su pesimismo, desconfianza y escepticismo respecto al proyecto europeo. Es por esta razón por la que la Unión Europea se debe mantener ahora más unida que nunca, y debe mostrar a sus ciudadanos que es fuerte y capaz de superar esta etapa de su historia. La UE debe resurgir y mostrar que no solo está presente en Europa, sino que puede llegar a ser un actor geopolítico muy importante a nivel global, siempre y cuando, se mantenga unida y fuerte. Para ello la sociedad europea y los líderes de cada país miembro, tienen que creer en el futuro de la UE y apoyarla en sus proyectos, para así lograr que vuelva a ser el proyecto que fue y el que debe ser. Asimismo, este proyecto debe potenciar y dar a conocer los valores sobre los cuales se fundamenta: el respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Derechos Humanos y Estado de Derecho, y aplicarlos, ya que la falta de presencia de estos es una de las causas más importantes de esta crisis existencial que la Unión Europea está viviendo.
*Cristina Broseta Alcalá es estudiante de primero del doble Grado Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración.
La Unión Europea comenzó siendo un proyecto cuyo principal objetivo era garantizar la paz, las buenas relaciones entre los distintos Estados que formaban parte del continente europeo. Un continente dividido como consecuencia de los acontecimientos que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial. La creación de este proyecto supuso la alianza económica, política y social de los estados que se unieron y de aquellos que se unirían con el paso del tiempo, pero también de los valores respecto los cuales estos actuarían. Se podría decir que fue un destello de esperanza para todos los ciudadanos europeos, que vieron como sus países pasaban a formar parte de un proyecto nuevo y único, el cual tendría una gran importancia y peso a nivel global. Formar parte de la Unión Europea suponía que tu país subiera de nivel y entrara en el grupo de Estados denominados ahora Estados del Bienestar, todo un privilegio, al que no todos han podido acceder. No obstante, actualmente la Unión Europea ha entrado en una etapa de su existencia en la que, debido a diversos factores y acontecimientos (la inminente salida de Gran Bretaña, la llegada masiva de refugiados y de inmigrantes, el surgimiento de partidos extremistas, la globalización etc.) se está debilitando. La Unión Europea ya no es lo que era hace unos años, y este declive está comenzando a crear opiniones escépticas hacia el proyecto, el cual tiene que comenzar a actuar y resolver esta crisis por la que está pasando antes de que sea demasiado tarde.