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OPINIÓN | Ana 'Roja' Quintana, por Antonio Maestre

CV Opinión cintillo

'Keep calm and carry on'

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Carl Sagan sigue siendo el divulgador científico de mayor alcance de los últimos ochenta años en todo el planeta. Su serie televisiva, Cosmos, y sus libros, continúan difundiéndose décadas después de su lanzamiento y sus cuotas de audiencia no han sido superadas.  Aunaba una carrera como investigador de referencia en astrofísica con una portentosa capacidad comunicativa.

Sagan decía que, si el avance tecnológico de la humanidad hubiera sido lineal desde la civilización micénica, hace más de mil años que hubiéramos llegado a la Luna. Extrapolando, podríamos inferir que, si el progreso social hubiera sido lineal desde la civilización helénica, hace más de mil años que hubiéramos llegado al Welfare State. Deberíamos recordarlo cuando nos ronda la tentación del adanismo y nos flaquea la memoria. El fascismo se basa en la ignorancia, en la falsificación del pasado y de la historia: una forma de combatirlo es no olvidarlo.

Stefan Zweig fue un escritor y activista austríaco, uno de los más reconocidos intelectuales europeos del periodo de entreguerras. Se suicidó junto a su compañera el 22 de febrero de 1942, en Brasil, convencidos de que el triunfo de los ejércitos de Hitler era inminente y que todo el planeta caería bajo el nazismo. Justo un año después, la Wehrmacht era aniquilada en Staligrando y el nazismo estaba ya derrotado (aunque no vencido hasta 1944 y la batalla de las Ardenas).

Zweig conocía profundamente el nazismo, había sufrido su persecución, y es comprensible su desesperación. Pero el mundo lo transforman las personas que nunca se rinden. Lo cambian Albert Camus que colabora con la resistencia francesa contra los nazis, Antonio Gramsci con sus Quaderni del carcere o Petra Kelly dando carta de naturaleza al ecofeminismo. Lo cambian, parafraseando a Brecht, los imprescindibles  que luchan todos y cada uno de los días de su vida. No nos demos, ninguno y ninguna, por vencidos, porque no lo estamos. 

Hace décadas ya, fue en 1990, que escuché en una película de Patrice Leconte, cineasta progresista, una frase que creo resume cómo hemos llegado hasta aquí: “el fracaso es la evidencia de que el deseo no era lo bastante fuerte”.  La narrativa audiovisual ha consagrado tanto al deseo como el motor que todo lo puede, y debe conseguir, que el pensamiento mágico se ha adueñado de Occidente. Lo neoliberal caló: no es sorprendente que sea en la Francia avanzadilla de la posmodernidad donde surgió primero una ultraderecha con posibilidades de ganar elecciones en Europa.

La ultraderecha prospera, aparte de por razones tecnológicas - la red ha cambiado tanto nuestro mundo como lo hizo la imprenta en el siglo XV, pero en lugar del conocimiento ahora lo que más se multiplica, viraliza, son los bulos - porque vivimos, de nuevo, en un mundo de recetas mágicas. Ante los problemas más complejos, cada vez es mayor el número de personas que “compran” como solución un conjuro: mundo Harry Potter. La Razón ha retrocedido, por primera vez desde los inicios de la Ilustración, como la mejor explicación para comprender todo aquello que nos rodea. 

El pronóstico de Nietzsche de un siglo de nihilismo no se ha cumplido. Muchas personas prefieren lo que intuyen que es una mala solución a la nada: Trump, Milei, Alvise se nutren desde la abstención. Y esta es la gran pregunta: ¿por qué hay tantas personas que creen que desde lo sistémico no se les ofrece ninguna solución a sus necesidades, y, por tanto, compran las recetas milagrosas al vendedor de crecepelo que más vocea? ¿Y, por qué, aunque saben que es un fake, le votan?

Posiblemente, la respuesta esté en que hackear al sistema, el creer que lo están haciendo, les da a quiénes votan a los ultras la sensación de control de su destino, algo que nunca antes han tenido participando en política. No es ninguna novedad: Take back control es la frase con la que Dominic Cummings forjó en 2016 buena parte del resultado electoral que llevó al Brexit. El truco del vendedor de ungüentos es hacer creer a su cliente que, comprándole a él, no solo a su mercancía, adquiere una suerte de control. No hay argumento, solo emoción. Y la emoción no solo desplaza y anula a la razón, también ahoga al sentimiento.

Hay que librar la batalla cultural desde lo emocional, también, no solo desde la teoría. El anarcocapitalista Milei, debe mucho menos al economista Ludwig von Mises y a su tratado de economía La Acción Humana, que a la escritora Ayn Rand y sus novelas La Rebelión de Atlas o El Manantial. La narrativa ha determinado más el mundo occidental que cualquier ensayo desde el final de la IIGM.

Por eso, el adanismo, el reinventar la rueda cada poco tiempo, no solo es ineficiente y hace perder un tiempo que no tenemos: sobre todo es rechazable por que conduce a la derrota. Es más eficiente, más ecológico, utilizar lo que ya existe y funciona, y pensar en qué se puede mejorar.  Pongamos que hablo del sistema de partidos estatal y del valenciano.

Resultados de Sumar en todo el Estado:

Galicia: 2.1%; Extremadura: 2.5%: CyL: 2.9%: CLM: 3.0%; Euskadi: 3.3% Región de Murcia: 3.3%; Navarra: 3.8%; Catalunya; 4,3%; Illes Balears: 4.3%; Aragón: 5,1% Comunidad de Madrid: 5.8%; Asturias: 6.0%; País Valencià: 7.6%

La fórmula Compromís, funciona. En estas elecciones, ninguna formación política con la que alguna vez hayamos ido coaligados a unas elecciones nos ha superado en ningún territorio. Es obvio que no nos debemos conformar.  Ahora vamos a mejorarla. Pero, no deberíamos olvidar nunca como hemos llegado hasta aquí. Ni parálisis ni saltos en el vacío. 

Es el momento de generar planes de acción de medio y largo plazo, con procesos e hitos evaluables y realistas, pero sin ansiedades. Paso a paso, pero sin pausa. Debemos seguir siendo quienes ofrezcamos las mejores alternativas a la ciudadanía que sufre la emergencia habitacional y la precariedad laboral y social. También debemos ser propositivos ante la Emergencia Climática: la transición ecológica justa es la única oportunidad que tenemos de ser un país viable, no uno dependiente solo del turismo a modo de monocultivo. Y, por supuesto, seguir siendo una fuerza que es solidaria con otros territorios, pero siempre desde una obediencia valenciana. Nuestra fuerza depende de ser más inteligentes, ya que tenemos menos recursos. La inteligencia es resolver problemas, si no es útil no merece ese nombre. Lo meramente especulativo, hoy, llega tarde.

Carl Sagan, nunca debe olvidarse, fue pareja de Lynn Margulis, una de las principales biólogas evolutivas y creadora de la teoría de la simbiogénesis. Margulis defiende la cooperación entre organismos distintos como base del proceso evolutivo. Cuestiona la descripción del darwinismo como lucha y competencia, que cree interesada. En sus propias palabras explica que “quizás la resistencia a la teoría de la simbiogénesis tiene que ver con la necesidad de un cambio de vocabulario” que “desplazará de los textos de secundaria la interpretación de la competición entre individuos y especies como la base del avance evolutivo.”

Compromís es autoritas y no potestas, es decir, una forma de cooperación simbiótica que evoluciona desde la diversidad, pues la entiende como un valor. Y a los resultados me remito. Nuestra fuerza es la coralidad. El trabajo en equipo: lo hemos demostrado, por ejemplo, en las sucesivas negociaciones para conformar listas electorales de ámbito estatal o europeo. 

En las elecciones de ámbito estatal a corto y medio plazo, será necesario conformar coaliciones con otras fuerzas. Añadiré a los argumentos ya conocidos, que acabamos de ver en Francia como se acaba de anunciar una muy amplia coalición de izquierdas, inmediatamente después de la convocatoria de elecciones parlamentarias por los resultados obtenidos este domingo por la ultraderecha. Un escenario parecido no es descartable que tengamos que afrontarlo. Es sensato tener una hoja de ruta prevista.

P.s: una nota final para el optimismo. Países Bajos era uno de los cuatro estados de la UE en los que todas las encuestas y analistas situaban como ganadora a la ultraderecha. El primer ministro Geert Wilders había ganado las elecciones generales neerlandesas, hace un año, con el 23,5% de los votos. Menos de doce meses después ha sido derrotado por el líder Verde Bas Eickhout, que encabeza una coalición junto a los Laboristas. El xenófobo PPV de Wilders ha bajado hasta el 17,7%. Eickhout le ha superado llegando al 21,6%.  Es significativo. Y extrapolable si trabajamos bien y con las ideas claras.

  • Natxo Serra es portavoz de VerdsQ-Compromís.
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