Sillas vacías

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No deberíamos acostumbrarnos a salir solo el 25 de noviembre para ser la voz de las mujeres que fueron asesinadas por hombres que decían quererlas. Todos los días deberían ser 25 de noviembre, todos los días hay mujeres maltratadas que pasan por delante de nuestras miradas, incluso que las oímos y nos piden de manera silenciosa la necesidad de ser libres. El derecho a vivir sin miedo, sin dolor ni temor. Este año son 41 mujeres y 3 menores de edad, 1.074 desde que se contabilizan en las estadísticas oficiales. 41 sillas que se quedan vacías y rotas por la violencia machista.

Nos preguntamos en muchas ocasiones en qué estamos fallando. Y lo sabemos. Sabemos que el caldo de cultivo está en la adolescencia. Muchos de nuestros jóvenes, y hablo en masculino, siguen viviendo unas relaciones basadas en el control y en la posesión. Y nuestras jóvenes, atrapadas en el amor romántico, asumen esa relación con normalidad pensando que de esta manera las quieren más. Que se preocupan por ellas y que con el tiempo cambiarán.

Nuestra sociedad tiene un reto: dejar una sociedad libre de violencias y de maltrato a las futuras generaciones. Se lo debemos a las mujeres pero también a los hombres, pues tenemos que ser capaces de llegar a ellos para que se sientan interpelados y no estén cómodos en ese rol que les obliga a ser los más duros y seres sin emociones.

Lo conseguiremos cumpliendo las leyes y acompañándolas de recursos, económicos y humanos, para prevenir situaciones de violencia y de maltrato entre la adolescencia. Desde las instituciones debemos poner el foco en los maltratadores y no dejar la carga de la protección y la denuncia en las mujeres. Hay que dejar de preguntarse si la víctima había iniciado un proceso judicial o si convivía o no con el maltratador. Debemos impulsar campañas dirigidas a las jóvenes para que les trasmitan seguridad, empoderamiento, para que no caigan en las redes de ese dañino “amor romántico” que de una manera intencionada las hace vivir situaciones toxicas con toda normalidad.

Estoy convencida de la apuesta de este Gobierno para terminar con esta situación de violencia sobre las mujeres es firme. Está en la agenda y es una prioridad. No es posible que el 51 % de la población siga viviendo situaciones inhumanas y de falta de libertad y de seguridad. Por ello, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) recogen una partida de 258 millones de euros destinada a la lucha contra la violencia machista, superando los 200 millones recogidos en los compromisos del Pacto de Estado.

Estos presupuestos tienen como objetivo redoblar los esfuerzos en la lucha contra la violencia machista. Y que debe ser ir más allá de la violencia contra la mujer en el marco de la pareja o expareja, pues también son víctimas de la violencia machista todas las mujeres agredidas en situación de prostitución o que han sufrido la mutilación genital, la trata o aquellas cuyos matrimonios fueron pactados.

Ahora es el momento de cumplir e implementar el mandato del Pacto de Estado en materia de violencia de género y dar cumplimiento a las obligaciones asumidas por España ante distintas instituciones europeas en materia de violencia contra las mujeres. Es el camino que debemos seguir para celebrar un 25 de noviembre sin más sillas vacías.