Ante el revuelo causado por las palabras del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que cuestionaba si los refugiados eran “trigo limpio”, el purpurado ha dado marcha atrás en sus polémicas palabras invitando a “mostrar realmente la caridad que quiere el Señor” a “los pobres de nuestro tiempo, los perseguidos, los inmigrantes, los que han tenido que salir de su tierra y buscan la ayuda nuestra”.
Así se ha expresado el arzobispo durante la misa que ha presidido este jueves en la parroquia de Santa Teresa de Jesús para celebrar esta festividad. No obstante la corrección se produce después de toques de atención recibidos desde las más altas instancias de la Iglesia. Así el propio Papa Francisco, informado sobre el escándalo, animó a “ver y ayudar a ver en el emigrante y en el refugiado no un problema que debe ser afrontado, sino un hermano y una hermana que deben ser acogidos, respetados y amados”.
El mismo Cañizares también tuvo un toque directo del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, que en presencia del arzobispo de Valencia, afirmaba que “la presencia de Jesús se prolonga especialmente en los pobres y enfermos, en los perseguidos y refugiados, en los excluidos y descartados”.
El Arzobispado de Valencia, tras las constantes reacciones contrarias de sectores católicos y también de políticos ha intentado por su parte limpiar y matizar las palabras de Cañizares y desvincularlas de la “xenofobia” con las que las han llegado a calificar el propio alcalde de Valencia, Joan Ribó, y la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra. Así ha recuperado la carta semanal publicada el pasado 13 de septiembre en la que el prelado, bajo el título 'En casa hay sitio para uno más' recordaba las palabras del evangelio de San Mateo “fui forastero y me acogiste, para afirmar que actualmente hay una ”emergencia que plantea los últimos días la avalancha a Europa de refugiados, de perseguidos, de hermanos nuestros que miran a nuestros países como la solución a sus inmensos problemas de hambre, de carencia de lo mínimo necesario para vivir con sus familias con cierta decencia en los países de origen, de falta de libertad a la que se ven sometidos en sus tierras que tienen que abandonar, e incluso de terribles persecuciones a causa de su fe“.
Además el Arzobispado también ha querido incidir en datos de solidaridad de la Iglesia con la inmigración afirmando que en 2014 Cáritas prestó ayuda a cerca de 40.000 inmigrantes a través de pisos de acogida de las 440 sedes de Cáritas parroquiales y en sus 50 economatos, entre otros centros de atención vinculados o dependientes de la archidiócesis de Valencia.