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Una pasajera del tren de Bejís: “Estábamos 60 personas y nuestra vida corría peligro en todo momento”

Europa Press

València —

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Una pasajera que viajaba en el tren cuya circulación quedó interrumpida por el incendio de Bejís (Castellón), en un suceso que ha dejado una decena de heridos, seis de ellos hospitalizados y cinco de estos con quemaduras de diversa consideración, ha presentado una denuncia ante lo que considera un delito de lesiones porque asegura que los pasajeros sintieron que sus vidas peligraban.

“Allí estábamos 60 personas y nuestra vida corría peligro en todo momento. Lo que no entendemos es por qué ese tren salió de Valencia cuando el incendio estaba originado desde la noche anterior. Tenían constancia de lo que estaba pasando en todo momento”, asegura la agente, en un relato de esta mujer de 30 años que recogen Las Provincias y El Mundo.

La chica asegura que cuando llevaban unos 40 minutos de trayecto comenzaron a poder ver el incendio, por lo que se dirigió a la maquinista y le preguntó si se podía continuar la marcha. La conductora le dijo que sí, que no había problema y ella dio por hecho que no se pasaba por el foco del fuego.

Sin embargo, al rato, notaron que subía la temperatura del vagón, que empezaba a entrar humo y que tenían las llamas “al lado literalmente”. En ese momento, le pidió a la maquinista que hiciera “algo” y les sacara de allí.

Según su versión, recogida en El Mundo, la maquinista detuvo la marcha e intentó accionar la palanca para volver en sentido contrario y retroceder y, al no poder, salió corriendo hacia la locomotora de atrás. Pero el tren se bloqueó dos veces y la conductora “perdió los papeles por completo” y comenzó a decir que no sabía qué hacer, que el vehículo estaba bloqueado y esperaba órdenes.

La mujer asegura que, por cuestiones profesionales, está acostumbrada a vivir situaciones de estrés, y decidió tomar la iniciativa y tranquilizar al pasaje, entre el que había niños y gente mayor, que estaban gritando y llorando mientras el humo llegaba al vagón.

De acuerdo con su relato, fue la maquinista la que accionó la palanca ante la petición de los viajeros “para poder escapar corriendo, al menos los que teníamos la posibilidad de salir”. En ese momento, salió un grupo de personas, todas jóvenes, que saltaron a las vías y corrieron en dirección contraria al fuego.

En ese intervalo explica que trataba de llamar al 112 pero no había cobertura, y cuando lo consiguió, le preguntaron si estaban avanzando hacia punto seguro. También afirma que habló que con su padre, bombero en Zaragoza, para pedirle que avisara y se movilizaran los medios hacia donde se encontraban.

Tres kilómetros de carrera

Y asegura que pidió a la gente que iba con ella correr hacia unas casas y no rendirse y fueron los vecinos de Ragudo quienes los subieron a vehículos y pusieron a salvo, tras haber corrido unos tres kilómetros.

En este tiempo, cree que la maquinista debió de conseguir accionar la palanca y hacer regresar el tren y cree también que los heridos deben ser personas que se quedaron en el tren. En el relato a Las Provincias detalla que hubo gente que en la carrera hacia lo que resultó ser Ragudo se desmayó y vomitó “pero yo les decía que siguieran corriendo porque, si nos parábamos, moriríamos todos asfixiados”.

“Si nos quedábamos en el tren, tal y como estaba la situación, si no arranca, toda esa gente muere, Vi mi vida pasar por delante de mis ojos. Si no, no salgo corriendo”, concluye.

Sin embargo, según Renfe, todo sucedió cuando el tren detuvo la marcha por la proximidad del fuego y con la intención de regresar a Caudiel, entre el momento de la parada y el retroceso, algunos viajeros, asustados, decidieron dejar el convoy y salieron de sus vagones, tras romper las ventanas, pero volvieron a entrar al sentirse rodeados y con las quemaduras ya por el fuego.

Asimismo, aseguran estas fuentes que la maquinista pidió a los viajeros que no bajaran del tren y se cambió con rapidez a la cabina trasera para hacer el retroceso a Caudiel, lo que evitó más daños personales, ya que los pasajeros que permanecieron en el interior no resultaron heridos.