Sánchez premia a Pilar Bernabé, mujer fuerte de la DANA, y la sitúa para la batalla en Igualdad en el PSOE
Pilar Bernabé (Valencia, 1979) es una mujer que da la cara, aunque sepa que eso implica que se la pueden partir. La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana ha sido uno de los rostros más visibles de la DANA, no solo por la movilización de los efectivos, sino porque es quien ha acudido a los municipios afectados en los momentos de máxima tensión. Fue ella quien asistió al centro educativo de Massanassa cuando murió un trabajador y aguantó la indignación de los vecinos, mientras el presidente valenciano se escudaba en el Palau de la Generalitat, y es ella quien asiste a diario al Centro de Emergencias con las botas manchadas de barro, un detalle que choca con la vestimenta impoluta del resto de dirigentes políticos.
Mujer fuerte en el partido en València, fallera y con buenas referencias en el tejido vecinal, con la gestión de la DANA ha salido a relucir su carácter como cabeza política: no ha querido entrar en polémicas estériles y se ha centrado en defender su trabajo y el de los efectivos a su cargo con más trabajo en lugar de palabras. Bernabé ha sido el ariete frente a Carlos Mazón con declaraciones diarias, mostrando las contradicciones de la Generalitat Valenciana y tratando de devolver a la ciudadanía la confianza en el Estado, muy tocada por la descoordinación de las primeras labores tras las inundaciones del pasado 29 de octubre. La representante gubernamental ha sido uno de los rostros más visibles en los municipios, de las pocas dirigentes que se ha atrevido a visitar las zonas afectadas a diario, pese al desconsuelo que campa.
Este sábado vio el esfuerzo recompensado con su nombramiento como secretaria de Igualdad del PSOE, un puesto que equivale a ser la número 4 del partido y la voz en una materia clave para la izquierda, en un momento de pleno debate. Bernabé asume una responsabilidad que hasta ahora le había sido asignada a la ministra Ana Redondo y deberá tratar de pacificar el debate feminista en el PSOE: un sector enfrentado con otro y a su vez con los socios de Gobierno por el reconocimiento de las personas trans y las identidades queer en la lucha feminista.
El asunto, que viene ya de lejos, con el debate de la ley Trans impulsada por Irene Montero (Podemos) en el Ministerio de Igualdad como máximo exponente, ha generado una nueva bronca en el congreso de los socialistas, donde la mayoría ha tumbado una enmienda para incluir la Q y el + (que representan a las llamadas disidencias sexuales) en las siglas del colectivo LGTBI. Hay una parte del partido que se resiste a asumir este discurso y sigue dispuesto a plantar batalla frente a una corriente que le reprocha no integrar los derechos de las personas trans en un contexto de auge de la ultraderecha, hacerles el juego.
En su primer frente, Bernabé ha argumentado que el partido seguirá defendiendo los derechos de las personas con independencia de las siglas que lleven en el ideario, porque así lo llevan en su ADN. “El PSOE es un gran partido que tiene demasiados años de historia de avances, de luchar por los derechos de las personas, de las mujeres y también de los colectivos más vulnerables. Y ese es el espíritu en el que el PSOE se centra, en seguir trabajando por defender los derechos de todas las personas”, ha señalado tras la primera reunión de la Ejecutiva a la que se incorpora. La formación, considera, “tiene debates, porque es el partido que más se parece a la sociedad a la que representa (...) debates, además, pioneros y que ningún partido ha tenido o no tiene por distintos motivos”. “El Partido Socialista va a estar en contra de esa intolerancia y de ese ataque permanente a las mujeres y a sus derechos. Tenemos que tener una Secretaría de Igualdad fuerte porque necesitamos una sociedad feminista para poder hacer frente a esas derechas que quieren quitarnos derechos”, ha recalcado.
Bernabé recordó a Carmen Alborch con su nombramiento: “Tu carácter transformador nos ayudó a situar el feminismo en el lugar que siempre mereció. Gracias a tu generosidad, este legado es patrimonio de las mujeres y del PSOE, ahora nos toca cuidarlo, defenderlo y hacerlo crecer”, escribió al ser nombrada responsable de Igualdad del partido. Alborch fue la primera ministra de Cultura, todo un referente para las socialistas valencianas, que reivindicó en uno de sus últimos discursos, pronunciado en 2018, que “el feminismo debería ser declarado patrimonio de la humanidad”. La alusión a la referente es una declaración de intenciones en aras de la conciliación dentro del partido: nadie discute el papel de Alborch desde los años noventa, una pionera en la lucha por la igualdad desde las instituciones. La nueva secretaria de Igualdad también cita a referentes como María Ibars, Paca Aguirre, María Beneyto, Carmen Conde, Carmelina Sánchez-Cutillas, Concha Alós, Carme Miquel o Juana Inés de la Cruz, homenajeadas en los actos del Día de las Escritoras que ha presidido como representante del Gobierno.
La delegada ha ido haciendo méritos en los últimos años para convertirse en una mujer fuerte en el PSOE. De familia socialista pata negra, -su hermano Antoni Bernabé ya fue delegado del Gobierno con Zapatero-, se afilió a Juventudes Socialistas a los 18 años, cuando estudió Filología Hispánica y Comunicación Audiovisual en la Universitat de València. Trabajó como asesora en las Corts Valencianes y en el grupo municipal en València con Sandra Gómez, entonces vicealcaldesa. En 2019 fue elegida concejala de Empleo y Deportes, hasta que en 2022 sustituyó a Gloria Calero como delegada del Gobierno, poco después de la salida de José Luis Ábalos del Ministerio de Transportes, mediante la negociación entre Sánchez y la federación valenciana encabezada por Ximo Puig. Su ascenso reciente a la Ejecutiva de Sánchez se ve como el preámbulo a la campaña de las municipales en 2027, donde suena como cabeza de cartel para el Ayuntamiento de València. Por el momento, tendrá que librar la batalla de la igualdad, en tensión constante.
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