El protocolo para la prevención y atención de la violencia de género de la Conselleria de Sanidad, en coordinación con los servicios sociales y los cuerpos de seguridad, se consolida como una efectiva herramienta en la lucha para frenar esta lacra así como de apoyo a las víctimas.
Para detectar los posibles casos están, por un lado, los cribados que realizan los profesionales en los centros de atención primaria, en urgencias o en medicina especializada cuando detectan alguna lesión o algún comportamiento que puede estar relacionado con una situación de riesgo, y por otro, los partes de lesiones que solicitan por iniciativa propia las mismas víctimas.
En este sentido, fuentes de Sanidad han informado a elDiario.es de que de enero a agosto se ha preguntado a 32.561 mujeres y han aceptado participar en el cribado 32.282, de las que 1.019 han afirmado estar viviendo una situación de maltrato, lo que supone un ligero descenso con respecto al mismo periodo del pasado año (75 casos menos).
En la Comuntat Valenciana durante este año, se detecta un incremento en la realización de un total de 4.446 partes de lesiones mediante informes médicos, de los cuales 469 provienen del cribado y 3.977 se realizaron accediendo de forma directa al informe médico de presunta violencia de género. Esto supone un incremento del 31% con respecto al año anterior cuando se realizaron un total de 3.371 informes médicos por presunta violencia machista, de los cuales 365 provinieron del cribado y 3.006 se realizaron accediendo de forma directa al informe médico de presunta violencia de género.
Además, según las mismas, fuentes, atendiendo a la tipología de la violencia detectada se han registrado durante este año 541 casos de violencia física, 962 casos de violencia psicológica y 155 casos de violencia sexual y en el año anterior se detectaron 518 casos de violencia física, 1.034 casos de violencia psicológica y 138 casos de violencia sexual.
En todos los casos la formación del personal de salud pública y su implicación resulta clave en la detección de la violencia contra las mujeres, que en las consultas puede manifestarse con síntomas físicos visibles, en una exploración ginecológica o a través del comportamiento de las pacientes o de sus parejas. El personal puede detectar casos de violencia psicológica, física y sexual, que a menudo se superponen en las víctimas.