El exgerente de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) Rafael Arce pidió al presidente de Emarsa que prescindiese de los servicios de Esteban Cuesta y Enrique Arnal, gerente y director financiero de la firma, respectivamente, porque la contabilidad de la misma “era un desastre”.
Arce, gerente de Emshi entre 2005 y 2009, ha declarado como testigo en la decimoquinta sesión del juicio por el saqueo de más de 20 millones de euros de Emarsa, la empresa pública que gestionó la depuradora de Pinedo (València), que dependía de la Emshi.
Su declaración se ha desarrollado en una sala que, al contrario de los primeros días de juicio, con 24 procesados y decenas de abogados, lucía este miércoles un aspecto muy diferente, con sólo un procesado presente (Enrique Crespo, expresidente de Emarsa) y siete letrados de las defensas.
Según ha asegurado Rafael Arce, aunque no era su labor, intervenía en Emarsa para ayudar en determinadas ocasiones con asuntos contables.
“Planteé a -Enrique- Crespo hasta en tres ocasiones la necesidad de sustituir a Cuesta y Arnal. No tenían capacidad para llevar las finanzas de Emarsa, no cumplían con la contabilidad”.
“Emarsa no informaba de nada, pensé en hacer una auditoría interna cuando llegué a la Emshi. Hicimos un plan de trabajo, pedimos balances y otros documentos, pero cuando los reclamé a Enrique Arnal me enviaba datos confusos o incorrectos. La percepción que tuve es que parecía que ellos creían que yo me quería ganar el favor del presidente. Al final decidí que se apañasen solos”, ha explicado.
“Nunca más se supo”
La decisión de auditar Emarsa, ha relatado Rafael Arce, fue acordada con Crespo, quien, al ser informado sobre los problemas con Arnal le dijo que “hablaría con ellos -Cuesta y Arnal-, pero nunca más se supo”.
Cuando Arce advirtió de los problemas económicos derivados del exceso de personal de Emarsa, ha explicado que el gerente, Esteban Cuesta, le decía que “no se podía despedir a nadie”.
“Yo me ofrecí para negociar con él un nuevo convenio, pero se opuso”, y nuevamente decidió abstraerse de lo que sucedía en Emarsa.
“Tenían un presidente, un gerente, un director financiero y un consejo de administración”, no sé si hubiese hecho falta algo más, ha ironizado en su respuesta.
En su declaración, ha insistido en que Emarsa tenía problemas financieros básicamente porque “tenía más gastos de explotación que capacidad de generar recursos”, y eso producía una deuda elevada, sobre todo a corto plazo.
A partir de 2006, según ha asegurado, pidió reiteradamente, sin éxito, que Emarsa dejase de tener capacidad de endeudamiento.
Arce ha asegurado que llegó incluso a advertir a los miembros del consejo de administración de que “pertenecer a un consejo no era acudir una vez al mes y ya está, sino que podrían incurrir en responsabilidades”.