'Nadie sabe nada': los subalternos de Camps se desentienden de los contratos con 'Gürtel' pese a las confesiones
El undécimo episodio de la mítica serie Los Soprano se titula 'Nadie sabe nada' (Nobody Knows Anything, en inglés). Algo así ha pasado con las declaraciones de varios exconsellers y antiguos altos cargos del Gobierno de Francisco Camps en las últimas sesiones del juicio por la pieza separada 5 del 'caso Gürtel' en la Audiencia Nacional.
Alicia de Miguel y Manuel Cervera, exconsellers de Bienestar Social y de Sanidad, respectivamente, defendieron que tenían delegadas las competencias para la contratación. David Serra, exresponsable de la empresa pública que abonó pagos a la trama 'Gürtel' por varias ediciones del Open de Tenis, se excusó en que se limitó a conformar las facturas y que la orden de pagar le vino del gabinete del entonces conseller popular Alejandro Font de Mora.
Y Rafael Peset, alto cargo del departamento de Sanidad, dijo a preguntas de la fiscal anticorrupción que en un corrillo de subsecretarios le sugirieron que la empresa Orange Market trabajaba bien, sin dar más detalles. En general, todos los acusados que no han pactado con el Ministerio Fiscal alegaron que la decisión de contratar a la red Gürtel vino avalada por funcionarios y minimizaron los importes abonados en relación con el presupuesto global autonómico. Además, negaron haber recibido órdenes de Francisco Camps para adjudicar contratos menores a su entonces “amiguito del alma”, Álvaro Pérez 'El Bigotes'.
En la causa hay dos bandos claramente diferenciados. La cúpula y el segundo escalón de la trama, tras largas temporadas en prisión de Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez, han pactado con Anticorrupción y han confesado que el enlace de la red en la administración valenciana era su máximo responsable, el entonces presidente autonómico, Francisco Camps.
Además, Enrique Navarro, jefe de gabinete de la exconsellera Alicia de Miguel entre 2003 y 2007 declaró que la decisión de contratar con Orange Market era una manera de “congraciarse” con el campismo —en el contexto de la guerra interna del PP con los últimos zaplanistas— de cara a repetir en la siguiente legislatura.
En su turno, Alicia de Miguel contraatacó y acusó a su exjefe de gabinete de haber mentido “vilmente” y lo responsabilizó de las contrataciones con 'Gürtel'. “No dijo que yo maté a Manolete porque no se lo preguntaron”, señaló la expolítica del PP. Una referencia, la de la muerte de Manolete, que ha aflorado también en alguna otra declaración de los acusados, quejosos de los pactos de algunos compañeros de banquillo con la Fiscalía.
El bando que defiende la pulcritud de las contrataciones con la trama ha desfilado esta semana ante el tribunal de la Audiencia Nacional. Una de las declaraciones que más benefician a la defensa del expresidente fue la de Dora Ibars, que a pesar de su cargo de directora general de Comunicación en el Palau de la Generalitat aseguró no haber mantenido “ningún tipo de relación profesional ni personal” con Camps. “Lo he conocido más estos días en los pasillos [de la sede de San Fernando de Henares de la AN]”, apostilló.
Sin embargo, algunos acusados han reconocido algo obvio: que conocían perfectamente que El Bigotes organizaba los actos del partido. “Por su fisionomía y su lenguaje corporal se le veía fácil”, dijo Alicia de Miguel. Arantxa Vallés, exgerente de la Sociedad Gestora para la Imagen Estratégica y Promocional de la Comunitat Valenciana, se refirió a sus “características peculiares” y concluyó: “Con que lo vieras una o dos veces no te pasaba desapercibido”. “Un señor con un bigote impresionante”, fue la descripción de Álvaro Pérez que dio al tribunal el exconseller Manuel Cervera.
David Serra, exdiputado autonómico del PP que había sido señalado como uno de los políticos más cercanos al delegado de 'Gürtel' en Valencia argumentó que su presencia en la boda de El Bigotes fue más bien a título de “relleno”. Aunque Serra también reconoció que El Bigotes, del que dijo que era un “bravucón”, se ofreció a presentarle al encargado de una joyería que vendía relojes de alta gama para compartir los “descuentos” de los que disfrutaba Álvaro Pérez. Todos coinciden en atacar al enviado de 'Gürtel' a la capital valenciana y en retratarlo como un señor un poco pícaro que pasaba por allí. No en vano, el escrito de confesión de Álvaro Pérez, además de su contundente declaración, es una de las más comprometedoras pruebas para apuntalar la acusación.
La próxima semana el juicio encara las últimas declaraciones de los acusados, con Francisco Camps como estrella invitada.
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