Última hora: usted existe (todavía)

El cambio climático no existe. La violencia machista no existe. La tierra es plana. Si ha notado usted un aumento continuado de las temperaturas en los últimos años unido a una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos; o si cree usted que existe un problema de violencia sistémica contra las mujeres por el hecho de ser mujeres; o si una vez viajó usted al cono sur y de noche atisbó en el cielo constelaciones nunca vistas en el hemisferio norte... Tengo una mala noticia que darle: nada de eso está ocurriendo. Es todo fruto de su imaginación. Está usted equivocado/a. Es más, si en un arrebato de rebeldía autoconsciente se reafirmara usted en tales cosas, no nos quedaría más remedio que concluir lo evidente: usted tampoco existe. Debe ser usted un bot ruso, o quizá una inteligencia artificial creada en un laboratorio por Bezos, o Zuckerberg o Soros o... Quizá sí existe pero es usted un reptiliano de Ganímedes. El problema con la extrema derecha ya no es que quieran acabar con la democracia, que también. El principal problema es que están acabando de facto con la propia realidad, con la noción de Verdad. Corroen los medios de comunicación. La información veraz, escasa, se propaga por internet de manera global mezclada con cientos de toneladas de falacias, noticias falsas, conspiraciones... Al terminal de cada usuario llega todo junto en un cóctel explosivo que contiene un poquito de Pablo Motos, otro tanto de Ana Rosa y una pizca de Iker Jiménez, todo aderezado con un video sobre los astronautas ancestrales del canal Historia.

Hay quien es capaz de distinguir el grano de la paja pero hay quien no. Desde luego a todos nos la han colado en algún momento. Y así, el virus de la desinformación corre de teléfono móvil a tablet, de informativo de televisión a streaming de twitch.

Si vas a por el pan te pueden okupar la casa. Los conquistadores fueron a América a llevar prosperidad a los nativos. Lo mejor que puedes hacer con tu dinero es invertirlo en criptomonedas. Y cuando seas rico pues te vas a Andorra. Total, los impuestos que pagas ¿dónde van? Al Falcon. Pues eso. ¿Por qué tendrías que pagar impuestos? El dinero donde mejor está es en tu bolsillo. El gobierno no puede obligarte a ponerte una mascarilla, ni a quedarte en casa. El virus no existe. Se cura bebiendo lejía. Y el cáncer con piedras de cuarzo. Eso, el mundo no necesita de agendas 2030 del gobierno global en la sombra, el club Bilderberg o los Illuminati. Podríamos sanar el planeta con piedras de cuarzo, con pastillas de homeopatía o haciendo crossfit. Es una cuestión de voluntad, si lo deseas mucho el Universo te lo da.

No, no me he vuelto loco. Todavía. Pero usted sabe de qué estoy hablando ¿verdad? La extrema derecha actual, eso que llaman trumpismo, no solo está minando la democracia, la convivencia y la información veraz. Esto va mucho más allá, están carcomiendo los pilares básicos sobre los que se asienta la civilización occidental: la Razón, la Ilustración, el método científico, la búsqueda de la Verdad. La Verdad. Nos estamos jugando la Verdad, así, con mayúscula.

Mucha gente que no puede pagar el alquiler temiendo más que le okupen la casa que siendo consciente de que si siguen subiendo los precios los que acabarán de okupas serán ellos. Mucha gente que no podría pagarse un tratamiento médico en un sistema privatizado atacando y abandonando la Sanidad Pública. Mucha gente que depende de la red de bienestar de un Estado fuerte criticando las paguitas que recibe su madre, su hermano o incluso él mismo. Gente que cobra una mierda y no tiene ahorros preocupadísima por el impuesto de sucesiones. Toda esa gente ya no existe. Ya la han hecho desaparecer. Han conseguido desconectarlos de su realidad, de su Verdad de clase media empobrecida de extrarradio, de sus problemas materiales y el origen que los causa. En su lugar han puesto una serie de preocupaciones fictícias, irracionales, una sarta de teorías de la conspiración, de enemigos de paja: el inmigrante, el gay, la feminista. Les han ofrecido un corpus de majaderías y frases de barra de bar y lo han envuelto con un papel de regalo identitario que conecta con nuestro carácter tribal atávico.

Ahora quieren hacernos desaparecer al resto, a los que sabemos que sí, hace calor. A los qué pensamos que matar mujeres está mal. A los que creemos que todo ser humano tiene derechos humanos. A los que creemos en la democracia. A los que confiamos en la ciencia y en las autoridades sanitarias. A los que defendemos que los impuestos son necesarios para redistribuir la riqueza de un país. A los que defendemos que el amor es libre. A los tierra-esferistas. A los que no usamos la patria como arma ni pensamos que el Universo conspira para darnos lo que deseamos. A los que no reducimos la libertad a tomarnos una cerveza. Todavía existimos. Todavía. Nos quieren hacer desaparecer a base de negar todo aquello que nos afecta, que nos duele, que nos define como sociedad. Todo aquello por lo que lucharon otros antes que nosotros, todo aquello que la ciencia, el conocimiento y la historia nos ha brindado como avances. Todavía existimos. Usted. Yo. Todavía. Y nuestro voto todavía vale lo mismo que el suyo.