La reivindicación constante aunque suave del gobierno de Alberto Fabra para conseguir recursos de Madrid que eviten la bancarrota de la Generalitat ya ha recibido respuesta. Y no ha sido positiva. Antonio Beteta, número dos del Ministerio de Hacienda, ha criticado la gestión de la Generalitat –el Consell “no es el más eficiente”, ha dicho- y ha pedido un esfuerzo suplementario para cumplir con el límite de déficit, que en 2014 es de un 1% de la riqueza valenciana (el PIB).
La Generalitat sabe “que es capaz de realizar esfuerzos adicionales” para no gastar más de lo previsto en el plan de ajuste presentado en Madrid. El discurso del secretario de Estado de Administraciones Públicas choca frontalmente contra la doctrina de la Generalitat, que asegura que no puede hacer más recortes sin perjudicar la sanidad y educación pública valenciana.
Madrid, sin embargo, parece poco sensible ante las reclamaciones del PP valenciano. Es más, la nueva financiación autonómica, prevista para 2015 y esperada como el maná por el gobierno de Fabra, tampoco será milagrosa, a decir de Beteta. Sin embargo, con el sistema actual, la Generalitat es inviable. O hay más dinero –vía impuestos o transferencias de Madrid- o se deben recortar gastos.
No todo han sido malas noticias en la visita de Beteta. El lunes, éste, en una reunión con los farmacéuticos y otros colectivos castigados con los impagos del Consell, lanzó un mensaje de tranquilidad. El gobierno central saldrá al quite cuando la Generalitat no pueda pagar. En julio, llegarán casi mil millones de euros para saldar deudas con los acreedores y otros acreedores. Ese dinero, por supuesto, se tendrá que devolver.