La derecha y la extrema derecha han convertido la demagogia fiscal en una de sus principales bazas parlamentarias con la eterna promesa de la bajada de impuestos como principal ariete. En la sesión de control al Gobierno valenciano de este jueves, el PP, Ciudadanos y Vox agitaron el discurso del “infierno fiscal”, un concepto que contraponen al de “paraíso fiscal”, que comenzó a tomar fuerza en la campaña de las elecciones a la Comunidad de Madrid para describir las políticas del PP en la capital.
El candidato a presidir el PP valenciano y presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, rescató el concepto en la presentación de su campaña interna y sus parlamentarios han comenzado a agitarlo en el hemiciclo, como hicieron la recién estrenada portavoz en sustitución de Isabel Bonig, Eva Ortiz, y el diputado Rubén Ibáñez. En la sesión de control, Ibáñez preguntaba al Consell “¿Cuándo va a dejar de exprimir a los valencianos?” y hablaba de “castigo” en forma de subida de impuestos. Según las tesis del PP, que Ciudadanos repite en un afán kamikaze, el Ejecutivo autonómico “asfixia” a impuestos a los ciudadanos con los “aumentos” sucesivos, mientras Madrid es un espacio de libertad que alivia la carga fiscal. Ortiz cuestionaba el proyecto del Gobierno central, que incluye tasas a bebidas azucaradas e impuestos medioambientales, siguiendo las directrices de Bruselas: “Sánchez quiere un infierno fiscal para los ciudadanos”, aseguró.
El conseller de Hacienda, Vicent Soler, desmontó el argumentario del PP recordando que una subida o una bajada de impuestos no significa nada per sé. El último ministro de Hacienda con el PP, recordaba Soler, “dijo que no iba a subir los impuestos y subió 35”. “Una cosa es subir o bajar impuestos, pero no siempre es equilibrado. Siempre ganan unos más que otros”, indicaba, poniendo como ejemplo la política fiscal de Isabel Díaz Ayuso: “Fijémonos en Madrid: una bajada de impuestos va y resulta que significa 4.000 euros para las rentas altas y nada para las medias y bajas”. El titular de Hacienda insiste en que “hay que hablar de reforma fiscal y redistribuir las cargas tributarias”, una redistribución que “siempre ha de estar buscando la progresividad”, como indica la Constitución. “Si no, siempre ganan los mismos: los de arriba”.
Atendiendo a los datos, el infierno fiscal es pura demagogia. En la Comunitat Valenciana solo pagaron el impuesto de patrimonio 22.162 personas en el último año, un 0,9% de los contribuyentes. En total, suman un patrimonio de 67.000 millones de euros. En los últimos presupuestos de la Generalitat Valenciana se acordó rebajar el patrimonio mínimo exento a 500.000 euros -hasta ahora era de 600.000, sin incluir la primera vivienda- y el aumento progresivo de la carga fiscal en los tramos superiores, con una figura para los patrimonios de más de 10 millones de euros. La reducción del mínimo exento prevé incorporar a 2.200 nuevos declarantes, mientras que el incremento del tipo para los que cuentan con una base liquidable superior a los 10,7 millones de euros afectará a poco más de 100 personas en toda la Comunitat Valenciana.
El otro gran impuesto que preocupa a la derecha es el de Sucesiones y Donaciones; el de las herencias en lenguaje coloquial. En 2020, según las cifras de Hacienda, declararon 166.493 herederos; sólo pagaron impuestos 20.627 -entre uno y 5.000 euros- y solo 6.293 personas -el 3,8% de los que tributaron- pagaron una cifra superior a 5.000 euros. Esto es, de nuevo, el 0,9% de los contribuyentes. El 87% de las personas que heredaron algún bien no pagaron ni un euro a la Generalitat Valenciana.