Verano Azul con la camisa puesta…
A finales del mes de mayo, Luis Lopez Carrasco, director y guionista del fantástico y premiado documental “El año del descubrimiento”, afirmaba en un Tweet que ganaría las próximas elecciones generales quien propusiese una serie de Antonio Mercero. A los pocos días, la cara amable del PP, un hombre vasco que podría pasar por un cayetano barcelonés de padre madrileño: Borja Sémper, descalzo y simulando la costa mediterránea desde las instalaciones del Centro Deportivo Puerta del Hierro de la capital del reino, tan real a una playa como el origen democrático del PP, anunciaba su campaña “Verano Azul”. La verdad es que las condiciones de una campaña que reclama silbar con alegría y convertir este verano en un Verano Azul, en un decorado así, que de entrada simula una falsa playa.... no sé, no parece muy convincente.... a no ser que el PP, un partido que en cuestiones aspiracionales políticas miente poco, acuérdense los más mayores de aquellas proféticas palabras de Eduardo Zaplana antes de ser alcalde de Benidorm gracias a una tránsfuga: “me tengo que hacer rico.” Y claro con este decorado playero de cartón piedra, quieren adelantarnos el tipo de sociedad que se nos viene encima. Aunque también es verdad que han utilizado otras técnicas menos sutiles. Daré un par de datos: en la portada del diario El Mundo antes de las elecciones de 2011, se ve un Rajoy en gabardina delante de una oficina del INEM y abajo el titular: “Cuando gobierne bajara el paro” ... También en plena campaña electoral admitió que iba a “meter la tijera a todo” pero sostuvo que no iba a tocar pensiones, sanidad y educación para no “recortar los derechos de los ciudadanos”. Y que bajarían los impuestos. ¿Les cuento lo que paso, lo recuerdan, o prefieren buscarlo en su periódico favorito?
Volviendo al inicio, es cierto que, los Boomers y la Generación X, a caballo entre la juventud de la posguerra, la Generación Silenciosa y los Millennial, nacidos entre 1980 y 1996, pudimos asistir al estreno otoñal de la serie de Antonio Mercero “Verano Azul”, aquel domingo 11 de octubre de 1981. Luego, la audiencia sufriríamos más de 11 reposiciones en la televisión pública. Se dice que, en 2011, más de un 78% de la población en España habían visto, al menos, un episodio de la serie. Esos niveles de audiencia y lo entrañable de las aventuras de esos personajes es quizás lo que ha llevado al PP a querer vincularse con esa historia. La serie forma parte de la memoria colectiva de nuestro país, una historia estival sin marcas, ni sectarismos, blanca, que estaba ahí, como patrimonio televisivo de ¡ESPAÑA! Pues bien, el PP ya ha tocado ese recuerdo, se la ha apropiado, ha sacado hasta al pequeño Tito (seguro que lo recuerdan el niño rubito, mellado y un poco repelente…) como destacado miembro del PP Nerjeño a liquidar el sanchismo. El Partido Popular es un poco como el Rey Midas de los despojos, todo lo que toca lo corrompe, lo contamina y lo sectariza, rompiendo consensos. No es la primera vez que lo hace. Ya rompió otros en busca del poder. Acuérdense de como termino la ocurrencia de recurrir el Estatuto de Cataluña, por artículos que luego aprobaron sin rubor en el parlamento valenciano; o como han ido abandonando los consensos en política social (pensiones, salario mínimo interprofesional; eutanasia); Recientemente lo están haciendo con las asociaciones de víctimas del terrorismo, han llegado incluso a enfrentarse con la hermana del concejal popular asesinado por ETA, Gregorio Ordóñez. Todo parece valer, para llegar al poder. Han aceptado como animal de compañía, que su subconsciente ultra que cobro vida en un pequeño grupo de vividores, independizados del propio PP, sea su muletilla en numerosas instituciones. Da igual que sea a costa de lo que sea. El fin justifica los medios. Si no les gustan sus principios tienen más…
Existen muchas referencias, en los diecinueve capítulos de Verano Azul a las tribulaciones electorales peperas. Como aquel capítulo del No nos moverán, un canto de resistencia a la injusticia y la arbitrariedad, algo para lo que habrá que prepararse si las encuestas tienen razón; o aquel otro No matéis mi planeta por favor… donde Mercero ya nos adelantaba su preocupación por el medio ambiente, lástima que ese capítulo no lo viese Abascal en ninguna de las once reposiciones; o aquel del Ídolo adolescente, tan falso o tan fake como el discurso de la ultraderecha con la inmigración o las ocupaciones; difícil olvidar aquel capítulo donde el anciano Chanquete muere plácidamente en su libre Dorada, Algo se muere en el alma, todo el país se paralizo y lloro ante un final muy diferente al que se le dio a las personas mayores en las residencias de algunas comunidades autónomas en la crisis de la COVID19… Sinceramente espero que este remake que nos propone el PP, emita su ultimo capitulo la noche del 23J.
Vista la España que nos quieren traer de vuelta PP y Vox, una España que ya no existe, que desapareció, que ha sido superada hace décadas, quizás lo más adecuado hubiese sido que Borja Sémper recrease en la calle Génova de Madrid, aquella angustia y terror que nos provocó a miles de televidentes el traslado en una grúa de Jose Luis López Vázquez en La Cabina. Aquella premiada critica de Mercero a una España franquista donde era imposible poder expresarse con libertad.
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